viernes, 28 de febrero de 2020

LA IGLESIA PARROQUIAL DE EL SALVADOR DE ALMOHARÍN, UN MONUMENTO EN CONTINUA EVOLUCIÓN


Detalle de la fachada sur de la iglesia,
con la torre a la derecha y
escalinata que salva el desnivel con el espacio contiguo.
El libro "La iglesia parroquial de El Salvador de Almoharín, un monumento en continua evolución", [1] es el fruto de una laboriosa recopilación de datos elaborada a partir de la investigación documental, pero también del conocimiento personal que tiene uno de sus autores de la historia de los últimos setenta años, con el apoyo de la tradición oral, lo que permite abarcar más de un siglo, según señalan los autores en la Introducción de la obra. Ese autor no es otro que el primero de los que firma el libro, que, como señala la alcaldesa en su Presentación, José Fernández Salas, es hijo de la localidad, arquitecto y profesor honorario de la Universidad de A Coruña, quien cuenta los secretos del monumento que tan bien conoce, no solo por la investigación elaborada por el mismo durante muchos años, sino también por haber realizado dos restauraciones importantes, una en la iglesia y otra en la torre, durante la pasada década y que, junto al profesor de Historia del Arte, José Antonio Ramos Rubio, con numerosas investigaciones sobre Extremadura y sus pueblos, nos aporta su valioso estudio del monumento. Para el prologuista y director de la Academia de Extremadura, Francisco Javier Pizarro Gómez, en "los autores se da la concurrencia de que aúnan ambos aspectos, imprescindibles y complementarios: la comprensión de la arquitectura a partir de la construcción y las nuevas herramientas de toma de datos y representación gráfica, que suministran una información inédita que permite acercarse a otros periodos históricos con una mirada nueva".
 
           La iglesia de El Salvador de Almoharín o de la Transfiguración (según denominación original), declarada Monumento Nacional en 1979, o Bien de Interés Cultural, según la nueva terminología, es el edificio más representativo del patrimonio cultural de la localidad y de su identidad colectiva. Está situada en la Plaza Mayor, construida en mampostería granítica y en los contrafuertes, con sillares del mismo material. La torre está exenta y se sitúa al lado oriental de la iglesia. Tiene planta cuadrada, con tres cuerpos y linterna octogonal. En los primeros años del siglo XVI se añadió el primer cuerpo de campanas. En el siglo XVIII se incorporarían los dos últimos, que constituyen unidad arquitectónica; el tercero, que es el campanario actual y el cuarto, como linterna de remate, campanario menor y caja de reverberación. En la fachada sur del tercer cuerpo y, a ambos lados de la ventana, figuran los escudos de la Orden de Santiago, colocados en el siglo XVIII.
            La actual planta es de tipo basilical, compuesta de tres naves y cinco tramos. Exteriormente, existe una galería porticada a doble altura en la fachada principal. Es lo que permanece de un atrio más amplio, que avanzaba hacia la plaza entre cuatro y cinco metros en forma de tribuna con escalinata y trampas. Esta parte, conocida como El Paseo, fue demolida entre los años 36 y 40 del pasado siglo. Los cuatro primeros tramos de la basílica mantienen cierta unidad de trazado, mientras que el quinto presenta un acusado estrechamiento a los pies, debido a la incrustación del baptisterio, que corresponde a otra obra distinta incorporada a mediados del siglo XVI, lo que obligó a su integración, mediante la apertura de un arco diafragma en el muro de los pies de la nave de la Epístola. La actual forma del templo es un cuadrilátero irregular, en el que se inscribe una planta basilical de tres naves. Las alineaciones de la nave del Evangelio son octogonales como contraste a lo que ocurre en la nave de la Epístola, lo que sugiere que así fue concebida la nueva obra en su conjunto y así hubiera sido construida en su totalidad la primitiva iglesia medieval de cruz latina anterior al siglo XVI. Es posible que la obra comenzara por la fachada norte, construyéndose inicialmente esta y el brazo correspondiente al crucero.
            La iglesia de la Transfiguración, actualmente de El Salvador, se debió construir en el siglo XV, o tal vez antes, aunque las primeras noticias de su existencia son de 1498, en una descripción de la misma que hacen los visitadores de la Orden de Santiago y que corroboran algunos elementos arquitectónicos de su cabecera. Los visitadores describen una iglesia de tres naves sobre tres arcos de cantería labrada, en sus visitas entre 1498 y 1503.
