martes, 30 de junio de 2015

VARA, POLÍTICO DE VOCACIÓN

 
           Hay políticos de vocación y otros, de profesión. "La política es el arte de impedir que la gente se meta a lo que sí le importa", decía el escritor y diplomático mexicano Marco Aurelio Almazán (México, 1922; Mérida, Yucatán, 1991). Guillermo Fernández Vara ha sido forense antes que político; es ahora político antes que forense; ahora de vivos, no de muertos. Le ha dado la vuelta a la frase del mejicano Almazán: si no deseamos saber nada de la política, otros vendrán que la harán por nosotros. Por eso, él está en política: porque ha diagnosticado a los vivos de su pueblo y conoce sus necesidades. Superpone ahora la ciencia de la medicina a curar las necesidades de los demás. Mejor estaría en su profesión, en su casa. Eso es lo que diferencia al político de vocación del profesional: el primero mira por el resto; los segundos solo miran para sí. Vara se hace a sí mismo parte de la solución tras asumir el problema. No es, como dijere Woody Allen, "la vocación del político de carrera es hacer de cada solución un problema". Aunque no fuere una ciencia exacta, como señalare Otto von Bismarch, el político diagnostica los problemas para darles solución. Los problemas están ahí: en las personas, en la gente..., que solo ven en la política la posible solución a sus problemas. Y nosotros, defiende Vara, somos parte de la solución al problema. La política como el arte de lo posible; la política, ejercida con pasión, sentido de la responsabilidad y de la distancia, según Weber, como directrices fundamentales de su ejercicio, para que el político no se convierta en un hombre enceguecido por sus ansias de poder, ni tampoco en soñador apasionado que desee llevar a cabo sus ideales sin tener en cuenta la realidad circundante. Vara supo entrar, estar y salir un tiempo para volver después. Torna a la tribuna otra vez como candidato y, como en el poema de Miguel Hernández, "El niño yuntero",
            "Me da su arado en el pecho,
            y su vida en la garganta,
            y sufro viendo el barbecho
            tan grande sobre su planta."
           
 
            
 

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