miércoles, 28 de octubre de 2020

JACINTO NÚÑEZ REGODÓN, DEÁN DE LA CATEDRAL DE PLASENCIA


           El 30/11/2019, el Cabildo de la Catedral de Plasencia eligió a Jacinto Núñez Regodón (Santa Ana, Cáceres, 12/12/1955) deán de la catedral y presidente del Cabildo. Perteneciente a la diócesis placentina como sacerdote desde 1980, era también vicario general de la misma y catedrático de Biblia en la Universidad Pontificia de Salamanca.

            Núñez Regodón fue ordenado sacerdote el 06/09/1980. Es licenciado en Teología por la Universidad Pontificia de Comillas y en Ciencias Bíblicas por el Instituto Bíblico de Roma y doctor en Teología Bíblica (con premio extraordinario) por la Universidad Pontificia de Salamanca. En esta universidad ha sido profesor de Orígenes del Cristianismo y Cartas Apostólicas. Dedicado sobre todo al estudio e investigación de temas paulinos, ha coordinado la obra “Ministerio apostólico y misterio pascual: para una lectura de la segunda carta a los Corintios”. Entre sus artículos cabe destacar “Teología de Pablo: recursos, fuentes y esquemas interpretativos”.

            Fue decano de la Facultad de Filosofía de la Universidad Pontificia de Salamanca (UPSA) y director del Colegio Mayor Santa María, dedicado al alojamiento de sacerdotes que sean alumnos o profesores de la Universidad Pontificia de Salamanca. En el momento de su nombramiento como deán era vicerrector de Relaciones Institucionales y Comunidad Universitaria. Es también miembro de la Comisión Asesora de la Comisión Episcopal para la Doctrina de la Fe, de la Conferencia Episcopal Española, y becario del Centro de Investigadores de la Iglesia Nacional Española de Roma.

            En Plasencia ha sido rector del Seminario Mayor y director del Instituto Superior de Ciencias Religiosas Santa María de Guadalupe de la Provincia Eclesiástica de Mérida-Badajoz. Actualmente es miembro del Consejo Presbiteral, del Colegio de Consultores y canónigo lectoral de la Santa Iglesia Catedral, además de patrono de la Fundación Pablo VI.

            El doctor Núñez Regodón es autor de los siguientes libros: “Conferencias episcopales: orígenes, presente y perspectivas: a los 50 años de la creación de la Conferencia Episcopal Española” (UPSA, 2017); “San Juan de Ávila, maestro de santos: las relaciones entre el clero secular y la vida consagrada” (UPSA, 2015); “De la Torá al Evangelio: homenaje al profesor Félix García” (UPSA, 2014); “El Evangelio en Antioquía: Gál 2, 15-21; entre el incidente antioqueno y la crisis gálata” (UPSA, 2004). Ha dirigido también las siguientes tesis doctorales: “Paul´s use of Νόμοσ as Synecdoche for the Mosaic Covenant” (El uso de Pablo de Nomos como un sinécdoque para el Pacto Mosaico),  de Mathew Leighton (UPSA, 2014); “La revelación de la justicia de Dios: recursos intertextuales  y argumentación teológica en Rom 1, 18-3,20” , de Juan Bautista Alzate Arias (UPSA, 2014); y “Bendecid a los que os persiguen: la tradición de Jesús en Pablo (Rom 12, 1-15, 13), de José Augusto Osorio Cardona (UPSA, 2011). Asimismo, ha sido coordinador de las siguientes obras colectivas: Los lenguajes del papa Francisco” (UPSA, 2015), “Nueva evangelización. Retos y posibilidades: Jornadas de Teología 2011” (UPSA, 2012) y “Ministerio apostólico y misterio pascual: para una lectura pastoral de la segunda carta a los Corintios”.

