A una semana vista de la presentación de la moción de censura en Moraleja (Cáceres), que desbancará al PP de la alcaldía de la localidad, nadie podría creer lo que viere en el amanecer de esta mañana en la localidad: cómo, con nocturnidad y alevosía, los perdedores han ensuciado las paredes y calles de su municipio con pasquines firmados por el PP con un viejo estilo rancio de estilo “far west” del Oeste americano.
Acusaciones no probadas, descalificaciones hacia el Tribunal Supremo, la Junta Electoral Central y el propio concejal que antes les diera el gobierno, en uso legítimo de su representación que le fuere otorgada; peticiones de dimisión para quienes, en uso de su derecho, solicitaren justicia, que les fuere otorgada, y que ahora se ven “imputados” por “delitos” y condenas inexistentes de quienes se ven perdedores a sabiendas de un deseo que les fuere favorable a sus intereses, pero que aún está por ver; pasquines contra una concejala ilustrada, cuyo único pecado fue corregirle a la alcaldesa que no se decía “Alfhanüi”, sino “Alfanhuí”, nombre más conocido por el título de la novela de Rafael Sánchez Ferlosio, “Industrias y andanzas de Alfanhuí” (1951).
Se han descalificado hoy a sí mismos tanto el secretario general del PP de Extremadura como el secretario general del IPEX al hacerse preguntas que nadie más que los tribunales pueden responderles, que deberían haberse hecho mucho antes, pero no a quienes se las dirigen, que no están para contestarles a ellos, sino a los propios tribunales que nos les han dado la razón en los que les hiere hoy, pero que antes abrazaron con entusiasmo.
Tanto el secretario regional del PSOE, Fernández Vara, como la Ejecutiva Provincial del PSOE, han dicho ya lo que hubieren que decir, al respecto, y no tendrían por qué a preguntas que no deben responder. El secretario general del PP ni sabe leer entre líneas ni descontextualizar una afirmación del secretario general del PSOE, en un contexto determinado, como en el que le respondía ayer a sus demandas, ni el de la Ejecutiva Provincial del PSOE anterior. Ni uno ni otro son tan nescientes como él, ni hubieren la necesidad de protagonismo como él, para estar todo el día haciendo preguntas a las que no tuvieren por qué responder, porque son simples ramalazos de una fiera herida que no hubiere argumentos para defenderse.
Quién le ha dicho a él que dos concejales socialistas están imputados, quién la sentencia que hubieren que cumplir, cuando ni hay imputación alguna ni menos sentencia y la personación en la causa fue aprobada por ellos mismos…, y si él está en su derecho en difundir lo que fuere, más aún el PSOE Provincial de Cáceres, y ni el secretario general ni el provincial del PSOE tienen que darle explicación alguna, porque no la mereciere.
El IPEX, tan locuaz ahora como silencioso durante los últimos años, no puede acusar hoy a su ex concejal David Pérez de transfuguismo, porque, en ningún caso, abandonó su partido para irse a otro, porque no hubiere motivos ilegales y socialmente inconfesables, ni creare un nuevo partido como cobertura de su acción, ni pudiere ser considerado traidor, sino, en todo caso, converso a otra causa, tras las vicisitudes y engaños pasados. ¿Por qué antes fue bueno y ahora es malo? ¿Por qué ahora se “le busca”, como un forajido, y antes fuere un santo? ¿Por qué ahora se ofrece una recompensa de un millón de euros a quien demostrare que las renuncias firmadas en su día fueron falsas?, cuando el Tribunal Supremo ha sentenciado lo que ha sentenciado… y la Junta Electoral Central ha resuelto lo que ha resuelto. Que sigan la causa los tribunales si desean remedo a sus males.
No pretendan dar lecciones de ética política quienes incumplieron sus compromisos y se aliaron con el diablo para obtener el poder, por ejemplo, en Serrejón, cuando fueron los menos votados, o alinearse con el diablo, como en Alcántara, cuando IU se pasó por la piedra el pacto firmado con el PSOE y se alió con ellos para repartirse el poder dos años cada uno durante la legislatura…
La “rosa ensangrentada” que doña Concha entregó el 22 de junio de 2006 al presidente del Gobierno, Rodríguez Zapatero, en homenaje a un ex concejal popular, cuyo asesinato por los terroristas etarras fue llorado por toda España, diciéndole “No es mía: es de Miguel Ángel Blanco”, y que aceptó sin decirle palabra, es porque ni la mereciere como ofrenda ni como respuesta,.. Ahora, que tendrá tiempo, vaya a ofrendarla donde debe y pida explicaciones y acuse donde fuere menester, pero no ensucie las calles de su pueblo como ensució su dignidad de diputada por Cáceres. Y le recuerdo, por último, lo que un día le dijo Ibarra en su pueblo cuando fuere alcaldesa hace dos legislaturas: “Me pidió un millón de pesetas para hacer una fuente e hizo un avispero.” Eso es lo que ha sembrado y esta es su cosecha. ¡Váyase, doña Concha, y deje de ensuciar su pueblo!
