El arte y la historia
han viajado indisolublemente unidos: no hay historia sin arte, ni arte sin
historia. El arte es historia; la historia es arte. El arte es un reflejo de la
historia de los pueblos. No hubiere pueblo sin historia ni arte. La historia
cambia las formas del arte, pero no el fondo del arte. Si en principio, el arte
prehistórico tenía un carácter ritual, pronto devino como arma propagandística
para proclamar la grandeza de faraones y reyes. Las pirámides, los monumentos
funerarios, los palacios y los templos, exaltan a los dioses sucesivos del
poder; el mecenazgo de la Iglesia sobre el arte coadyuva al poder de persuasión
de su propio poder en la tierra y en el cielo. La burguesía proclama su poder
en el arte como una superioridad moral de la clase dominante. Cuando llega la
fotografía --y Deleitosa, en la provincia de Cáceres, fuere testigo de ello-- deviene
el arte por el arte; la fotografía como ilustración de la realidad, no ficticia
o inventada; sino el arte como realidad expresiva. Cada gobernante deja una
obra no solo histórica para el futuro: el arte mismo surgido de su iniciativa.
La pirámide del Louvre, el Arco de la Defensa..., en París; el Coliseo de Roma,
la ciudad maya de Chichén Itzá, el Cristo Redentor de Río, el antiguo poblado
inca de Machu Pichu, el Taj Mahal indio, la Gran Muralla China, la ciudad jordana
del antiguo imperio nabateo de Petra..., las siete maravillas del mundo
moderno, que la fotografía, primero, y el cine después, nos han acercado sin
necesidad de estar "in situ".
El cronista oficial de Trujillo, y colaborador de DEX, José
Antonio Ramos Rubio, doctor en Historia del Arte, ha sacado a la luz en unión
con su colega Óscar de San Macario, una nueva obra titulada "Deleitosa,
Arte e Historia" (Diputación Provincial de Cáceres, 2014), la tercera obra
conjunta en lo que va de año, que aporta un material documental, histórico y
artístico de la villa cacereña, además de recientes hallazgos arqueológicos,
como tumbas excavadas en la roca, el dolmen del corredor y un estudio sobre el
convento de "La Viciosa". Los autores completan la obra con imágenes
de la localidad en una evocación fotográfica del "espíritu de una época y
los ideales de sus protagonistas". En doce capítulos, la obra nos sitúa en
los orígenes y la historia de Deleitosa; nos habla de su rollo, de finales del
siglo XIV, cuando logra el título de villa; nos descubre los orígenes de su
condado; la casa de los duques de Frías, la iglesia dedicada a san Juan
Evangelista, el castillo, el hospital, la ermita de la Virgen de la Breña, el
ya mencionado convento de san Juan de la Viciosa, las celebraciones religiosas,
estampas y fotografías costumbristas y de sus habitantes, uniendo ese nexo
común entre arte e historia.
Deleitosa ha sido conocido hasta esta obra más por la
colección de fotografías que realizara durante el verano de 1951 el fotógrafo
estadounidense Eugene Smith --muchas de las cuales pueden admirarse en el Museo
de Nueva York-- que, con su reportaje en la revista "Life", descubrió
la miseria y pobreza de un pueblo español durante el franquismo, y que no fue
mostrada en España hasta 1999, trabajo que posteriormente continuaron otros
autores.
Hoy, Deleitosa no es noticia por las fotografía de Smith,
sino por el trabajo inédito que aportan, en su arte e historia, un doble
académico correspondiente de la Real de la Historia y de Extremadura, que
ahora, junto al fotógrafo artístico profesional que es Óscar de San Macario,
constituyen un magnífico equipo en la labor del rescate y divulgación del arte
y la historia de los pueblos extremeños, como reconocen en la presentación el
presidente de la Diputación, Laureano León, y en el prólogo, su alcalde, Juan
Pedro Domínguez Sánchez.
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