Una imagen de
Extremadura, verde, como uno de los colores de su bandera; como "el verde
esplendor de Sierra de Gata"; casi "intacta" aún, "verde y
visitable". Lo concreto en lugar de lo abstracto. El "verde esplendor
sin artificios". Un paisaje verde frente al negro del incendio ya
extinguido, cuando la recuperación principia y los daños son evaluados.
Cambio de gobierno, cambio de formato para la víspera.
Dos escenarios distintos para un mismo Día: la Asamblea, representación de la
voluntad popular, acogerá los discursos institucionales: la presidenta de la Cámara, el alcalde de la
capital regional, los portavoces de los grupos parlamentarios, el presidente de
la Junta. Por la noche, el Teatro Romano vuelve a ser el escenario de la
entrega de las Medallas de Extremadura, este año las Medallas de la
solidaridad. Representantes de colectivos ciudadanos harán entrega de ellas y
el presidente, a Cáritas Diocesana y a los Bancos de Alimentos de Cáceres y
Badajoz. Al final sonará el Himno de Extremadura, en su treinta aniversario.
Dice la portavoz que "los ciudadanos son la mejor
representación de esta tierra" y por eso entregan las medallas
representantes de los colectivos. No, no: la representación de esta tierra
reside en la Asamblea, aunque está muy bien el cambio de formato. Por ello, en
el hemiciclo hablan quienes debieren hablar: los elegidos; el Teatro Romano, sí
es para el pueblo, ese que solo tiene la palabra una vez cada cuatro años...
Sencillamente Extremadura, una región sufrida, marginada, saqueada, a la que
unos vienen y otros se van. "Extraordinaria", sí, por sus valores;
incomprendida y desamparada por otros...
Todo cambia y todo pasa; pero, ¿qué hubiéremos de
celebrar el día 8? Ni siquiera hay ya palabras para la reivindicación. En 2011,
el entonces presidente Monago decía
en su primer discurso que, con más de 119.000 extremeños en paro en su cabeza,
firmó su primer decreto: reducir las consejerías de 11 a 7 (ahora son 5), pero
censamos 149.000 parados, una tasa de desempleo de casi el 30 por ciento. Y
añadía: "Más que un día de discursos, es un día de felicidad de los
extremeños ante tantos problemas". ¿Cómo pueden conjugarse felicidad y
paro?
En 2012, el lema del Día fue "Siempre contigo";
en 2013, "Volvemos a ser" ("Volveremos a ser como hace treinta
años", dijo el hoy consejero Santos
Jorna, debido a los recortes de Monago.
(Véase europapress.com, de
05/09/2013). En 2014, "En Extremadura, avanzar ilusiona"
(agilapalanti)..., mientras en la calle los Campamentos Dignidad reivindicaban
"Otra
Extremadura: pan, trabajo y techo" (véase tercerainformación.es, de 03/10/2014).
Muy celebrado fue el tango de 2013: "No tengo sueño. Estoy despierto./ Y
puedo ser lo que quiera ser./ Soy un tango. No tengo límites. Ni doctrinas. No
tengo ideología./ No tengo raza, no tengo sexo, no tengo edad./ Soy un tango./
Y puedo ser lo que quiera ser..." Cánteselo a los 2.000 jóvenes extremeños que se ven obligados
a emigrar
cada año por el subempleo, precariedad, subocupación, fuga
masiva..., según el Consejo de la Juventud de Extremadura. (Véase regiondigital.com, de 28/08/2015). Se
confundió en la letra y el espíritu de la canción: los extremeños no quieren
irse; pero se ven a obligados a marcharse. Volvemos a los tiempos de nuestros
abuelos, "la mejor representación de esta tierra", reencarnada en sus
nietos. Ya lo dijo el presidente Vara
antes de su victoria: "Monago
ha dejado a su suerte a cientos de miles de ciudadanos y solo a unos pocos les
ha ido bien..., pero ahí no está la mayoría." (Véase elpais.com, de 13/05/2015). La mayoría solo puede hablar en las
urnas, y a esperar...; pero no está para más premios Ceres ni para Consejos
Consultivos (haga lo que ha hecho Cifuentes
en Madrid), ni para tanta niña enchufada por el solo hecho de serlo; ni
para que unos señoritos repitan en tres legislaturas tres cargos distintos,
como si fueren la Santísima Trinidad, que lo mismo valen para un roto que para
un descosido... Su "nos
vemos el próximo año en los premios Ceres" (véase hoy.es, de 28/08/2015), ha resultado decepcionante, tras haber escrito
que "el
próximo año no se celebrarán si no es con patrocinadores".
(Véase psoecaceres.com, de
19/06/2015)…
"Sencillamente
Extremadura", verde, blanca y negra, sus tres colores en uno de sus
símbolos. ¡Qué pocos podrán desearse "feliz día"!, porque no hubieren
motivos para ello; tan solo la identidad que les une y la lucha por la vida que
les separa de la clase política, sus representantes electos.
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