El Grupo Parlamentario
IU-Verdes-Siex en la Asamblea de Extremadura, compuesto por tres diputados, que
auparon al poder a Monago con su
abstención activa, se encuentra ahora en una encrucijada --panorama de varias
opciones donde no se sabe cuál elegir--,
que les ha llevado a descubrirse en los últimos días algo más de lo que
sabíamos y presumíamos.
El pasado día 7, tras la revelación de los viajes del
presidente Monago a Canarias en su
calidad de senador por la Cámara entre los años 2009 y 2010, el coordinador
general de IU en Extremadura, Pedro
Escobar, ofrecía una rueda de prensa, acompañado por sus otros dos
compañeros, en la que solicitaba al presidente la
devolución del dinero, pero no su dimisión. Sin embargo,
el día 11 pedía "con todas las consecuencias la
dimisión como presidente de la Comunidad, porque no aclaró nada
de sus viajes a Canarias en su etapa como senador, al tiempo que consideraba
"innecesariamente retrasada" su comparecencia en sede parlamentaria,
prevista para el día 27 próximo.
La revelación ha producido no solo nerviosismo, sino
contradicciones entre lo que se dice un día y otro por parte tanto de Monago como de Escobar, como si no supieran qué camino tomar más que la devolución
del dinero --si es que se sabe, finalmente--, como si con ello quedare libre de
culpa de lo que no debió hacer y lo hizo; como si la devolución del dinero
público, utilizado para otros fines, exculpara el presunto delito por aclarar.
Nada espera ninguno de los grupos, entonces, de la
comparecencia del presidente. Los tres en la oposición han solicitado su
dimisión; pero, ante la posibilidad de que no la presente, como ya anunció
desde el primer día, no queda otra opción que la de someterse a una cuestión de
confianza (artículo 28 del Estatuto de Autonomía de Extremadura), que es una
opción del presidente, y que se entendería otorgada cuando votare a favor de la
misma la mayoría simple de la Cámara; pero si la Asamblea se la negara, debería
presentar su dimisión y su titular convocar una sesión plenaria en el plazo de
quince días para la elección del nuevo presidente. Este es el camino más fácil
que ve el PSOE, como ha declarado su portavoz, Valentín García, para saber
si el presidente goza o no de la confianza de la Cámara tras los sucesos
revelados, ante la imposibilidad ya de presentar una nueva moción de censura.
Aunque los tres partidos de la oposición --PSOE, IU y PREX-CREX-- han
solicitado su dimisión, no parece probable, a seis meses de las elecciones, que
Monago opte por esta última opción, que le añadiría un plus de credibilidad
tras su confesión y arrepentimiento. Le falta el perdón; le sobran soberbia y
lágrimas. Necesita, en fin, para limpiar su conciencia la confianza de la
Cámara. No basta con arrepentirse, ni devolver lo que fuere utilizado
indebidamente. Ahora, sí, necesita limpiar su imagen y si no opta por la
dimisión, la cuestión de confianza es el camino, porque la dimisión ya se le
han solicitado todos, incluso los que le auparon al poder. La pelota está ahora
en su propio tejado. Lo que diga el día 27 ya no será noticia porque casi todo
está dicho, aunque nada esté probado. Y el presidente, como la mujer del César,
no solo debe ser honrada, sino, además, parecerlo. En sus manos está resolver la
encrucijada, ya despejada por IU, en la aparición de una ecuación con dos
incógnitas, que resuelve al segundo intento, y por su propio coordinador
nacional, Cayo Lara, quien el día 10
pedía también su
dimisión y la convocatoria de elecciones en Extremadura.
Es decir, que iba mucho más allá que sus propios compañeros de aquí que, con su
continuo lavatorio de manos, como Pilatos, han creído resolver todos los
problemas de la Comunidad, otorgándole el poder en julio de 2011.
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