            En noviembre de 1501, el campanario de la iglesia debía ser sencillo y de poca altura, según el relato de los visitadores, que ordenan "alzar el campanario un poco porque las campanas están bajas". La orden de elevar el campanario no fue cumplida como se mandó, porque el párroco y los vecinos decidieron, en su lugar, transformar para tal fin la citada torre medieval, situada detrás de la cabecera de la iglesia, calle de por medio. Para ello, añadieron a la misma un nuevo cuerpo y alojaron en él las campanas. Así lo recogen los visitadores en 1503. Y, como consecuencia de sus extralimitaciones, los responsables fueron penalizados a pagar el sobrecoste.
            A mediados del siglo XVI se realizan obras importantes en la iglesia, que transformarán su planta de cruz latina en basilical con tres naves. Es posible que estas obras no hubiesen comenzado antes de 1529, habida cuenta de la crisis de despoblación en la zona a causa de la peste y emigración por diversos motivos, entre 1508 y 1529, durante cuyo periodo Almoharín pasó de tener 220 vecinos en 1498, a 120 en 1515, de modo que no lograría recuperar sus mejores niveles hasta 1529, con 239 vecinos. Las obras del siglo XVI serían el punto de partida de sucesivas ampliaciones y cambios, durante más de dos siglos, que modificarían la imagen de la iglesia, sucesivamente, hasta alcanzar su máximo esplendor hacia finales del XVIII.
            La denominación popular "Los Moros" de la Torre, muy arraigada, forma parte de la tradición oral de Almoharín, aunque no hay constancia fehaciente de que se justifique dicho nombre ni se conozca ningún estudio iconográfico que haya interpretado tan particular representación. 
            El popular Paseo, que prolongaba el actual atrio de la iglesia hasta la plaza, no fue concebido para tal fin. Antes de ser así, el atrio formaba parte del camposanto y, cuando fue demolido, entre los años 30 y 40 del pasado siglo, aparecieron restos humanos allí enterrados. En realidad era la parte residual de dicho camposanto, que fue siendo ocupado por el edificio de la actual iglesia, en la que también se hacían enterramientos. De este modo, las sucesivas ampliaciones del templo fueron limitando la superficie exterior hasta el reducto final que sirvió para el nuevo uso, exhumados los restos allí sepultados. A partir de 1814 se puso en servicio el cementerio viejo en la ermita de los Santos Mártires que estaba en la Vega y, por consiguiente, cesaron las inhumaciones en iglesia y atrio, pero debieron mantenerse las sepulturas y nichos ocupados hasta 1855, cuando se realizaron las obras del Paseo.
            Todas las obras que se hicieron hasta finales del siglo XVIII e, incluso, la incorporación del Paseo en el XIX, perfeccionaron y engrandecieron el monumento; pero algunas posteriores han sido perjudiciales y, en algunos casos, destructivas, como ocurrió con la instalación del viejo reloj de la Torre o de la Villa, que estuvo allí durante dos siglos, hasta su restauración en el XX, en que se recuperó su imagen original. Lo mismo ocurrió con la demolición del popular Paseo, realizada entre los años 36 y 40 del pasado siglo que, al parecer de quienes lo vivieron, se pretendió ampliar la plaza para la fiesta de los toros. La destrucción del Paseo fue un error que destruyó gran parte del mejor espacio urbano de Almoharín y le quitó prestancia a la iglesia y la plaza.
            A finales del siglo XX y principios del XXI se realizaron diversas actuaciones en la iglesia y en la torre, como la ordenación del presbiterio y la disposición de nueva tribuna para situar el altar en el centro y adaptación a la nueva liturgia del Vaticano II (años 80); la restauración de la iglesia, en la que se recupera la integridad del atrio, incorporando de nuevo los soportales cegados (1994); la restauración de la estructura de la cubierta de la iglesia, con la reparación de diversos daños en bóvedas y problemas de estanqueidad en las cubiertas (1997) y, en el año 2000, la restauración de la torre de la iglesia y la restauración del retablo mayor.
          La obra concluye con dos apéndices: "Algunas notas sobre la música de Almoharín", de Juan Lanzas Amador, y "Unamuno y el cancionero de Almoharín" quien, en 1905, recopiló en la localidad diversos romances que se cantaban en Nochebuena.
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[1] Vid.: Fernández Salas, José y Ramos Rubio, José Antonio: La iglesia parroquial de El Salvador de Almoharín, un monumento en continua evolución. Edit.: Diputación Provincial de Cáceres, Cáceres, enero de 2020. Presentación de Molina Márquez, Antonia, alcaldesa de Almoharín; prólogo de Pizarro Gómez, Francisco Javier, catedrático de Historia del Arte y director de la Real Academia de Extremadura de las Artes y de las Letras, 213 páginas.
