El 24 de abril pasado, el presidente extremeño, Monago
Terraza, dijo, dirigiéndose a las comunidades mediterráneas: "Si ellos tienen el arco, yo tengo las
flechas." La
frase la dijo en su intervención durante el Foro de Innovación y Crecimiento España-Israel
celebrado en Cáceres a propósito del cumplimiento del déficit y de su oposición
al déficit a la carta que planteaban algunas comunidades y defendía Montoro, a
las que advirtió que "Extremadura no se quedaría de brazos cruzados"
(Íb.). Monago no solo se presentaba a sí mismo como adalid cumplidor del
déficit y, aunque admitiera que el esfuerzo realizado por los extremeños no
llevara consigo "beneficios" ni "premios", sí serviría para
que a Extremadura se la considerare "solvente y fiable".
El presidente
aludía así a las comunidades de Cataluña, Valencia y Murcia, "que si ellos
tienen el arco --en referencia al `arco mediterráneo´, con el que se las está
denominando--, yo tengo las flechas"; pero, además de ese arco, las
citadas comunidades incumplidoras tuvieron otro `premio´ como otro arco
mayormente reconocido: el Corredor Mediterráneo como infraestructura prioritaria de
la UE, que supondrá una fuerte inversión para apoyar la `red transeuropea´ de
transportes, en detrimento del Eje 16, del que usted acusó al ministro de
Fomento, José Blanco, de "engañar al pueblo extremeño sobre el compromiso
del Gobierno con el Eje 16, el corredor ferroviario central para conectar con Europa a través
del Pirineo central, y que fue descartado de las ayudas de la UE. ¿De qué nos
sirve tener las flechas, señor presidente, si no tenemos ningún arco?
Ahora,
Monago se va a tierras antes de moros para defender que "el sur también
existe" y proponer el modelo extremeño como el "modelo del sur"
para "defender los derechos de 10 millones de personas que conformamos Extremadura y Andalucía", porque "desde el sur
podemos transformar España" (Íb.).
Y, cómo
no, se acuerda de los insolidarios, como su camarada Fabra, presidente
valenciano, por ir contra el principio de solidaridad de las regiones, cuando
se fue solidario con esa comunidad en el momento en que fue Objetivo 1 de la
UE. (Íb.). Y también se acuerda de Sines, como puerto de salida para los
productos extremeños, quizás en respuesta a una pregunta de algún asistente, y
dice igualmente que "fue engañado como un chino" por el señor
ministro, que no fue santo de su devoción, y al que deseó que pasara a formar
parte de la memoria histórica el 20-N de 2011. Lo de Sines, como lo de la Plataforma Logística,
viene de más atrás, y ya peleó Ibarra por ella mucho antes de que usted lo
hiciera, y poco se ha hecho porque no hubieren en sus manos "las flechas
de su haz". E igualmente que usted recrimina a un ministro del Gobierno de
España sus supuestos "engaños", también las tuvo Ibarra con el mismo
ministro del ramo de su gobierno con Aznar, Rafael Arias-Salgado Montalvo
(1996-2000), que le hiciere tantos "feos" a él y a su Extremadura,
que me dijo en una entrevista: "No se atrevería a dar conmigo una rueda de
prensa, porque lo plancho." Ya ve usted: en todos sitios cuecen habas.
Predica
usted en otras tierras de España lo que aquí parece que se nos niega: la
estabilización de las cuentas públicas ha venido a cuenta de muchas cosas;
pero, sobre todo, de los sacrificios de los más débiles; volver al crecimiento
económico y social y a la recuperación de empleo, es un sueño que ojalá
pudiéremos tocar algún día. Sin embargo, lo que vemos es el posible cierre de
la única gran industria regional, que no es solo culpa de la crisis, sino de
ustedes, que primero se posicionaron en contra y después a favor; de pequeñas y
medianas empresas, que son las que dan la casi totalidad del empleo regional;
de la segunda huida de Extremadura de su generación más formada, como antes lo
hicieron sus padres por falta de trabajo.
No
reproche usted, como dijo en su debate de investidura, a la consejera de
Igualdad y Empleo de Vara, a la que llamó de "desigualdad y
desempleo", con una falta de respeto que no mereciere, de un lado, y, de
otra, se arrogue para sí "triunfos", cuyos resultados están por ver,
cuando la cifra de parados no para de crecer. Y no haga un canto a la unidad haciendo un
chiste fácil de las diferencias. Tómese con Susana Díaz en San Telmo el café
que desee y en Córdoba, el que guste, porque lo único importante es lo que usted
mismo ha reconocido: "No podemos mantener 30 años más en Andalucía y
Extremadura el mercado laboral tan precario, tan temporal, tan
vulnerable que hemos construido...", también ustedes, los suyos, que
echaron de su tierra a un millón de extremeños en los sesenta del pasado siglo,
y ahora continúan echando a sus jóvenes. ¿A qué proponer un "modelo para
el sur como punto de partida para España"? Pero, ¿quizás ambas comunidades
hubiéremos sido algo sin la UE? Y afirma que "desde el sur podemos
transformar España"... "Nuestro derecho a ser más que lo que
somos...", está muy bien, pero no tenemos arco para lanzar las flechas que
hubiéremos en nuestro haz, como señalare un día. Mucho piquito, que no fuere
suyo, y pocas nueces para una `sociedad civil´ que, en sus palabras, no
pareciere que usted formare parte de ella, como si no fuere un "cives",
del latín, "ciudadano"... ¿O no lo fuere acaso, y extremeño, en la
capital fundada por Octavio Augusto?
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