El cardenal Gaspar de Molina y Oviedo (Casa consistorial de Sevilla) |
Gaspar
de Molina y Oviedo (Mérida, 06/01/1679; La Granja de San
Ildefonso, Segovia, 30/08/1744) [1]
fue un religioso y hombre de Estado español, hijo de Gaspar de Molina y María
Clara de Oviedo. Ingresó en la Orden de San Agustín (Ordo Fratrum Sancti
Augustini, OSA) en 1694, profesando al año siguiente en un convento de Badajoz.
Posteriormente fue profesor en el
convento de San Acacio, de los agustinos de Sevilla, donde realizó los estudios
de Filosofía y Teología, institución a la que donó por testamento su biblioteca
en recuerdo de los años allí transcurridos; prior de Cádiz en 1712 y provincial
y asistente de su orden en 1720. De regreso a España fue calificador de la Inquisición.
Nombrado obispo de Cuba en 1730, de Barcelona en 1731 y de Málaga en 1734,
aunque no ejerció en ninguna de estas diócesis por hallarse en Madrid
desempeñando diversos cargos políticos al servicio de Felipe V. A instancias de este, en 1737, fue nombrado cardenal por
el papa Clemente XII en el
consistorio celebrado el 20 de
diciembre de 1737. Presidente del Consejo de Castilla entre diciembre de 1733 y
agosto de 1744 y comisario general de Cruzada en el mismo periodo. Muerto
repentinamente a los 65 años, fue inhumado en el convento de San Felipe el Real
de Madrid.[2]
"Entre enfermar y morir este Eminentísimo medió tan breve espacio que
enfermedad y muerte fueron casi a un tiempo." [3]
Durante su estancia en Roma se ganó la confianza del papa
y participó como teólogo en el Concilio Lateranense de 1724. El 30 de julio de
1726 se le concedieron los privilegios de exgeneral y poco después volvió a
España. Antes de su estancia italiana había alcanzado el grado de maestro en
Teología. A su regreso, Felipe V
comenzó a ocuparlo en gestiones políticas. Fue consagrado obispo en 1731 en el
convento de San Agustín de Sevilla. Por deseo del rey, fue nombrado cardenal
por Clemente XIII. La birreta
cardenalicia le fue impuesta por Felipe V
en la Real Capilla de Aranjuez.
El 03/03/1739, el rey, para honrar y agradecer los
servicios del cardenal Molina,
concedió a su hermano, Juan Antonio de
Molina y Oviedo, el marquesado de Ureña. El 03/09/1741 consagró obispo a su
sobrino fray Gaspar de Molina y Rocha,
hijo del reciente marqués de Ureña, también agustino, que había sido nombrado
para la diócesis de Almería.
En sus honras fúnebres estuvieron presentes los Consejos,
la Grandeza y las altas instancias del Gobierno de la Monarquía en el convento
de San Felipe el Real. El Consejo de Castilla le ofreció otro funeral solemne
en el mismo convento el 21 de noviembre.[4]
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[1] En su biografía del cardenal Gaspar de Molina en el Diccionario de
la Real Academia de la Historia, Vallejo
Penedo sitúa su lugar de fallecimiento en La Granja de San Ildefonso,
mientras que Wikipedia lo hace en Madrid en la fecha indicada.
[2]
Ballesteros, Francisco Antonio: Relación exacta del fallecimiento, entierro,
y sumptuosas honras, que a la perpetua , digna y merecida memoria del
Eminentísimo Señor Cardenal de Molina
y Oviedo, comisario general de la Santa
Cruzada, Gobernador del Consejo y Cardenal de la Santa Iglesia Romana consagró
el Real Consejo de Castilla. Madrid. Imprenta de Antonio Sanz, año de
MDCCXLV.
[3]
Ob. cit.
[4]
Vallejo Penedo, Juan José, OSA:
Diccionario de la Real Academia de la Historia. Diccionario biográfico español.
(http://dbe.rah.es/biografias/19990/gaspar-de-molina-y-oviedo ).
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