Acusaciones no probadas, descalificaciones hacia el Tribunal Supremo, la Junta Electoral Central y el propio concejal que antes les diera el gobierno, en uso legítimo de su representación que le fuere otorgada; peticiones de dimisión para quienes, en uso de su derecho, solicitaren justicia, que les fuere otorgada, y que ahora se ven “imputados” por “delitos” y condenas inexistentes de quienes se ven perdedores a sabiendas de un deseo que les fuere favorable a sus intereses, pero que aún está por ver; pasquines contra una concejala ilustrada, cuyo único pecado fue corregirle a la alcaldesa que no se decía “Alfhanüi”, sino “Alfanhuí”, nombre más conocido por el título de la novela de Rafael Sánchez Ferlosio, “Industrias y andanzas de Alfanhuí” (1951).
Se han descalificado hoy a sí mismos tanto el secretario general del PP de Extremadura como el secretario general del IPEX al hacerse preguntas que nadie más que los tribunales pueden responderles, que deberían haberse hecho mucho antes, pero no a quienes se las dirigen, que no están para contestarles a ellos, sino a los propios tribunales que nos les han dado la razón en los que les hiere hoy, pero que antes abrazaron con entusiasmo.
Tanto el secretario regional del PSOE, Fernández Vara, como la Ejecutiva Provincial del PSOE, han dicho ya lo que hubieren que decir, al respecto, y no tendrían por qué a preguntas que no deben responder. El secretario general del PP ni sabe leer entre líneas ni descontextualizar una afirmación del secretario general del PSOE, en un contexto determinado, como en el que le respondía ayer a sus demandas, ni el de la Ejecutiva Provincial del PSOE anterior. Ni uno ni otro son tan nescientes como él, ni hubieren la necesidad de protagonismo como él, para estar todo el día haciendo preguntas a las que no tuvieren por qué responder, porque son simples ramalazos de una fiera herida que no hubiere argumentos para defenderse.
Quién le ha dicho a él que dos concejales socialistas están imputados, quién la sentencia que hubieren que cumplir, cuando ni hay imputación alguna ni menos sentencia y la personación en la causa fue aprobada por ellos mismos…, y si él está en su derecho en difundir lo que fuere, más aún el PSOE Provincial de Cáceres, y ni el secretario general ni el provincial del PSOE tienen que darle explicación alguna, porque no la mereciere.
El IPEX, tan locuaz ahora como silencioso durante los últimos años, no puede acusar hoy a su ex concejal David Pérez de transfuguismo, porque, en ningún caso, abandonó su partido para irse a otro, porque no hubiere motivos ilegales y socialmente inconfesables, ni creare un nuevo partido como cobertura de su acción, ni pudiere ser considerado traidor, sino, en todo caso, converso a otra causa, tras las vicisitudes y engaños pasados. ¿Por qué antes fue bueno y ahora es malo? ¿Por qué ahora se “le busca”, como un forajido, y antes fuere un santo? ¿Por qué ahora se ofrece una recompensa de un millón de euros a quien demostrare que las renuncias firmadas en su día fueron falsas?, cuando el Tribunal Supremo ha sentenciado lo que ha sentenciado… y la Junta Electoral Central ha resuelto lo que ha resuelto. Que sigan la causa los tribunales si desean remedo a sus males.
No pretendan dar lecciones de ética política quienes incumplieron sus compromisos y se aliaron con el diablo para obtener el poder, por ejemplo, en Serrejón, cuando fueron los menos votados, o alinearse con el diablo, como en Alcántara, cuando IU se pasó por la piedra el pacto firmado con el PSOE y se alió con ellos para repartirse el poder dos años cada uno durante la legislatura…
La “rosa ensangrentada” que doña Concha entregó el 22 de junio de 2006 al presidente del Gobierno, Rodríguez Zapatero, en homenaje a un ex concejal popular, cuyo asesinato por los terroristas etarras fue llorado por toda España, diciéndole “No es mía: es de Miguel Ángel Blanco”, y que aceptó sin decirle palabra, es porque ni la mereciere como ofrenda ni como respuesta,.. Ahora, que tendrá tiempo, vaya a ofrendarla donde debe y pida explicaciones y acuse donde fuere menester, pero no ensucie las calles de su pueblo como ensució su dignidad de diputada por Cáceres. Y le recuerdo, por último, lo que un día le dijo Ibarra en su pueblo cuando fuere alcaldesa hace dos legislaturas: “Me pidió un millón de pesetas para hacer una fuente e hizo un avispero.” Eso es lo que ha sembrado y esta es su cosecha. ¡Váyase, doña Concha, y deje de ensuciar su pueblo!
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