Vísperas de San Miguel y es llegada la hora de Cáceres. Y al Oeste, Cáceres, el otoño condensado de la Edad Media, Patrimonio de la Humanidad. En círculos concéntricos, Mérida, la romanidad aflorada hace un siglo, también patrimonio universal; Trujillo, el balcón de la conquista, aspirante, junto a Plasencia y Monfragüe, el triángulo a la espera; Badajoz, el poder moro; Guadalupe, patrimonio de Extremadura, físico y espiritual, y universal declarado por la UNESCO… Y por qué no mirar ahora hacia el Oeste, cuando toda España y media Europa ya lo hacen.
Prepara Cáceres sus nupcias con Europa: el Palacio de Congresos, el museo de arte contemporáneo, ya abierto; el remozamiento y revitalización del casco intramuros; los festivales de música y teatro; la red de museos de los alrededores… Ha vivido una espera de trabajo e ilusión en la que el premio solo es la esperanza de la capitalidad. Se ha embebido a sí misma con el solo anuncio: “Cáceres 2016”; se ha paseado el lema por todo el mundo; ha recorrido las redes en miles de nombres; ha brillado su nombre en plazas de media Europa con el año esperado; se ha paseado en el corazón de jóvenes y adultos; tal una maceta brilló de colores en los balcones…
Quien tanto ha esperado, y con tanta ilusión y trabajo sobrellevó la espera, no pudiere tener otro premio que el de la candidatura. El 27 y 28 son las fechas de la primera selectividad. Cada uno mira y barre para casa. Son muchos los llamados y pocos los elegidos; pero Extremadura ha sido una desde los empieces del proyecto: todos con Cáceres, capital cultural hoy del Oeste olvidado como una síntesis de lo que significare: puente con Portugal, Hispanoamérica y Europa. En Yuste murió una cierta idea de Europa, ahora renacida. El retiro del Emperador no puede ser eterno en el Oeste y debe aflorar como Emerita Augusta lo hizo hace un siglo. Europa debe mirar al Oeste porque desde aquí se miró, y se mira, a Europa y al mundo entero.
El consejero de Cultura andaluz ha instado a Europa a mirar al Sur y, después, la elegida tendrá todo el apoyo de su Junta, ha dicho. Cáceres lo ha tenido desde el principio de la carrera todavía por finalizar. Aquí dio el ex presidente Ibarra el pistoletazo de salida, asumido por todos, porque Extremadura toda se ha dicho a sí misma: Cáceres, ¿y por qué no? Entre las dieciséis candidatas, ya se ha marcado en el calendario ese año para ella, porque la cultura subsume sus potencialidades todas: el turismo, los paisajes, el arte, la historia, la dehesa, los mares interiores, el paraíso de las aves y de la cocina, una Extremadura diversa y plural, pero una en su sentir. Europa debe mirar ahora al Oeste, y a Cáceres, ¿por qué no? Por Mérida, Badajoz, Guadalupe, Trujillo, Plasencia, Monfragüe…, por el Valle, las Villuercas y la Siberia; porque somos puente entre continentes, porque nada hubimos en el pasado y todo lo esperamos en el futuro, con nuestro trabajo, esfuerzo e ilusión; porque somos Extremadura y estamos en el Oeste, cada vez más cerca de España y del mundo. ¿O alguien de fuera lo dudare sin conocerla?
Prepara Cáceres sus nupcias con Europa: el Palacio de Congresos, el museo de arte contemporáneo, ya abierto; el remozamiento y revitalización del casco intramuros; los festivales de música y teatro; la red de museos de los alrededores… Ha vivido una espera de trabajo e ilusión en la que el premio solo es la esperanza de la capitalidad. Se ha embebido a sí misma con el solo anuncio: “Cáceres 2016”; se ha paseado el lema por todo el mundo; ha recorrido las redes en miles de nombres; ha brillado su nombre en plazas de media Europa con el año esperado; se ha paseado en el corazón de jóvenes y adultos; tal una maceta brilló de colores en los balcones…
Quien tanto ha esperado, y con tanta ilusión y trabajo sobrellevó la espera, no pudiere tener otro premio que el de la candidatura. El 27 y 28 son las fechas de la primera selectividad. Cada uno mira y barre para casa. Son muchos los llamados y pocos los elegidos; pero Extremadura ha sido una desde los empieces del proyecto: todos con Cáceres, capital cultural hoy del Oeste olvidado como una síntesis de lo que significare: puente con Portugal, Hispanoamérica y Europa. En Yuste murió una cierta idea de Europa, ahora renacida. El retiro del Emperador no puede ser eterno en el Oeste y debe aflorar como Emerita Augusta lo hizo hace un siglo. Europa debe mirar al Oeste porque desde aquí se miró, y se mira, a Europa y al mundo entero.
El consejero de Cultura andaluz ha instado a Europa a mirar al Sur y, después, la elegida tendrá todo el apoyo de su Junta, ha dicho. Cáceres lo ha tenido desde el principio de la carrera todavía por finalizar. Aquí dio el ex presidente Ibarra el pistoletazo de salida, asumido por todos, porque Extremadura toda se ha dicho a sí misma: Cáceres, ¿y por qué no? Entre las dieciséis candidatas, ya se ha marcado en el calendario ese año para ella, porque la cultura subsume sus potencialidades todas: el turismo, los paisajes, el arte, la historia, la dehesa, los mares interiores, el paraíso de las aves y de la cocina, una Extremadura diversa y plural, pero una en su sentir. Europa debe mirar ahora al Oeste, y a Cáceres, ¿por qué no? Por Mérida, Badajoz, Guadalupe, Trujillo, Plasencia, Monfragüe…, por el Valle, las Villuercas y la Siberia; porque somos puente entre continentes, porque nada hubimos en el pasado y todo lo esperamos en el futuro, con nuestro trabajo, esfuerzo e ilusión; porque somos Extremadura y estamos en el Oeste, cada vez más cerca de España y del mundo. ¿O alguien de fuera lo dudare sin conocerla?
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