sábado, 12 de marzo de 2011

DURARÁ LO QUE EL MUNDO DURE…

El genio romano dio al mundo obras admirables. Casi nadie podría decir otro tanto. El puente de Alcántara, la mejor obra pública de Extremadura, va camino de cumplir el bimilenario. Según unos historiadores, fue construido entre el 104-106 de nuestra era; según otros, la construcción del puente y el templo se iniciaría en el 74-75 hasta el 85 d. C. En cualquier caso, falta menos de un siglo para que cumpla los dos mil de antigüedad.

Bajando desde el pueblo, como hoy ha vuelto a tornar para solicitar su reconstrucción y su declaración como Patrimonio de la Humanidad, en el frontispicio del templo, llamado hoy de San Julián, leemos los siguientes latines: “Imp. Nerv. Traiano. Caesari Avgvsto. Germanico. Dacido. Sacrvm (Dedicado este templo al emperador Nerva Trajano, César Augusto, Germánico y Dácico.” Algunos autores ponen en duda si Trajano fue el inductor de la construcción del puente o si lo fue su antecesor, Nerva Cesar Augusto, Lo que es cierto es que Trajano era el gobernador del Imperio Romano en el 106 de nuestra era. De ahí que se entienda que la dedicación de la obra se hiciese al emperador vigente.

En el dintel, su constructor principal, Cayo Julio Lacer, ordenó cincelar un aviso y su firma: “Por si los caminantes desean saber por quién y por qué se fabricó este puente gigantesco, y este templo cavado en la misma peña del Tajo, lleno de la majestad de los dioses y del César, en donde el arte queda vencido por su misma materia, sepan, pues, que Lacer, hombre esclarecido en el arte divino de la arquitectura, pontem perpetvi mansvrm in saecula. mundi fecit (hizo este puente que durará mientras dure el mundo.) Lacer, después de acabarlo con admirable magnificencia, hizo igualmente y dedicó este templo a los dioses de Roma y al Cesar, teniéndose por dichoso en ofrecerlo con este doble y sagrado motivo, Cayo Julio Lacer hizo este templo, y su dedicatoria de unión con Curio Lacon, su amigo, de Igitania.”

Tratamos de sentar cátedra con frases no tan lapidarias que se quedan en la nada: te amaré eternamente, hasta que la muerte nos se pare, nunca te olvidaré, hasta el fin del mundo…; pero la fragilidad y debilidad humanas no son tan perdurables como las piedras que puso el Imperio.

El pueblo de Alcántara se ha acercado hoy hasta su puente para pedir su rehabilitación, el fin de la circulación rodada (como ocurre en el de Mérida), la construcción de otro alternativo y su declaración como Patrimonio de la Humanidad, para lo que ya se han recogido 10.000 firmas.

No sabemos si la arrogancia latinesca de Lacer lo fuere hasta el 2106, fecha del bimilenario, o si logrará vencer el paso de un siglo más, si los hombres de hoy fueren tan humildes para reconocer su grandeza y conservarla, Pruebas hay de ello, aunque desde el siglo II hasta el X no se tengan noticias de él. En la primera mitad del siglo X, la obra es citada en la llamada Crónica del moro Rasis. Por las mismas fechas escribe su Crónica del Califa Abdarrahmann III Ann Nāsir Ibn Hayyān de Córdoba, que cita la fábrica: “… donde está el puente de Alcántara, el mejor, más alto y más admirable de al-Andalus…” hasta 1982, en que Fernández Casado escribe “Que nadie construya puentes en España sin haber pasado por el de Alcántara”, porque “es el edificio más duradero creado por la mano del hombre, resistiendo en plena forma el paso del tiempo y los agentes destructores. Pasan los viandantes bajo su Arco Triunfal y las avenidas se peinan en las hileras de sus pilares, y el puente sigue siendo puente de paso sobre el río y puente de enlace entre generaciones sucesivas…”

En 1860 fue restaurado por última vez bajo el reinado de Isabel II, y declarado Monumento Nacional en 1924. ¿Hasta cuándo, Lacer, podremos decir con Ambrosio Morales, en su “Descripción de las ciudades de España”, tras pasar a Portugal, que “edificio tan soberbio y suntuoso, que los que han visto los de Roma, no hallan otra fábrica tan maravillosa”.

Salvemos Alcántara, salvemos nuestro puente, “hasta que el mundo dure” y para que su “arte quede vencido por la materia”, como escribiere su principal constructor.

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