El patrimonio de los Pizarro como grupo familiar, tanto en
Extremadura como en Indias --cuestión en la que no debemos olvidar la importancia
del matrimonio entre Hernando Pizarro,
hermano del conquistador, y su sobrina, Francisca
Pizarro Yupanqui-- es "la importante aportación" que nos ofrece
la obra "Los Pizarro conquistadores
y su hacienda"[i] recientemente
publicada, según afirma en el prólogo de la misma el presidente del Patronato
de la Fundación Obra Pía de los Pizarro, Hernando
Orellana-Pizarro González, que recopila, además, los inmuebles monumentales
vinculados a la familia, con amplias referencias a su historia, cronología,
arquitectos y canteros.
En la Baja Edad Media nacieron en Trujillo una serie de
héroes que dieron que hablar en Europa: Luis
de Chaves, el Viejo, paladín de
los Reyes Católicos, cuando Trujillo era la capital de Extremadura; Diego García de Paredes, coronel de los
Tercios españoles, el Sansón extremeño; Luis de Alvarado, el Fuerte...; pero será en América donde las proezas de los héroes
trujillanos brillaron con notoriedad. Allí aparecieron los grandes
descubridores y conquistadores, como el hijo del Hércules extremeño de igual nombre, Diego García de Paredes que, a temprana edad, realiza su primer
viaje a Indias y actúa en Nicaragua, pasa
posteriormente a Panamá y más tarde desembarcó en Perú, al lado de Francisco Pizarro; Francisco
de Orellana, que combatió en la batalla contra los almagristas y que
alcanzó fama en el descubrimiento del río Grande de las Amazonas; Pedro Antonio de Hinojosa,
lugarteniente de Hernando Pizarro y
gobernador de Cuzco; religiosos como fray
Gaspar de Carvajal y fray Jerónimo
de Loaysa, primer arzobispo de Lima;
arquitectos prolíficos como Francisco
Becerrra, maestro cantero durante la segunda mitad del siglo XVI, que dejó
en Trujillo obras impresionantes; y, sobre todos ellos, los hermanos Pizarro, por sus proezas, heroicidades,
fortuna y renombre alcanzado en la conquista.
Francisco Pizarro
(Trujillo, 1478; Lima, 1541) se embarcó a las Indias en 1502, en la expedición
organizada por Nicolás de Ovando con
dirección a Santo Domingo. En 1509 explora, a las órdenes de Alonso de Ojeda, las costas de Urabá y
Tierra Firme, donde recibe el mando de teniente general para repoblar la zona.
En 1513 participa con Núñez de Balboa
en el descubrimiento del Mar del Sur y la Isla de las Perlas y más tarde, en la
conquista de Nombre de Dios y de Panamá. En 1524 sale de Panamá hasta llegar a
la isla del Gallo. Allí se produce la escena de la raya en el suelo. Solo trece le siguieron, los "Trece de la Fama". Allí estuvieron
seis meses sin víveres hasta que, en marzo de 1528, llegó el piloto Bartolomé Ruiz con alimentos y ropas,
que les dio ánimos para continuar la expedición hacia el sur. Poco después
llegaron a la isla de Santa Clara y posteriormente al valle de Túmpiz, donde
divisaron un poblado importante al que pusieron el nombre de Nueva Valencia.
Descubrieron Tawantinsuyu, nombre que daban los incas al reino de Perú y regresaron a Panamá. En 1528 vino a la Península
para informar a Carlos I y pidió al
Consejo de Indias su autorización para
la exploración y conquista del Perú. Por las Capitulaciones de Toledo, de 1529,
se le dio facultad para poder continuar con el descubrimiento, conquista y
población del Perú. Y se le otorgaban el nombramiento de capitán general y
gobernador de todos los pueblos que ganase de aquel imperio, con un salario de
725.000 maravedíes por año. En febrero
de 1530 sale del puerto de Sanlúcar de Barrameda, acompañado, entre otros, de
sus tres hermanos de padre: los bastardos Juan
y Gonzalo y el legítimo, Hernando, y el de madre, Francisco Martín González. En los
primeros días de 1531, Pizarro sale
de Panamá rumbo de nuevo al sur, con tres navíos, 180 hombres y 37 caballos con
la intención de llegar a Túmpiz. Arribaron a Coaque y después conquistaron la isla de Puná, donde
había abundancia de oro y plata. Allí conocieron la guerra civil que había
entre los incas, por ser estos del bando de
Atahualpa y enemigos de los indios de Tumbes, partidarios de Huáscar. Funda San Miguel. Antes de ponerse de nuevo
en camino, Pizarro envía a Panamá
los tres navíos con un cargamento de treinta mil pesos de oro y plata para
captar nuevo personal para su causa y, tras permanecer cuatro meses en el lugar, se dirigió a
Cajamarca con el fin de entrevistarse o
apresar a Atahualpa, de cuyas
atrocidades y riquezas ya tenía noticia, y sabedor de que si conseguía dominar
al emperador de los Incas, tendría a su pueblo bajo su dominio. Su encuentro
con Atahualpa ya sabemos cómo
terminó. Pizarro lo hizo prisionero
en su primer encuentro; le confinó en Cajamarca con sus tres esposas y le hizo
aprender a leer y escribir, además de ser informado por él de los lugares en
los que había oro. Atahualpa ofreció
a Pizarro a su hermana favorita en
matrimonio, Quispe Sisia, hija del
emperador inca Huayna Cápac, que el
trujillano hizo bautizar como Inés Huaylas, y que le dio dos hijos:
la primera, a la que llamó como su padre: Francisca
Pizarro Yupanqui, y un segundo,
Gonzalo, que murió muy joven.