            Jacinto Núñez Regodón pudo haber sido rector de la Pontificia de Salamanca. Al hacerse pública la noticia de que el obispo de Plasencia, José Luis Retana, le había nombrado vicario general de la diócesis y moderador de la Curia diocesana, nada se dijo de que, en el reciente proceso electoral de elección de rector de la Pontificia, él había conseguido más votos de la comunidad universitaria que la rectora, la profesora Miriam Cortés, para el cargo. “Lo lógico, se decía en “Religión Confidencial”, es que la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal celebrada hace unas semanas hubiera enviado a Roma su nombre para que se le designara rector de la Universidad Pontificia de Salamanca.” Fuentes de la Pontificia, añadía la noticia, confiesan que este nombramiento cayó como un jarro de agua fría “ante la deriva identitaria y económica de la universidad del episcopado español” y se preguntaban “a qué se debía el nombramiento sin haber recibido aún la designación oficial de rector”.

Bibliografía consultada: Fundación Pablo VI, web de la diócesis de Plasencia, de 03/12/2019; Religión Confidencial, de 18/07/2019, y Fundación Dialnet de unirioja.es.

sábado, 24 de octubre de 2020

MARIBEL CARVAJAL GRAZINA, LA NOVELISTA DE LA MÉRIDA ROMANA

 


 

Maribel Carvajal Grazina (Calamonte, 09/06/1970), licenciada en Derecho por la Universidad de Extremadura, es funcionaria de la Junta, aunque reside en Mérida con interés “en compartir el mundo literario con otras vocaciones”. Hasta el momento, ha publicado dos novelas históricas, en las que la ciudad de Mérida adquiere especial relevancia: “La ciudad de los libros prohibidos (Kailas, 2016, 1.000 págs.), retrato de la sociedad romana de Augusta Emerita en los años 68-69 d. C; y “El Imperio de la religión verdadera” (Kailas, 2019), que retrata un momento histórico del año 380, en el que se desvanece el mundo pagano bajo el manto pujante del catolicismo y cuya acción transcurre en Emerita, en estos momentos capital de Hispania. En la actualidad, se halla escribiendo una tercera novela que retrata los avatares de la Mérida visigoda. [1]

                       

                Al referirse a su primera obra, “La ciudad de los libros prohibidos”, la autora escribe en su web: “Imperio Romano, año 68. El gobernador de la provincia lusitana, Marco Salvio Otón, recibe la petición de sumarse al levantamiento contra Nerón que Julio Vindex, gobernador de la Galia Lugdunense y Servio Sulpicio Galba, gobernador hispano de la Tarraconensis, planean contra el tirano. En la magna Roma, sin la existencia de un líder que aglutine voluntades, las espadas pelearán por imponerse. Pero no solo Roma estará en el ojo del huracán. En Hispania, la apacible colonia de Augusta Emerita se verá envuelta en un laberinto de intrigas que pondrán a prueba la fe y el valor de sus habitantes. `La ciudad de los libros prohibidos´ permite a la autora retratar la sociedad romana en la colonia de Augusta Emerita en los años 68-69, donde asistiremos a las carreras en el circo, a las sesiones del Senado, a las procesiones de culto imperial…, conociendo así sus cultos, sus leyes, sus dioses, su ocio, su imagen, su pensamiento… Inolvidables personajes nos guiarán por un laberinto de emociones, personajes que aman, que perdonan, que ambicionan el poder, que odian y envidian, que tienen esperanza y la pierden, que matan… personajes de hoy.” Para construir su novela, la autora se sirvió de diecisiete libros de bibliografía sobre Roma y su tiempo. [2]

                Al presentar su libro en el Ayuntamiento de la ciudad (el 10/03/2016), declaraba que “la novela representa el mundo emeritense en los años 68 y 69 y lo hace con personajes que existieron y por medio de una recreación histórica que ha tenido una amplia labor de investigación. En sus páginas se puede ver cómo era la ciudad en el siglo I en un momento en que el emperador Nerón gobernaba Roma. En la novela se entremezclan los escenarios de Mérida con varias tramas en las que aparecen asesinatos sin resolver o una historia de amor que llegará al corazón del lector.” [3]

                El 31 de mayo de 2019, en el marco de la XXXVIII Feria del Libro de Mérida, Maribel Carvajal presentaba su segunda obra, “La ciudad de los libros prohibidos”. Su autora resume así el acto: “Esa tarde hablamos de los escenarios en los que transcurre la novela, del enfrentamiento que protagonizará el obispo de Augusta Emerita, Idacio, y Prisciliano, hechos que traspasan Hispania y requieren la intervención de los Césares. Hablamos de tesoros, de una muerte extraña, de la guerra entre paganos y cristianos, tras la promulgación del `Edicto de Salónica´. Y, por supuesto, hablamos de la fuerza del amor y de unos personajes envueltos en un periodo de profunda transformación que vivirán gobernados por la incertidumbre, personajes que sufren, traicionan, y deben perdonar y perdonarse para seguir adelante con sus vidas…”

