Qué caminante por la
Ruta de la Plata no conociere Casas de Don Antonio, población cercana a Cáceres,
a mitad de camino entre Mérida y aquella, en el borde meridional de esta
provincia. Sede de una de las mansio
(lugar donde pasar la noche durante un viaje, una parada oficial en una calzada
romana, mantenida por el Imperio para el uso de oficiales y hombres de negocios
que, a lo largo del tiempo, fueron adaptadas para acomodar a gente de toda
condición, incluso al emperador) más importantes de la época romana, en plena
Vía de la Plata.
Un nuevo libro ha venido a dar luz sobre este pueblo [1],
a orillas del Ayuela. Prologado por su
alcalde, José Manuel Buitrago Morales,
afirma que la obra compendia la evolución histórica del pueblo desde sus
orígenes hasta la actualidad, pasando por el arte y las costumbres, que llena la ausencia de una amplia
descripción histórico-artística de la población, a la vez que ensalza sus
riquezas.
La obra aborda, en efecto, los precedentes históricos de
las Casas y su entorno inmediato, y bucea en las referencias documentales y
arqueológicas, los repertorios o itinerarios porque según los autores, "la
historia nos ayuda a entender el presente estudiando el pasado", a la vez
que muestran su extrañeza por el hecho de que una población, que cuenta con un
rico patrimonio histórico-artístico, "no haya despertado la atención de
estudiosos e historiadores.
El municipio actual de Casas de Don Antonio, situado en
una llanura ondulada por la que discurre el río Ayuela, fue fundado por la
Orden de Santiago en los cortijos o Casas de un caballero de nombre Antonio, de donde le vino el nombre de
Casas de Don Antonio, hacia 1290, reinando Sancho
IV. Fue aldea de Montánchez y, por privilegio del rey Carlos III, el 24 de septiembre de 1769, se convirtió en villa
"en sí, para sí y sobre sí", con jurisdicción civil y criminal,
título adquirido mediante pago de una determinada cantidad de dinero a la
Corona. A la caída del Antiguo Régimen, la localidad se constituye en municipio
constitucional de la región de Extremadura, que, desde el año 1834, quedó
integrada en el partido judicial de Montánchez.
La época romana ofrece materia abundante sobre la
población y su tierra. Casas se sitúa en la mansión de Ad Sorores y mansión de Iber
ab Emerita Asturicam, situadas en la Vía de la Plata, a 26 millas romanas
de Augusta Emerita. Las vías romanas importantes no se conocen hasta que, en torno
al 217 d. C., se redacta el Itinerario de
Antonino (Itinerarium Provincianum Antonini Augusti), que podríamos
considerar como un libro de carreteras actuales, cuyo origen se remonta a la
época de Antonino, aunque sufrió
cambios en la época de Diocleciano.
En él se indica el número de vías romanas importantes de Hispania, así como los
lugares y mansiones por los que pasaba y
la distancia entre ellas. Una de estas vías es la Vía de la Plata, que uniere
Mérida y Astorga, un camino largo y enlosado, de los que aún se conservan
algunos tramos en la provincia de Cáceres, los mejores desde el Puerto hasta
Baños de Montemayor.
En la época romana, las comunicaciones cobran una nueva
dimensión ya que, sin perder el paso por la zona anterior, existe una
racionalización basada en el control militar y la administración territorial.
La organización de las comunicaciones supuso una red de descansos o mansiones
espaciadas en la distancia, que pudiere recorrerse en un día, que permitían el
avituallamiento o el cambio de animales de tiro. A través de Extremadura
discurre buena parte de lo que fuere la columna vertebral del sistema
hispanorromano de caminos, que no es otro que el eje norte-sur, constituido por
las vías XXIII (Iber ab Ostia Fluminis
Anae Emeritum Usque) y XXIV (Iber ab
Emerita Caesaraugustam) , del Itinerario
Antonino, que unían las desembocaduras del Guadiana con Asturica Augusta a través de Augusta Emerita,
capital de la Lusitania.
Desde la Edad Media se viene denominando Camino de la
Plata al tramo comprendido entre Augusta Emerita y Asturica Augusta. Aunque Ptolomeo no hace mención del
emplazamiento de Ad Sorores, mientras
que sí cita el resto de núcleos urbanos de población, son razones suficientes para certificar que nos
encontramos ante una mansio cuya vida
provenía del camino, como núcleo de servidores de tiros, alojamiento, postas y
vía militar, que podría situarse en la dehesa de Santiago de Bencaliz, y que
las 26 millas que marca el itinerario
vienen a cumplirse en pleno baldío o dehesa, a 1.500 metros al norte de
Casas. La calzada Vía de la Plata cruza el término municipal de Norte a Sur.
Parte de Mérida sobre el puente del Albarregas, pasa por el Puerto de las
Herrerías y frente a Casas está el miliario que indica el número de pasos:
XVIII, siendo la primera mansio Ad
Sorores. Junto al pueblo se localizaría la primera mansio Ad Sorores de la vía XXIV del Itinerario Antonino, a 26 millas de Augusta Emerita y a 20 de
Castra Caecilia. En Santiago de Bencaliz
han salido a la luz los restos de una villa romana (siglos I-IV d. C.),
reutilizada como ermita, que debió verse favorecida en su desarrollo y en la
difusión de sus productos por la vía y su proximidad a la mansio Ad Sorores.
Casas es eso y más: 32 kilómetros cuadrados de extensión
de su término municipal; un paisaje serrano en el que predomina la dehesa; una
vegetación de bosques de encinas y alcornoques; cultivos como el olivo, el
viñedo y los frutales; ganado bovino, porcino, equino y caprino; una amplia
fauna; una urbanización irregular, con casas de una o dos plantas, y una
arquitectura popular esencialmente funcional. Casas dio hijos ilustres como Sebastián Flores Pavón (1703-1777),
obispo de Cuenca; Pedro de Lorenzo
Morales (1917-2000), periodista, escritor, abogado, director de periódicos,
que escribió la memoria de su tierra y los muertos; Miguel Ángel de Prieto (1772),que profesó de misionero en
Filipinas; José María Galán, médico
adjunto al Servicio de Obstetricia y Ginecología del Hospital San Pedro de
Alcántara de Cáceres. Las Casas es también "La Cruz de la Horca", que
memora el privilegio de Carlos III; la iglesia parroquial dedicada a la
Asunción; la ermita del Pilar; y sus tradiciones populares, entre ellas el
próximo Rachoné, una pila de peña que
los quintos colocan en medio de la plaza el día de Nochebuena, a la que prenden
fuego, y cantan durante toda la noche villancicos, finalizada la cena familiar...
Las Casas, Casas de Don Antonio.
[1] Vid.: Ramos Rubio, José Antonio y De San Macario
Sánchez, Óscar: Casas de Don Antonio,
una mansio en la Vía de la Plata, Edit.: Diputación Provincial de Cáceres,
2016, 135 págs.
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