sábado, 31 de diciembre de 2016

SOBRE EL MENSAJE DE FIN DE AÑO DEL PRESIDENTE VARA

 
           El mensaje de fin de año del presidente de la Junta de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, --mensaje de Navidad lo califica la web de la institución, no sé a cuento de qué, cuando el navideño es exclusivo del Rey--, dirigido a todos los extremeños desde la plaza de Almoharín (Cáceres), que también es Extremadura, estaba de más si no fuere para desear un feliz año nuevo, tras el balance triunfal del año realizado el día anterior desde la sede de la Presidencia. Ya el presidente Monago, hoy líder de la oposición regional, calificó ayer el balance como "manifiestamente mejorable" para la comunidad autónoma, que vive una realidad diferente del mundo planteado este jueves por el presidente Vara en su balance anual (véase expansion.com, de 30/12/2016), quien añadía que "no se puede dar el dato y quedarse a la mitad" (Ibíd.).
            Vara, además de apelar a "no dejar de ser reivindicativos y no  resignarnos nunca", nos ofrecía a los ciudadanos deberes extraescolares "por encima de cualquier otra consideración": la batalla por el ferrocarril, contra la precariedad laboral, hacer que el derecho a la vivienda sea una realidad y "la batalla fundamental contra el cambio climático". Lo que ellos no han hecho en años, nos lo pasan a nosotros, como los impuestos...
            No podía faltar en un discurso de Vara su tema estrella: la igualdad de género y la paridad, por ley desde el 1 de julio, de la que se siente muy orgulloso. Usted sigue confundiendo el sexo con el género gramatical, una violencia que no es de género contra la que de verdad lo es. "Mientras haya una sola mujer en el mundo que muera por el hecho de haber nacido mujer, nos quedará mucho tiempo y mucho camino por recorrer." Eso está muy bien dicho; pero es que eso no tiene nada que ver con la igualdad y con la paridad; es, simple y llanamente, violencia machista, asesinato, execrable desde cualquier punto de vista. Y nadie puede rebatirle eso. Lo importante no es tener una mujer mandataria, sino tener a la mujer correcta. "No voto con mi vagina", decía la actriz de Hollywood, Susan Sarandon, al ser consultada sobre la importancia de que una mujer fuere elegida presidenta de los Estados Unidos por primera vez en la historia. "Lo importante es tener a la mujer correcta" (véase infobae.com, de 03/11/2016); pero usted sigue erre que erre con los desdoblamientos lingüísticos, como si con ello quisiere convertirse en el rey de la igualdad. Y no es eso, no es eso. Nítidos y variados ejemplos los tenemos en su discurso desde la primera línea: queridos extremeños y queridas extremeñas...;  nuestros hijos y nuestras hijas, chicos y chicas (sí, si: ya sabemos que "los chicos con las chicas tienen que estar/ las chicas con los chicos han de vivir/ y estando todos juntos deben cantar...", del conjunto Los Bravos, año 1967), ciudadanos y ciudadanas, nuestros viejitos y nuestras viejitas, vecinos y vecinas, alcaldes y alcaldesas, concejales y concejalas... en un desdoblamiento del femenino plural artificioso e innecesario desde el punto de vista lingüístico, cuando la mención explícita solo se justifica si la oposición de sexos es relevante en el contexto. En los sustantivos que designan seres animados, existe la posibilidad del uso genérico del masculino para designar la clase, sin distinción de sexos. Por ejemplo: todos los ciudadanos mayores de edad tienen derecho a voto... No lo digo yo, lo dice la Real Academia (véase rae.es). Como dice usted muy bien en un párrafo, "los extremeños de la diáspora"..., se le olvida decir "las extremeñas", que podrán ver la tele regional en todo el territorio nacional... ¡Qué gran anuncio para los "extremeños y extremeñas" de la segunda Extremadura, que podrán conocer de primera mano todo lo que hace su gobierno para que puedan volver a sus pueblos y pueblas y admirar sus plazas y placitas, como la de Almoharín, tan bella con sus arcos y lucecitas... Ya se ve que a usted le falta un asesor de su lengua oficial...
            Por lo demás, presume usted antes de la obligada felicitación de año nuevo, de lo que no debiere y de lo que los extremeños sí tienen idea: la economía social de mercado, la soledad de los mayores, la solidaridad familiar, el consumo de alcohol de jóvenes y menores como problema; del diálogo y la concertación social; y de la educación como arma "para poder transformar nuestra vida y el mundo", algo que, desgraciadamente, solo pueden permitírselo usted y unos cuantos extremeños más, como antes, y encima les pide que miren hacia adelante con esperanza y "hacia atrás sin ira", con pensiones menguantes y perdiendo poder adquisitivo, y precios en alza. Y no nos dé las gracias, señor presidente. Denos justicia social, "danos siempre nuestro pan", como a las mujeres la igualdad por ley. Populistas para la nada...

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