lunes, 30 de junio de 2008

LA FLOR QUE NO SE MARCHITÓ EN EL CULO



El 21 de diciembre de 1983, tras el 12-1 a Malta, que nos llevó a la clasificación directa para la Eurocopa de Francia 84, cuya final perdimos por 2-0 contra el equipo anfitrión, capitaneado por Platini, hoy presidente de la UEFA, que ha entregado la Copa al capitán Casillas, el entonces presidente de la Federación Española de Fútbol, Pablo Porta, acuñó una célebre frase: “Miguel Muñoz (el seleccionador) tiene una flor en el culo.”

Porta quería decir que el seleccionador era un entrenador con muy buena suerte. Su frase hizo tanta fortuna que, tras la victoria de España contra Alemania en la semifinal de la Eurocopa de Francia 84 con el célebre gol de Maceda, un periodista recordó la célebre frase de Miguel Muñoz, a lo que el ex jugador y ex entrenador del Real Madrid y de la Selección Nacional le respondió: “Más vale tener una flor en el culo que una... ”, o “más vale tener eso que otra cosa”; pero la flor hay que trabajarla para que no se marchite, porque no puede ser flor de un día, ni de una clasificación, o de pasar solo de cuartos. Ya puestos, la flor tiene que brillar hasta la victoria final.

Tras perder la final contra Francia en el 84, Muñoz dijo que “la flor se ha marchitado, ¡me cago en la madre que la parió!”. Muñoz expresaba así que la Selección había sido abandonada por la fortuna que tanto temía su colega francés, Michel Hidalgo.

Nuestro seleccionador hasta hoy, victorioso tras una larga etapa como jugador y entrenador, el “sabio de Hortaleza” y de España entera en las lides futbolísticas, rechazó en cierta ocasión, a su llegada a Dortmund (Alemania) un ramo de flores de bienvenida que le ofrecían, actitud impropia de su estilo caballeresco: ”Me van a dar a mí un ramo de flores, que no me cabe por el culo ni el pelo de una gamba....”

En la Eurocopa de Naciones 2008, finalizada hoy con éxito para la Selección Nacional, por él sabiamente dirigida, la flor en el culo de Miguel Muñoz no solo se ha marchitado, sino que el ramo de flores que Aragonés rechazó en la ciudad alemana ha brillado con esencia de olores, colores y sabores, un cóctel con el que algunos definen la esencia del sexo practicado con amor hacia la pareja que encarna el propio.

La Selección Española ha podido hoy, y en este Campeonato, derribar hoy otra frase que hizo historia: la de Gary Lineker, el ex jugador de la Selección Alemana, que dijo: “El fútbol es un deporte de once contra once en el que siempre gana Alemania.” Pues no, esta vez, ni otras, ha ganado Alemania. El poder teutón se ha venido abajo ante la sagacidad y capacidad de una táctica demoledora, que ha sabido vencer a las selecciones rusa (en dos ocasiones), turca, griega, italiana (por penalties) y alemana, en el mejor campeonato de su historia, incluidos los mundiales, por juego, táctica, habilidad, trabajo en equipo, juventud, garra y un buen “savoir faire” hasta el final.

No importa ahora que el “sabio de Hortaleza” siga o no; que venga quien quiera la Federación. Lo único que importa es que este espíritu de Viena no se pierda nunca. Solo de esta manera, ni la flor de Muñoz se marchitará jamás en el culo, ni Lineker volverá a decir una frase que no puede ya pasar a la historia, porque no ha hecho historia, y que puede meterse donde le quepa, porque su flor sí se ha marchitado en el Prater vienés.

El 12 de mayo de 1935, la Selección de la República Española jugó en Colonia un partido amistoso, que ganó la Española por 1-2, con goles de Lángara y Conen. Ni al nazismo, ni al franquismo más tarde, le interesó divulgar aquellas imágenes, recientemente recuperadas, aun tratándose de un partido amistoso, por razones obvias.

A qué recordar la trágica historia del Dínamo de Kiev, que ganó al equipo alemán, cuyos jugadores, avergonzados, no pudieron dar una explicación convincente a la jerarquía nazi del porqué de su derrota. Aquellos buenos jugadores ucranios, considerados entonces “sub-humanos”, fueron arrestados por la Gestapo, enviados a un campo de concentración, donde cuatro de ellos murieron a manos de los nazis, otros escaparon y hubieron de esconderse durante algún tiempo.

Ni el fútbol ni la historia son flor de un día; ni la juventud sola puede arrostrar lo que enseña la sabiduría de la experiencia. Solo la conjunción de ambas hacen a un equipo poderoso para lograr el objetivo común de la colectividad, aunque sea en un deporte de once contra once y, desde luego, nunca flor de un día, y menos en el culo.

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