jueves, 15 de noviembre de 2018

EL GÉNERO SENTIDO

 
           Hubiere nacido chico, pero se sentía chica; naciere chica, pero se sentía chico. La identidad sentida no era la vivida, no fuere el sexo asignado. La transexualidad no era reconocida. Eran mariquitas o marimachos. Apartados de la sociedad, pero aptos para un servicio que no debieren hacer, eran objeto de mofa, burla y escarnio. La homofobia aparecía entonces para los varones sin el género sentido. Hoy todavía perdura en la escuela, incapaz hasta hace poco de lidiar con la diversidad. Más aún para la mujer que comenzó a sentirse hombre. La transexualidad se tapaba en las trojes, con intolerancia y discriminación. Hoy, al fin, se destapa con el reconocimiento de la familia, en la escuela y abriendo cauces para desarrollar su identidad con naturalidad. Los padres caen en la cuenta; los maestros no están formados, aunque la admitan, para tanta diversidad, que ni el curriculo escolar reconoce. La pubertad marca la frontera del género sentido, pero aún no vivido. Si la discriminación persiste, llega el absentismo, la depresión, la hostilidad de quien no se siente reconocido por ser como fuere, sin culpa alguna suya que no fuere sobrevenida por la naturaleza. El DNI no reconocía hasta hace poco la transexualidad. Un problema añadido para el género sentido. Las leyes contra la homofobia reconocen ya los derechos de gays, lesbianas, bisexuales, transgéneros e intersexuales para que puedan vivir con naturalidad el género sentido; como el cambio de sexo para vivir el género asignado, y de nombre, para optar por la identidad sentida. El sexo alude a la clasificación cultural binaria (hombre/mujer) de las personas y seres vivos de acuerdo a criterios genéticos, biológicos, físicos y fisiológicos. Género es definido como "una construcción social (comportamientos, roles, y otros usos) que pueden corresponder a una asignación sexual normativa (varon/mujer) o a otro tipo de construcción social no normativa. La identidad de género es la vivencia interna o individual del género tal y como cada persona la siente, que puede corresponderse o no con el sexo asignado tras su nacimiento. La identidad de sexo no es, pues, la identidad de género, la sentida, pero no vivida...

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