                En su segunda obra, “El Imperio de la religión verdadera”, nos muestra cómo era Augusta Emerita en el siglo IV: los espacios paganos que siguen vigentes, foros municipal y provincial, teatro, anfiteatro y circo conviven con espacios católicos que empiezan a disputarle su hegemonía. Así, el túmulo de la mártir Eulalia recibía la visita de peregrinos de todas las partes del Imperio, tal era la fama de la virgen niña caída en la última persecución de cristianos a principios del siglo IV d. C. [4]

                Sobre su próxima obra en preparación en torno a los avatares de la Mérida visigoda, afirma: “Mérida tiene otro momento muy interesante que me gustaría retratar. No es Imperio romano. Hablamos del siglo IV d. C. cuando el arzobispo Masona de Mérida, como cabeza de la Cristiandad hispana, se enfrenta al todopoderoso rey visigodo Leovigildo que, desde su corte de Toledo, intenta una unificación administrativa, religiosa y política de España. A ver qué me depara la aventura de investigar sobre estos personajes…” [5]

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[1] Vid.: Web de la Asociación de Escritores Extremeños.

 

[2] Vid.: Web de Maribel Carvajal, escritora de novela histórica.

 

[3] Vid.: Web del Ayuntamiento de Mérida, de 10/03/2016.

 

[4] Ob. cit. de la web de la autora.

 

[5] Vid.: Yagüe, David:  Maribel Carvajal: “Acercarme a la historia de Mérida me ha hecho amarla más”, en 20minutos, de 29/07/2019.

 

viernes, 16 de octubre de 2020

INVIDENTES EN EL AULA


 

           Han vuelto a las aulas los escolares de la nueva normalidad, tras seis meses en su hogar. Ya nada es igual: los separan por grupos, juegan en estadios burbuja, llevan en sus mochilas un kit anticovid; les toman la temperatura; les invitan a lavarse las manos con gel; siguen las flechas a derecha e izquierda. Son disciplinados los niños normales en la `nueva normalidad´. Hubiere otros, empero, (127 ciegos y con discapacidad visual grave en Extremadura) que también han vuelto al cole. Son niños iguales a los demás. Solo les falta un sentido de los cinco tradicionales: la vista; pero tienen olfato, gusto, tacto y oído, más desarrollados por su falta de luz.

Van a centros ordinarios para garantizar su plena inclusión en el entorno educativo; pero necesitan una ayuda que les guíe. Maestros itinerantes forman equipos de atención educativa a la discapacidad visual para hacer posible la inclusión. Algunos son también ciegos. Maestros de la ONCE han recibido un curso destinado a reforzar las competencias digitales para el apoyo a la escuela a distancia: el uso de navegadores por internet, el manejo de las plataformas por audio o videoconferencia…

La ONCE no ha descansado durante la pandemia. Nunca lo hiciere desde su fundación. Ha formado equipos multidisciplinares para los pequeños de la familia. No están solos los niños sin luz, con tantas como los otros, pero a falta de guías. Psicólogos, pedagogos, monitores de ocio y tiempo libre, coordinadores de animación sociocultural y promoción deportiva, trabajadores sociales, técnicos de rehabilitación, instructores en tiflotecnología y braille y especialistas en áreas con más dificultad, como Matemáticas, Música, Educación Física, Ciencias, Tecnología…, además de los especialistas de la Administración educativa. La inclusión necesaria, no por razón de género, sino por la discapacidad.

De los 127 invidentes extremeños, 26 son de Educación Infantil; 32 comienzan Educación Primaria; 11 siguen ya en la Secundaria Obligatoria; 6 han llegado al Bachillerato, 12 se preparan en algunos de los ciclos de Formación Profesional, 5 se enfrentan a la Universidad y 35 están inscritos en otro tipo de enseñanzas. [1] Algunos llegarán mañana a ser profesores y solo necesitarán el bastón como guía.

