domingo, 29 de octubre de 2017

DE LOS SANTOS PADRES DE MÉRIDA

 
           Bajo este nombre son conocidos los santos Pablo, Fidel y Masona, prelados de Augusta Emerita, actual Mérida, durante los siglos VI y VII, época de esplendor de la sede arzobispal emeritense. Su culto, olvidado durante siglos, fue recuperado por el segundo arzobispo de Mérida-Badajoz de la era contemporánea, Santiago García Aracil (2004-2015) para el santoral propio de la archidiócesis, cuya festividad la fijó el 14 de noviembre.
            La historia la cuenta en latín un diácono llamado Paulo, que escribe Vitas Sanctorum Patrum Emeritensium en el siglo VII. Publicada por Bernabé Moreno de Vargas (Mérida, 1576-1648) en la lengua oficial de la Iglesia en 1633, fue traducida al castellano por Domingo Sánchez Loro (Zorita, Cáceres, abril 1856; Salamanca, 1985) en 1951 (editada por el Departamento Provincial de FET y de las JONSS de Cáceres). Posteriormente la transcribe al latín también el padre E. Flórez: "De vita PP emeritensium" (España Sagrada, Tomo XIII, Oviedo, 1989) [1]
            San Pablo (530-560). Con él comienza la época de oro del episcopado emeritense según la obra Vitae Sanctorum Patrum Emeritensium. De origen griego y médico de profesión, se distinguió por su humildad y mansedumbre. Consagrado obispo, la sede emeritense le proporcionó un periodo de tranquilidad. Ante la enfermedad de una noble matrona, su marido recurrió a él para que impetrara a Dios con sus oraciones por la salud de su esposa. Según cuenta Leonardi en "Diccionario de los santos" [2], puesto que el obispo era cirujano y los médicos la habían desahuciado, solicitó su intervención quirúrgica, ajena a su estado episcopal. No obstante, indicó los cuidados para que los médicos practicaran la cura. Consultó la voluntad del Señor para no caer en pecado. Tras un día completo de oración en la basílica de santa Eulalia, fue a la casa de la enferma, embarazada de un  niño muerto y, con gran maestría, extrajo el feto salvando la vida de la madre, y ordenó que, en adelante, se respetase la abstención carnal. En agradecimiento, los esposos dieron la mitad de sus bienes y dispusieron que, a su muerte, se entregase la otra mitad, Antes de retirarse al cenobio de santa Eulalia, situó como sucesor suyo en la sede a su sobrino Fidel, al que había reconocido como hijo de su hermana tras llegar desde Grecia. Cabacas, en su blog sobre la historia de la Medicina, al referirse a lo que algunos sostienen que la intervención del obispo fue la primera cesárea practicada en España, afirma que, más bien, fue una embriotomía, porque la incisión de la que habla el texto fue una práctica que se realizaba en fetos muertos, ya descrita por Hipócrates en el siglo V a. d. C. y el obispo tenía conocimientos de la medicina oriental por sus orígenes; y porque la mujer vivió y no es lógico que fuera cesárea.[3]
            San Fidel (560-571) Fue un joven mercader oriental que, en su visita a Mérida, conoció circunstancialmente a su tío carnal Paulo. Recibió la tonsura, el diaconado hasta llegar al sacerdocio. Sirvió a su anciano antecesor hasta su muerte. Fue tenido por  hombre de gran santidad, caridad, paciencia y humildad con todos. Dominó las disciplinas eclesiásticas y sagradas letras y fue perseguido insistentemente por sus enemigos. [4]
            San Masona (571-605). De raza goda y noble por su linaje, ingresó en el monasterio anexo a la basílica de santa Eulalia Se distinguió desde joven por sus virtudes cristianas. Fue famoso tanto en la iglesia emeritense como en toda la historia visigoda. Su fama le acarreó envidias humanas, entre ellas la del rey Leovigildo y los obispos arrianos, que le llevaron al destierro. Fundó el "xenodochium"  (hospital de periodo visigodo para enfermos y peregrinos cristianos y judíos, único ejemplo de arquitectura monumental no litúrgica de época visigoda en la Península Ibérica), convirtió a Recaredo, presidió el III Concilio de Toledo que proclamó la conversión de los visigodos al catolicismo e intervino en la conversión de san Hermenegildo. [5] 

       Todos sus cuerpos fueron enterrados en una sola tumba en la basílica de santa Eulalia, junto al de la santa. [6]



[1] Vid: Padre Enrique Florez (Burgos, 1702; Madrid, 1773) https://es.wikipedia.org/wiki/Enrique_Fl%C3%B3rez.
 
[2] Vid.: Leonardi, Claudio y otros: Diccionario de los santos,  edición internacional de san Paolo, Milán, y san Pablo, Madrid, dos volúmenes, 2000; ISBN: 8428522588-9788428522588, 2.266 págs.
 
[3] Vid.: Cabacas, Tomás: Web sobre la historia de la Medicina, en http://tomascabacas.com/primera-cesarea-en-espana-merida/.
 
 
 


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