Mateo,
Lucas y Juan revelan en sus evangelios que el relato de la negación de Pedro --la piedra sobre la que Cristo edificó su Iglesia-- y el canto
del gallo se cumpliría antes de que el gallo cantase una vez; sin embargo, en
el evangelio de Marcos se afirma que
la profecía se cumpliría antes de que el gallo cantase dos veces. "Esta
noche, antes que el gallo cante, me negarás tres veces." (Mt.: 26:34);
"Yo te aseguro, Pedro, que hoy,
antes que cante el gallo, habrás negado tres veces que me conoces." (Lc.:
22:34); "No cantará el gallo sin que me hayas negado tres veces (Jn.:
13:38). Marcos, empero, asegura:
"Te aseguro que hoy, esta misma noche, antes que cante el gallo por segunda
vez, me habrás negado tres veces." (Mc.: 14:30).
Mientras en nuestra sociedad entendemos que el canto del
gallo es el que se produce al amanecer, tan revelador en el "Romance de la
pena negra", de García Lorca:
"La piquetas de los gallos/ cavan buscando la aurora,/ cuando por el monte
oscuro/ baja Soledad Montoya..."
Pues bien, en su blog eltiempodegracia.blogspot.com,
Marco Antonio nos revela que la
expresión canto del gallo se refería
en aquellos tiempos a un periodo de tiempo específico de la noche, porque los
romanos dividían la noche en cuatro vigilias: al anochecer, la medianoche, el
canto del gallo y el amanecer, y el canto del gallo se producía entre la
medianoche y el amanecer. Y apunta que Marcos
señala: "Velad, porque no sabéis cuándo vendrá el señor de la casa; si al
anochecer o a la medianoche, o al canto del gallo, a la mañana" (Mc,:
13:35). Los judíos, señala, notaban el cambio entre una vigilia y otra por el
toque de una trompeta, que los romanos denominaban gallicantum (canto del gallo), que se realizaba dos veces durante
la noche, el primero a medianoche, coincidente con la primera negación de Pedro. Cuando terminaba la tercera
vigilia y comenzaba la cuarta, los romanos cambiaban la guardia de la Fortaleza
Antonia de Jerusalén, haciendo sonar las trompetas del secundum gallicantum, el canto principal, al que los judíos
consideraban el canto del gallo, por
lo que, según el relato de Marcos,
la segunda y tercera negación de Pedro
tuvieron lugar poco antes de las tres de la madrugada. No hay, pues,
contradicción entre los cuatro evangelios, puesto que los tres primeros
evangelistas citados se refieren solo al canto del gallo principal, y Marcos menciona los dos.
El episodio evangélico del canto del gallo y las tres
negaciones del apóstol Pedro vienen
a colación de las reiteradas negaciones del político español del mismo nombre Pedro (Sánchez Pérez-Castejón), a la sazón secretario general del PSOE, quien
va más allá que san Pedro, puesto
que niega hasta lo que ignora: los Presupuestos del Estado, --que los
funcionarios de Hacienda vienen elaborando, mientras él estaba de vacaciones en
Mojácar o en Vera--, ya que, a su juicio, "traerán más recortes" (larazon.es, de 20/08/2016), a los que,
"por coherencia, dirá no". El Pedro político que acusaba al PP y a su
líder, Mariano Rajoy, de falta de
diálogo, rechazó este de dieciocho formas distintas, según un estudio detectado
por un diario madrileño (véase abc.es,
de 03/02/2016): "El no es no al PP y a Rajoy (23/12/2015); "En contra de Rajoy o de cualquier candidato del PP" (28/12/2015);
"Entre el PSOE y el PP nunca habrá nada" (05/01/2016); "No a la
gran coalición que propone el PP" (23/12/2015); "No estamos
dispuestos a investir a Mariano Rajoy,
tampoco al Partido Popular" (23/12/2015); "Decir no al PP es nuestra
responsabilidad" (11/01/2016); "Vamos a votar no a Rajoy y al Partido Popular, porque la gran
coalición es un fraude a la sociedad española" (12/01/2016); "Lo
puedo decir más alto, no más claro: no vamos a apoyar a Rajoy ni al PP a la investidura" (13/01/2016); "Le digo a
Rajoy que no es no"
(18/01/2016); "Ni al PP ni a Rajoy,
a ninguna de los dos votará el PSOE en la investidura" (22/01/2016);
"Rajoy es parte del problema y
no de la solución política de España: no vamos a apoyar al PP"
(27/01/2016); "¿Qué parte del no, no entiende Rajoy" (29/01/2016); "Le digo a Rajoy que abandone toda esperanza" (30/01/2016); "O
investidura o que se vaya a su casa" (30/01/2016); "No vamos a apoyar
a ningún candidato del PP" (09/03/2016)...
¿A quién dice no Pedro
Sánchez? No sólo a Rajoy y al
PP: dice no a los 7,9 millones de españoles que han votado al PP, que logró 137
diputados el 26-J, 14 escaños más que el 20-D; dice no a Ciudadanos que, aunque
bajó de 40 diputados a 32, logró 3,1 millones de votos, y que ha abierto, como
antes con él, el camino del desbloqueo institucional.
Para mantener ese
discurso reiterativo del "no", no hace falta ir como un pedigüeño a
Lisboa y Bruselas, como usted hizo, cuando la mesa del diálogo la tiene en el
Congreso para cuando guste, como hizo con quien ahora llama despectivamente
"las derechas", con quien pactó tras el 20-D, aunque ahora está al
rececho de la primera investidura, tan solo para devolverle la pelota que él no
le devolvió. La diferencia es que él había ganado las elecciones, aunque no
contara con apoyos suficientes, como a usted tampoco se los dieron. La
diferencia es que usted lo niega todo a sabiendas de lo que se juega en el
envite (su sillón, su futuro y el de los suyos), pero nunca el de España y
prefiere ver machacado al adversario político que le ha ganado por dos veces
antes que los intereses del país. Sea usted un pelín patriota y haga caso a Felipe González: "Hay que dejar
formar gobierno y eso lleva a la abstención, incluso si Rajoy no se lo merece" (elespañol.com,
de 31/07/2016). Haga usted después la labor para lo que ha sido llamado: la
oposición, porque, si por activa o pasiva, permite unas terceras elecciones,
usted será parte del problema, y no de la solución que siempre rehusó por
motivos personales y partidistas. Y sus barones, a los que ahora manda callar,
serán cómplices de un ridículo nacional jamás visto en una democracia moderna. No
serán, entonces, líderes de nada, ni alcanzarán la estatura de hombres de
Estado. Y aunque sea Navidad, qué les importa a ustedes si cobran sin
trabajar... para comerse el turrón que otros no pueden. Nunca un gallo cantó
tantas veces ni jamás un político negó otras tantas veces a su país por no escuchar
su canto...
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