La ONCE, en verdad, realiza una labor social reconocida por todos. Cuando el Gobierno predica el principio de “no dejar atrás a nadie”, la ONCE viene cumpliéndolo desde hace más de 80 años: ni a sus empleados ni a los más débiles que necesitan múltiples guías para aprender a andar por la vida sin el bastón o el perro. Todo por ellos: por sus niños invidentes o con discapacidad visual, los más necesitados de todos. Para ellos, la luz que no hubieren; para andar no solo en el parque, que ya supieren, sino en la vida, con ayuda de otros. La luz de los sin luz que puede dar luz a obras maestras, como nos enseña la historia, en tantos artistas y músicos como fueren.
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[1] Vid.: 127 estudiantes ciegos de Extremadura preparan su vuelta al cole, en El Periódico Extremadura de 10/09/2020.

miércoles, 14 de octubre de 2020

"Carmonita y su entorno arqueológico"


 El doctor en Historia del Arte, José Antonio Rubio Ramos, en colaboración con Óscar de San Macario, acaba de publicar la obra “Carmonita y su entorno arqueológico. Una población de la comarca de Lácara” [1] que, como afirma su alcalde, David Gaspar Corchero, en el prólogo, “servirá para completar el conocimiento de la historia y del patrimonio cultural” de la localidad.

            Carmonita es una población que se nutre culturalmente de las dos provincias extremeñas, al encontrarse en la provincia de Badajoz y ser rayana con Cáceres. Aunque su territorio tiene orígenes remotos, tal y como denota la existencia de monumentos megalíticos, tras la reconquista la zona quedó despoblada, por lo que se encargó a la Orden de Santiago su repoblación. En el siglo XIV hubo un poblamiento discontinuo hasta que, a finales del siglo XV, se consolidó una aldea estable.

            La localidad se sitúa en el poniente de la Vía de la Plata, en una loma de poca elevación dominada al oeste por el cerro de la Gineta, lindando con la provincia de Cáceres, en un paraje agreste cubierto de dehesa, monte bajo y matorral mediterráneo y de encinas y alcornoques. Al sur se extiende una penillanura de unos 400 metros, lugar en el que se halla el núcleo de población. La extensión del término es de 38,89 kilómetros cuadrados y los principales cursos de agua que atraviesan el término son los arroyos Pedregoso y Coto Calderón. Carmonita pertenece a la comarca de Lácara. Las aguas del Guadiana entran mansamente en la comarca procedentes de las presas de Orellana y del Zújar para ser embalsadas de nuevo en la presa de Montijo, a la altura de Esparragalejo. Dos canales (Montijo y Lobón) riegan 24.000 y 14.000 hectáreas, respectivamente. La comarca posee dos zonas bien distintas, como son las zonas de Vegas Bajas del río Guadiana y las zonas de dehesa y bosque mediterráneo. En las vegas del Guadiana aún existen restos de importantes villas romanas, alquerías y visigodas y una red de arterias, canalillos y acequias que se remontan a la ocupación musulmana. La población se dedica esencialmente al sector agropecuario y el municipio tiene una urbanización irregular, con casas de una o dos plantas.  Con una población agrícola y ganadera, conserva en muchos de sus barrios la típica arquitectura con las peculiaridades y materiales propios de la zona.