Pizarro se
alió con la nobleza de Cuzco, partidaria de Huáscar, lo que le permitió concluir la conquista del Perú. Atahualpa compró a Pizarro su libertad
con 84 toneladas de oro y 164 de plata; pero Pizarro lo mandó ajusticiar por los delitos de sublevación,
poligamia, adoración de falsos ídolos y por haber ordenado ejecutar a Huáscar.
El 18 de enero de 1535 fundó la Ciudad de los Reyes,
después conocida como Lima, y Trujillo, con lo que se inició la colonización de
los territorios conquistados. El 26 de junio de 1541, Pizarro fue asesinado en Lima por los partidarios de Diego de Almagro.
De los cuatro
hermanos Pizarro que intervinieron
en la gesta peruana, Hernando fue el
único superviviente. El conquistador murió asesinado en Lima, como hemos dicho,
en 1541; Juan había fallecido en
1536; Gonzalo perdió poder y vida
tras la batalla de Xaquiahuana. Hernando
contrajo matrimonio en España con su sobrina doña Francisca, hija y heredera universal del marqués don Francisco Pizarro y de la princesa
incaica Inés Yupanqui, hija del emperador Huaynacapa. Al contraer matrimonio, Francisca tenía 17 años y su tío,
51. Ambos quedaron como herederos de la fortuna de los Pizarro y Francisca fue
la única que sobrevivió de la generación de hijos mestizos que tuvieron en Perú
los cuatro hermanos, desde que falleció su hermanastro Francisco en 1557.
Los Pizarro
empezaron a invertir sus caudales en Trujillo desde 1534: ese año Hernando compró la suerte de Valverde,
por 190.000 maravedíes. En años sucesivos formalizaron muchas escrituras, en
especial por Juan Cortés, regidor de Trujillo. En Perú, los Pizarro le entregaron unos 16.000 castellanos de oro para que los
invirtiera en Trujillo o alrededores. Otros delegados participaron en la
gestión de su fortuna. Juan de Herrera recibió 40.000 ducados en una posada
cuzqueña de Gonzalo y Juan Pizarro y que, a su llegada a
Sevilla, los entregó a Juan Cortés,
cumpliendo órdenes. Juan Pizarro,
muerto prematuramente en Cuzco hacia 1536, tuvo tiempo de mandar diversas
partidas a Trujillo. Con el rescate de Atahualpa,
la repartición fue la siguiente:, la parte proporcional del rey, los quintos,
reportaron unos ingresos cuantiosos para la hacienda castellana; la Iglesia, 90
marcos de plata y 2.200 pesos de poro; el gobernador, 2.350 marcos de plata y
5722 pesos de oro; Hernando Pizarro, 1.267 marcos de plata y 31.080 pesos de oro; Hernando de Soto, 724 marcos de plata y
17.740 pesos de oro, y Juan Pizarro,
107 marcos de plata y 7.770 pesos de oro. Pizarro
envió a España a su hermano Hernando
en cuatro navíos que llegaron a Sevilla cargados de 708.580 pesos en oro y
49.008 marcos de plata pertenecientes a la Corona y particulares, los de mayor
valor eran de Pizarro, invirtiendo Hernando en tierras y urbanas locales,
consiguiendo hacerse con un importante patrimonio y una posición dentro de la
aristocracia española. En noviembre de
1598, Francisco Pizarro se dirigió a
la escribanía de Pedro de Prado en Madrid con el fin de redactar el inventario
de los bienes que, en su mayoría, estaban vinculados en el mayorazgo que heredó
de sus padres, fundado en 1578, y para hipotecarlos debía obtener facultad o
autorización. Gracias a esa autorización, podemos contar con los bienes de uno
de los miembros más nobles de Madrid y, por ende de Extremadura, el único
heredero de los Pizarro conquistadores. Poseía fincas y heredades en el término
de Trujillo, Montánchez,, Cáceres, Herguijuela...
[i]
Vid.:
Cillán Cillán, Francisco; Esteban
Ortega, Julio; Ramos Rubio, José Antonio y De San Macario Sánchez, Óscar: Los
Pizarro conquistadores y su hacienda. Edit.: Palacio de los
Barrantes-Cervantes. Depósito legal: BA: 616-2016, 360 págs.