jueves, 20 de marzo de 2014

COLUMNAS POR LA DIGNIDAD



            Todo perdido, menos la dignidad. Lo han perdido todo, pero conservan la dignidad, el comportamiento con decoro, el hacerse respetar, la seriedad en la controversia (no perdáis la dignidad cuando os enfrentéis ante las injusticias...). Hasta las rentas de la dignidad perdidas, solo resta el decoro, la dignidad. Las "Marchas de la Dignidad" confluyen el sábado sobre Madrid. Seis columnas como un ejército que avanza sobre la capital: contra el robo de derechos, el empobrecimiento generalizado, el desmantelamiento del estado del bienestar... Todo para los ricos, cada día más ricos; nada para los pobres, cada vez más pobres; salvadores de bancos para ruina de inocentes; recortes a los pobres para engordar a los ricos. Llegan de toda España. Piden lo que se les ha robado: vivienda, empleo, renta básica...
            España hierbe al inicio de una primavera oscurecida el fin de semana en la que solo queda la dignidad. La dignidad es inherente a la persona, merecedora de amor y respeto; pero no es digno, ni hubiere dignidad, quien se resigna a sufrir;  quien no sabe decir "sí" cuando fuere preciso, y no sabe decir "no" cuando es llegado el momento. Tenemos valor porque existimos. La dignidad humana implica su reconocimiento y respeto. Si una persona es despojada de sus derechos básicos, su dignidad es ultrajada, y no puede ejercer su libertad. Sobreviene, entonces, la pobreza.
            La pobreza es una y múltiple. Deviene esta por la falta de recursos para satisfacer necesidades básicas humanas, como la alimentación, vivienda, educación, la asistencia sanitaria, el agua potable... Escasean cada día más los medios para acceder a tales recursos por el desempleo, la carencia de ingresos o la mínima expresión de estos. Los africanos buscan en Europa la dignidad perdida, su paraíso terrenal, porque nada hubieren; pero a quienes están a este lado de la frontera, casi todo les ha sido arrebatado. Llegamos a la exclusión social, a la pobreza energética, del agua, a la carencia de vivienda, de educación, de sanidad, de asistencia social... De la pobreza absoluta de otros tiempos hemos pasado a la pobreza como privación, a la carencia de los recursos que otros poseen. Y, así, caemos en el abismo del umbral de la pobreza, el nivel mínimo al que no llegan para vivir con dignidad. De la pobreza absoluta --cuando no se llega a los estándares mínimos de vida--, a la pobreza relativa, cuando no se alcanza un mínimo de ingresos para satisfacer las necesidades básicas.
            Sin ingresos, sin vivienda, sin energía (pobreza energética), les han despojado de su dignidad. ¿No son dignos, no fueren merecedores de tener el nivel de calidad de vida aceptable de otros...? "La dignidad humana, los derechos inviolables que le son inherentes, el libre desarrollo de la personalidad, el respeto a la ley y los derechos de los demás son fundamento del orden político y de la paz social" (artículo 10.1 de la Constitución Española de 1978). La dignidad humana no admite grados: todos, por el hecho de ser personas, son iguales en dignidad... No hemos perdido la dignidad; nos la secuestran, nos despojan de ella... Por ello, las "Marchas de la Dignidad" hacia Madrid..., seis columnas por la dignidad arrebatada, secuestrada, no perdida.

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