            Los primeros pobladores de Carmonita se aprovecharon de las condiciones naturales en las orillas de río y riachuelos, como lo prueba la industria lítica hallada, que indica que estos lugares eran utilizados como lugares de caza. Su territorio circundante cuenta con interesantes monumentos megalíticos. No solo el denominado dolmen de Carmonita, sino también el dolmen de Lácara, el dolmen del Portugués y el desaparecido dolmen de Louriana, cercano al monasterio franciscano del mismo nombre. El mejor conservado es el dolmen de Lácara. El Bronce Final supuso el impulso definitivo para estas comunidades, que empiezan a definirse como comunidades estructuradas por influencia de los contactos con gente atlántica y mediterránea. A lo largo del I milenio, los contactos de la Vettonia con Tartessos se intensifican y algunos hallazgos identifican las mercancías con el comercio a través de la Vía de la Plata. La fundación de Emérita Augusta supuso la integración de su amplio territorio en la estructura del Estado romano. La calzada romana Vía de la Plata cruza el término municipal de Casas de Don Antonio de norte a sur, a tan solo 5 kilómetros del término municipal de Carmonita. En el entorno cercano a la localidad se implantan los modelos itálicos con el asentamiento en villae, como principal modelo de ocupación del medio rural, habiéndose localizado material cerámico en superficie y sillares graníticos en yacimiento altoimperiales de Las Torrecillas, La Dehesilla, los Frontones, junto al puerto de las Herrerías, o el regato del Trampal y una posible canalización romana para llevar agua del río Ayuela a Las Torrecillas. En el siglo V, el Imperio Romano entró en una total crisis política, económica y social, que originó su derrumbe y provocó la desaparición de su unidad política y administrativa. En el siglo VI, los visigodos se establecieron en la Península Ibérica. Su presencia en el territorio queda suficientemente atestiguada por el número de basílicas en lugares relativamente cercanos a Carmonita. El territorio fue ocupado por las tropas árabes en el 712. La fundación de Carmonita se atribuye al asentamiento en la zona de musulmanes oriundos de Carmona (Sevilla). En el siglo X se instalan en la zona tribus norteafricanas. En 1237, el maestre Vasco Rodríguez de Cornago le concede a Mérida un segundo Fuero y Carmonita pasa a pertenecer a la Orden de Santiago. A raíz del Fuero de Mérida de 1253 comienzan a llegar pobladores de Galicia y León que van formando núcleos de población y surgen aldeas en el término de Mérida que se van repoblando, como Carmonita, Cordobilla, Aljucén, Montánchez o Lácara. La Guerra de la Independencia contra Francia deja en 1809 en poder de los franceses casi toda la región. Las Cortes de Cádiz marcan un cambio importante al suprimir en 1811 los señoríos y los corregidores y establecer en cada ayuntamiento alcaldes, regidores y procurador síndico elegidos por la población. Carmonita fue una aldea de la vecina población de Cordobilla, siendo de reducida entidad poblacional. Hasta mediados del siglo XIX, la iglesia parroquial era aneja a la parroquia de Cordobilla.

            Las manifestaciones artísticas más notables de Carmonita son: el dolmen de su nombre, a 1 kilómetro de la población, formado por una cámara de tendencia circular, conservándose diez ortostatos, con un diámetro interior de 3,26 metros y un corredor de 4,89, de grandes lajas colocadas longitudinalmente. Un segundo es el dolmen del Prado de Lácara, Monumento Nacional en 1931, además de los dólmenes de la Cueva del Monje y de la Cueva del Moro. Entre los santuarios rurales, los más conocidos son los altares rupestres, o peñas sagradas, en los que se hacía sacrificios de toda índole. Otra obra artística destacada es la basílica de Santa Lucía del Trampal, que debió formar parte del algún monasterio, descubierta en 1980 por los entonces alumnos de la Facultad extremeña de Filosofía y Letras Juan Rosco Madruga y María Luisa Téllez que, junto al catedrático de Historia del Arte, Salvador Andrés Ordax, dieron a conocer el hallazgo en diversas publicaciones. El monumento más importante de la localidad es la iglesia parroquial de Santa María Magdalena, del siglo XVI. En las cercanías de la localidad existieron varias ermitas, algunas ya desaparecidas, como la ermita de San Blas. A 800 metros del casco urbano se encontraba la ermita de los Mártires y entre 2015-2016 se construyó la ermita de San Isidro Labrador en la finca de “El Empastao”. Más alejadas se hallaban la ermita de San Jorge y la ermita de San Ildefonso. Otros lugares de interés son: el Pozo de las Viñas y molinos, la cárcel y pósito y la cruz de término, situada en la carretera a Cordobilla

            Entre las tradiciones populares caben destacar: la tradicional comida del Domingo de Resurrección junto al paraje del dolmen: la romería de San Isidro Labrador, el sábado más cercano al 15 de mayo: la semana cultural y fiestas en honor a Santa María Magdalena; las fiestas en honor del Santísimo Cristo del Perdón, del 13 al 16 de septiembre y Los Tueros (leño grueso o tronco seco), que acarrean los mozos y depositan en la plaza del pueblo. El día 24 de diciembre al anochecer, los queman mientras que cantan y beben a su alrededor quienes han cumplido18 años antes de Nochebuena, tradición que aún perdura.