 

jueves, 20 de febrero de 2020

TRINIDAD NOGALES BASARRATE, DIRECTORA DEL MUSEO NACIONAL DE ARTE ROMANO DE MÉRIDA



             Trinidad Nogales Basarrate (Mérida, 09/11/1960), actual directora del Museo Nacional de Arte Romano (MNAR) de Mérida, es licenciada en Geografía e Historia (Sección de Historia del Arte) por la Universidad de Salamanca (1977-1982). Doctorada por la misma Universidad con la tesis "Escultura romana emeritense: el retrato privado", dirigida por el Dr. Antonio Blanco Freijeiro y la Dra. Pilar León Alonso, con la calificación de apto cum laude, fue Premio extraordinario de doctorado en el curso 1991-1992. Como arqueóloga, sus líneas de investigación son principalmente la iconografía, el arte y el urbanismo romanos. [1] Habla italiano, francés, inglés, alemán y portugués. [2]
            Entre 1979-1981 realizó las prácticas universitarias en el MNAR. De 1981 a 1985 fue miembro del equipo redactor del proyecto del nuevo MNAR, ocupándose como técnica interina de la selección de fondos, el discurso expositivo y análisis espacial. En 1986 obtuvo la primera plaza por oposición en el escalafón facultativo del Museo y fue miembro del equipo de montaje y puesta en marcha del mismo y responsable de la organización de las relaciones institucionales nacionales e internacionales. Entre 1992 y  2011 fue responsable del Departamento de Investigación del MNAR. [3] Entre 2011 y 2015 fue consejera de Educación y Cultura de la Junta de Extremadura en el gobierno presido por José Antonio Monago. [4] Bajo su mandato se llevan a cabo proyectos transversales entre Extremadura y el Ministerio de Educación, Ciencia, Cultura y Deporte; el convenio entre el Consorcio y el MNAR para renovación de la instalación permanente y su nuevo discurso expositivo; el XVIII Congreso Internacional de Arqueología Clásica en Mérida en 2013 y la vertebración del Proyecto Internacional Transfronterizo Lusitania Romana.
            En 2015 se incorpora al MNAR para ocuparse del proyecto de ampliación y remodelación del Museo (2015-2017), el proyecto de obra (2016-2019), su difusión social y la potenciación internacional: proyectos transfronterizos con Portugal y Redes Europeas de Romanidad y la gestión de recursos externos para potenciar su acción. En 2017 fue nombrada directora del Museo tras la jubilación de su predecesor y esposo, José María Álvarez Martínez (1985-2017). [5]
            Fue elegida académica de número de la Real Academia de Extremadura de las Letras y las Artes en mayo de 2019 tras el fallecimiento de Pedro Rubio Merino, exarchivero de las catedrales de Badajoz y Sevilla y exdirector del Museo Provincial de Bellas Artes de Cáceres. [6] Es también académica correspondiente de la Real de la Historia, de la Academia de Bellas Artes Santa Isabel de Hungría de Sevilla, patrona de la Fundación de Estudios Romanos, correspondiente del Instituto Arqueológico Alemán, miembro del ICOM (International Council of Museums), de la APME (Asociación Profesional de Museólogos de España) y de la APAE (Asociación Profesional de Arqueólogos de España). Desde 1996 es miembro del Consejo Rector del Consorcio de la Ciudad Monumental Histórico-Artística y Arqueológica de Mérida. Asimismo, es vocal del Comité Nacional de CSIR (Corpus Signorum Imperii Romani); y vocal designada por el Centro Regional de la UNED en el Patronato de la Ciudad Monumental de Mérida (1987-1989).
            La doctora Nogales Basarrate ha pasado diversas estancias en Roma para desarrollar programas, proyectos de investigación y como investigadora; en el Seminario de Arqueología de París IV-La Sorbona, en calidad de profesora de posgrado; investigadora invitada del Instituto Arqueológico Alemán de Madrid para proyecto de tesis de doctorado; becaria del mismo Instituto en noviembre de 1998 para trabajar en el proyecto "Programas decorativos del Foro de Augusta Emérita"; como investigadora colaboradora en el programa "Foros de Augusta Emerita"; y en 2001 para la conclusión de la monografía sobre el Foro emeritense; en 2002, otra vez en Berlín para trabajar en el proyecto "Programas decorativos del Foro de Augusta Emerita" dentro del proyecto general "Foros de Augusta Emerita", que prosigue en 2003, 2004, 2005, 2006, 2007, 2008 y 2010.
