El 29 de abril de 1995
había escrito en El Periódico Extremadura una breve meditación titulada
"Olvido y perdón" (Vid. "Punto final", Servicio de
Publicaciones de la Diputación Provincial de Badajoz, 2013, pág. 87)). A
primera hora de esa mañana recibía desde Plasencia una llamada de mi reconocido
discípulo Juan Manuel Cañamero, que
me solicitaba permiso para colocar ese articulito como prefacio de su libro
"Cándido, perfil humano y
político de un ex alcalde de Plasencia" (Diseño Gráfico, SL, Plasencia,
enero de 1996), con prólogo de José Luis
Mariño Roco, su antecesor en la alcaldía (1979-1989), que entonces ignorare
que estuviere escribiendo en los pocos ratos libres que le diere su dedicación
profesional.
Cándido Cabrera,
alcalde de Plasencia (1989-1995), falleció anoche víctima de una rápida y cruel
enfermedad en el hospital "Virgen del Puerto" de nuestra amada ciudad,
que tanto nos unió a él como a mí. Le enviaba hace unos días al autor de su
biografía humana, política y profesional, la noticia de su ingreso en el
hospital. Hoy mismo, una de las personas que mejor le conociere gracias a su
obra política y a su libro, da la noticia de su muerte y escribe su primer
obituario en DEX. Me acosté anoche sin conocer la noticia. Tras levantarme, veo
el correo y recibo la noticia de mi ahijada placentina, aunque no fuere la que
esperare. Enseguida, leo noticia y obituario en Digitalextremadura.
Me pregunté en 1995 por qué Cañamero me había solicitado mi artículo como prefacio. Lo supe el
día de la presentación del libro (4 de enero de 1996, en el Ateneo del Complejo
Cultural Santa María). Lo alabó Cándido,
según me dijo. Solo los tres supimos el porqué, quizá porque ese prefacio
revelare alguna vivencia suya reflejada en él. Hablaba del olvido y del perdón,
de la justicia y de la clemencia --"la clemencia es la virtud del justo;
el olvido, el descuido de los desafortunados"--, concluía. Junto a la
dedicatoria del autor, recibía la suya, firmada el 4 de enero de 1996, "con
todo mi afecto y cariño... y por el artículo inicial del libro".
Cómo olvidar a Cándido
tras conocer a todos los alcaldes, desde el último de la transición, Antonio Martín Majadas, con quien
tantas conversaciones hubiere, hasta José
Luis Mariño y José Luis Díaz, a
quienes entrevistare; a Elia María
Blanco, a quien conociere en 1988, hasta el actual, Fernando Pizarro, quien un día, en la inauguración del Centro de
Interpretación de la Mancomunidad de Trasierra-Tierras de Granadilla, me dio una noticia que nunca deseare saber, al
preguntarle por una persona amiga.
Vísperas de un Martes Mayor, estuvimos juntos en un acto
celebrado en el ayuntamiento. "Ya me he retirado de la política", me
decía Cándido; pero seguía
trabajando por Plasencia. Acudí a la cena de su despedida, un 30 de abril de
1995, junto a medio millar de personas que le agradecieron, a él y a su familia,
su mucho amor por Plasencia y lo que por ella hiciere. El 25 de noviembre de
2010 asistía al acto de su nombramiento como hijo adoptivo de la ciudad, que
recibió junto a la directora del Centro de la UNED, Consuelo Boticario, a quien tan bien conociere años atrás, en un
acto celebrado en el teatro Alkázar, donde, el 17 de septiembre de 2005, lo
recibiere yo, junto a unos paisanos exiliados de nuestro pueblo, y que nos
uniere más a los dos con la ciudad adoptiva. En su discurso de agradecimiento
al recibir tal honor, Cándido
recordó uno de sus logros, tras una entrevista con el presidente Ibarra. Dijo algo así, tras la
propuesta que le formulare al presidente, y la respuesta de aquel: "Eres
un cabrón, pero tienes toda la razón." Y aquella obra se hizo. Quizá se
refería a la financiación del Complejo Universitario de la ciudad en el antiguo
Cuartel de la Constancia.
Descansa en paz, Cándido.
Me dejas tu recuerdo de buena persona, mejor gestor y político, además de tu
dedicatoria en el libro que nos une y el amor a nuestra ciudad adoptiva.
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