La reciente sentencia pronunciada por el ex presidente del
Gobierno español Felipe González sobre la "perversión del lenguaje" --"que
está llegando a límites increíbles"--, en unas recientes jornadas
celebradas en Bruselas sobre "La reinvención de Europa", trae de
nuevo a debate la transmutación de la lengua, convertida para unos en
eufemismos dulcificadores de las grandes fauces del capitalismo y de la
economía y para otros, en una perversión que nos invita con "mansedumbre
ovina a dejarnos llevar haciendo el sueco", como acertadamente escribiere
un día el profesor Lázaro Carreter.
González
se refería a los espejismos que nos ofrece el lenguaje económico con el que se
nos intenta hacernos ver todo lo contrario de la realidad, para que nuestros
espíritus no se solivianten más por una crisis que nos deja ver el bosque
inanimado por tantas palabras desalineadas entre las recias filas marciales de
otros tiempos. Así, Felipe se refería a la sobredosis de optimismo del Ejecutivo
que "recuerda mucho a los brotes
verdes",
popularizados en su día por la ex vicepresidenta de Zapatero, Elena Salgado; o
a la más reciente del ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, sobre los
sueldos de los españoles: "Los salarios no bajan; moderan su crecimiento",
que el día de la Fiesta Nacional trató de puntualizar Rajoy, al afirmar que
"los salarios están subiendo
moderadamente en los casos en que están sujetos por convenio".
Los
políticos desean transmutarnos (cambiar o convertir una cosa en otra, como en
las noches de luna llena, algunos se transmutan en lobos) y, así, Rajoy nos
habla de "cuán grande será la recuperación"; Elena Salgado ya auguraba en
2009 "los brotes verdes", que solo se ven en el campo; el
ministro de Economía le dijo al comisario europeo del ramo que "mañana
aprobaremos "una reforma laboral extremadamente
agresiva", que
nada hubiere de reforma, sino de recortes y derechos de todo tipo; la ministra
de Trabajo, Fátima Báñez, con su eterna sonrisa, que no se traduce en otra cosa
que en malos augurios, hablaba un día de "movilidad exterior" para referirse a la fuga de cerebros
o "el talento huido por la crisis", o que "la idea de movilidad
lleva aparejado el concepto de intercambio"... Que se lo diga a los 128 jóvenes atrapados en Erfurt (Alemania) en busca de trabajo...
Qué decir,
en fin, del célebre copago farmacéutico, que los políticos consideran una
reordenación de la demanda farmacéutica, un repago que hace menos accesible la
asistencia sanitaria a quienes más lo necesitan; y una rebaja de las pensiones,
según los facultativos; o del copago farmacéutico hospitalario, contra el que
se rebelan las comunidades y defensores del Pueblo, y sobre el que los médicos
alertan de que producirán muertes innecesarias.
El
"tasazo" del ministro de Justicia es conocido como "reforma de
las tasas judiciales", para evitar la excesiva saturación del sistema judicial,
que políticos y abogados consideran "injusta e inconstitucional" (el PSOE la recurrió ante el
Constitucional); la reforma laboral no es otra cosa que la flexibilización de
las condiciones para evitar el despido; pero, a pesar del optimismo de la
ministra Fátima Báñez, el Banco de España le ha dicho que su reforma no frena la destrucción de
empleo... La
eliminación de atención a la dependencia la llaman reforma; la amnistía fiscal
de Montoro, que no obtuvo los resultados esperados, era una regularización; los
efectos colaterales de una guerra, son las muertes de los soldados aliados que
estuvieren en zonas conflictivas para vigilar el cumplimiento del "alto el
fuego" e imponer la paz...
Y como nos
llevan "a contracorriente" del significado de las palabras, los asesores de Monago realizan un montaje en el Complejo Cultural Las Claras de
Plasencia más que ilustrativo de la situación y realidad extremeñas: más crecimiento,
más cultura, más infraestructuras, más solidaridad, más igualdad...; pero,
¿dónde está la realidad de esos anuncios en Extremadura? ¿Será quizás el aplazamiento
"del futuro con sueños" de que nos hablare el entonces jefe de la
oposición en 2010...?
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