La bajada de sueldo que
se ha impuesto el Rey Felipe VI --un veinte por ciento inferior al que
tenía su padre-- o, lo que es lo mismo, 58.000 euros, constituye un paso
decisivo más en la transparencia de la Casa Real, que entronca con la situación
de la economía
española y los sacrificios ciudadanos derivados de la
crisis. El Rey se asigna para este año, de acuerdo con los Presupuestos
del Estado para su Casa, que él distribuye libremente, 234.204
euros brutos, en los que se incluyen la dotación personal y los gastos de
representación y, además, sujeta a tributación, una cantidad muy superior a la
que ganan en la pobre Extremadura algunos altos funcionarios, ejecutivos
bancarios (como los de las antiguas cajas extremeñas) y de algunas pocas
empresas privadas, según informaciones publicadas ayer por los diarios El Mundo y El País.
El rey emérito Juan
Carlos pasará a cobrar este año 187.356 euros frente a los 292.752. La
Reina Letizia percibirá una
asignación de 128.808 euros; y la reina Sofía,
105.396. El presupuesto de la Casa y de la Familia Real no llega a los 8
millones de euros, exactamente 7.775.040 euros, muy inferior al de otras casas
reales europeas y jefaturas de Estado. No perciben cantidad alguna la princesa
de Asturias, por ser menor de edad, y la infanta Elena, que ya no forma parte de la Familia Real, deja de percibir
los 25.000 euros del año anterior como gastos de representación.
Resulta significativo y oportuno realizar una comparativa
con lo que perciben otras casas reales y jefes de Estado. El rey de Tailandia
es el monarca más rico de la Tierra, con una fortuna de 22.586 millones de
euros, según la revista Forbes. Al
sultán de Brunei se le calcula una fortuna de 17.240 millones. Le siguen los
soberanos de Dubai, Abu Dhabi y Arabia Saudí. En Europa, al príncipe de
Liechtenstein se le estima una fortuna de 3.300 millones de euros. El ex emir
de Catar, que abdicó el pasado año, tiene 2.000 millones de euros. Al rey de
Marruecos se le calcula una fortuna de 1.500 millones; al príncipe Alberto de
Mónaco, 1.000 millones, y al sultán de Omán, 1.000 millones.
La Casa Real británica tiene un presupuesto de 38,78
millones de euros. Holanda, 38 millones, y el rey percibe 825.000 euros. En
Bélgica, el rey Felipe percibe 11,5 millones. En Dinamarca, el presupuesto es
de 13,2 millones. En Noruega, los reyes reciben 24 millones de euros al año y
los herederos, más de un millón. El presidente de EE UU, Barak Obama, gana
321.322 euros anuales. El presidente francés, François Hollande, percibe
178.000 euros brutos al año. El jefe del Estado alemán, Joachim Gauck, gana
244.000 euros más 78.000 en gastos de representación. El presidente italiano,
Sergio Mattarella, 239.000 euros brutos anuales.
La Casa Real española resulta ser la más barata de Europa
y los jefes de estado, incluso los republicanos, ganan más que los monarcas
españoles. En todo caso, hay banqueros, empresarios y ejecutivos en todos los
países que perciben salarios superiores a los de los jefes de Estado y
monarcas. En España, son varios cientos los que ganan más que el Rey y el
presidente del Gobierno, teóricamente los que asumen la responsabilidad de
llevar sobre sus hombros el peso del Estado.
Tras la abdicación del rey Juan Carlos fueron muchos los
que alzaron sus voces para hacer un referéndum que decidiera la forma de
Estado, establecida en la Constitución, como si en España no hubiere mil problemas
más importantes que resolver que este, u otra forma de Estado distinta de la
actual los resolviere todos de un golpe. En una Monarquía Parlamentaria, en la
que el rey reina, pero no gobierna, no tiene ahora mismo sentido plantearse tal
cuestión, anidada en aquellos que hacen realidad las dos Españas de Machado y
que, al tomar posesión de sus cargos, eluden, al jurar o prometer la
Constitución, que la refrenda, "la lealtad al Rey", en clara alusión
de que no reconocen la propia Carta Magna que prometen, al considerarse
"republicanos", y diciendo cosas que no vienen al caso, y el
presidente de la mesa les da la carta de naturaleza de su condición de
diputados, y tan frescos...
El Rey nos está dando el ejemplo que los políticos se
niegan a dar, incluyendo el de sus salarios, a los que no renuncian. Por algo,
en el barómetro de enero de 2015 del CIS, la Monarquía apenas cuenta como
problema para los españoles, mientras que la imagen del nuevo monarca se ha
disparado en índices de aceptación, tras los nuevos aires traídos por Felipe VI,
en los que "la independencia de la Corona, su neutralidad política y su
vocación integradora ante las diferentes opciones ideológicas, le permiten
contribuir a la estabilidad de nuestro sistema político", como dijere el
Rey en su discurso de proclamación el 19-06-2014. En una encuesta publicada por
eldiario.es tras la abdicación del rey Juan Carlos, el 51.55 de los españoles
se declaraban a favor de la Monarquía
Parlamentaria y a favor de la República, el 36,36 por
ciento.
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