            La obra concluye con un cuento inspirado en los dólmenes de Carmonita y alrededores, “Los duendes de las piedras gigantes”, de Florentino Escribano, y un epílogo del catedrático de Historia, Juan A. Fernández Requejo.

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[1] Vid.: Ramos Rubio, José Antonio y De San Macario Sánchez, Óscar: Carmonita y su entorno arqueológico. Una población de la comarca de Lácara, Ayuntamiento de Carmonita, Gráficas Diputación de Badajoz, Badajoz, 2020, 190 págs.

 

martes, 6 de octubre de 2020

LA CULTURA DE LA BARRA DEL BAR

         
          Badajoz abre y Cáceres cierra. Los primeros sonríen ante la barra y la terraza abiertas de nuevo y los segundos miran al futuro con pesimismo. Los bares, por lo general, son pequeños, como para acoger a la familia de la calle. Otros ni siquiera tienen terraza. Sin ella y sin barra, no puede haber barra libre. Todo perdido. El camarero está sobre la amplia acera, con apenas tres mesas, solo una ocupada. Mira hacia dentro y no hay nadie. La gente tiene miedo; pero ellos comprenden resignados. No entienden, sin embargo, que se digan que los focos están en otro sitio: los autobuses llenos, las celebraciones familiares, el ocio descontrolado… y ellos serán los paganos de siempre. Ni con los ERTE, muchos presumen que no llegarán a Navidad. Por si acaso, algunos compran ya el número de la Lotería para no quedarse sin ella.

            En España hay más de 100.000 bares. Siempre hubo tabernas; después llegaron las cafeterías, no solo el café de la mañana, sino los de la tarde, con sus partidas de naipes y charlas, donde los clientes hablan entre sí de todo: del tiempo, de las cosechas, de política; ahora de la familia, del virus que nos maltrae. La gente asocia los bares con la amistad y la socialización. En casa convivimos con la familia; en el bar, con los del barrio. El bar es el parlamento de la calle; el ocio de las largas tardes de invierno, entre largas partidas de cartas y dominós de los pueblos; ver junto a otros un partido de fútbol que disputan nuestros equipos predilectos. La barra del bar es para el diálogo; las mesas fueron antes para los escritores. En todo caso, un lugar para celebrar la amistad. Ahora, apenas quedan cafés para los escritores. La música ha dominado el ambiente de los bares: primero, la música enlatada; después, Los 40 principales; luego la música latina; ahora, la música seleccionada por la tele… El ruido no nos permite escuchar al vecino. Si el español habla a voces, mucho más en el bar.

            El hispanista Ian Gibson me hablaba en una entrevista de lo aburridas que eran ciudades en las que vivió (Dublín, Londres), donde, después de todo un día de trabajo, no se podía tomar uno un whisky porque cerraban a los ocho de la tarde-noche… El pasado año decía otra cosa: “Me encanta la democracia de los bares. Sin los bares, España no sería España. Tomas una copa y una tapa y es genial…” Ya con 81 años, “cuando escribo, madrugo tanto que queda excluida la vida nocturna. Recupero el tono al anochecer, pero ya no puedo escribir.”

            Los bares representan un tipo de encuentro, para leer el periódico y ver el fútbol, para jugar a las cartas o el dominó, o conectarse a internet; sirven de lugares de tertulia, inspiración de escritores y pintores o, simplemente, para ir a tomarte algo y estar tranquilo, viendo pasar a la gente, viendo pasar el tiempo… Tierra adentro, la cultura de la barra del bar; en la playa, el chiringuito, para alimentos y bebidas, popularizado por Georgie Dann en su canción de 1988. Los bares que aportan el 3% del PIB y la hostelería, el 7%, de capa caída por el covid-19.

Cultura de barra que Hemingway la asociaba siempre fría y en jarra grande; a Gloria Fuertes le sabía a bálsamo; Gómez de la Serna nadaba en su espuma; y Ava Gardner la mezclaba con whisky cada noche. Cultura de barra, una de las muchas propuestas con las que una marca de cerveza celebró hace cuatro años su 125 aniversario.