            Ha sido miembro de diversos grupos de investigación desarrollados en Extremadura y en diversas universidades españolas y extranjeras e investigadora principal del Grupo de Estudios del Mundo Antiguo (HUMO16) en la Anualidad 2007-2011. Asimismo, ha participado como investigadora principal en siete proyectos del Plan Nacional de Investigación y de la Junta de Extremadura sobre la provincia Lusitania, análisis pétreos, el Foro de Augusta Emérita, Arte Romano en Extremadura, etc. Entre los diecisiete en los que ha participado destacan los relacionados con el yacimiento arqueológico de Regina, iconografía romana, valoración del Patrimonio Arqueológico de Extremadura, programas decorativos de las villas romanas, técnicas de digitalización completa en 3D para piezas arqueológicas. En proyectos internacionales destaca su papel como coordinadora de proyectos de la UE, como el Proyecto Rafael, "Roma, Atenas y Mérida: ejemplos de transformaciones del paisaje", el relacionado con la Tabula Imperii romani, o el del proyecto "Europa Romana, museos europeos de romanidad", que creó y dirigió. Ha participado, además, en veinticinco proyectos realizados en colaboración con diversas instituciones y codirectora, con la profesora León-Castro, del programa de investigación sobre la escultura de la Villa de Adriano en Tívoli; y participó en el proyecto del Instituto Portugués de Arqueología en la emblemática villa romana de "Quintas das Longas".
            Es autora de las siguientes monografías: "Fichero epigráfico del Museo Nacional de Arte Romano" (Ministerio de Cultura, 1982); "Escultura romana emeritense: el retrato privado" (tres volúmenes, Mérida, 1992, original de su tesis doctoral); "El retrato privado en Augusta Emerita" (dos volúmenes, Badajoz, 1997, tesis de doctorado, 268 págs.); "El retrato privado romano", en Cuadernos de Arte Español, Colección Historia-16, Madrid, 1993); "Espectáculos en Augusta Emerita" (Monografía emeritenses-5, Badajoz, 2000). En colaboración, es autora de numerosas monografías, entre las que destacan: "150 años en la vida de un museo. Museo de Mérida 1828-1988" (Mérida, 1988, en colaboración con J. M. Álvarez Martínez); "Aquuae Aeternae. Una ciudad sobre el río" (Confederación Hidrográfica del Guadiana, Badajoz, 1999, en colaboración con J. L. Mosquera Müller); "Imagen y memoria: monumentos funerarios emeritenses con retrato" (Monografías emeritenses-6, Madrid, 2000, en colaboración con W. Trillmich y J. Edmondson); "Forum Coloniae Augustae Emeritae. El templo de Diana" (Mérida, 2003, en colaboración con J M. Álvarez Martínez"); y "Las esculturas de los almacenes de Villa Adriana" (Roma, 2018, en colaboración con P. León Castro). Ha participado como miembro del equipo redactor de diversas monografías sobre Mérida y, como editora, es autora de veintisiete volúmenes; como editora científica, autora de la Serie Monográfica Studia Lusitana (volúmenes 1-9) y Monografías Emeritenses (vols. 5-10). Es miembro fundadora del consejo de redacción de la revista ANAS, de la revista Proserpina y de la revista Ars et Sapientia, de la Real Academia de Extremadura; miembro colaborador de la revista Internacional de Arqueología y del consejo de redacción de la revista Conimbriga. Autora de veinticuatro presentaciones y prólogos de monografías sobre arqueología romana, la provincia de Lusitania, culto imperial, escultura romana, congreso internacional sobre arte romano provincial y Congreso Internacional de Arqueología Clásica. Es autora de más de 150 artículos en revistas especializadas nacionales y extranjeras sobre materias de su especialidad, en especial sobre retratos romanos, relieves, bronces romanos, programas iconográficos, aspectos del culto imperial y del urbanismo romano en publicaciones nacionales y extranjeras. Ha formado parte de la organización de más de un centenar de encuentros científicos, congresos, coloquios y seminarios tanto nacionales como extranjeros. Ha dirigido cinco tesis doctorales y ha formado parte de numerosos tribunales para juzgar tesis doctorales de diversas universidades nacionales y extranjeras.
            Como docente, ha sido profesora del Centro Regional de la UNED de Mérida entre los años 1982 y 2010; ha impartido cursos de posgrado en las universidades de Extremadura, Valladolid y en el Magister de la Complutense; y como profesora invitada  ha acudido a las de Murcia, Córdoba, Fundación Universitaria San Pablo-CEU, Rovira i Virgili, Universidad Internacional de Andalucía, Universidad Pablo de Olavide; Salamanca, Huelva, Valencia, Santiago de Compostela y Complutense de Madrid; y ha sido profesora invitada en diversas instituciones extranjeras como las universidades de Lisboa, Évora, Escuela Normal Superior de París-Sorbona, Génova y Universidad del Sur de California. Asimismo, ha sido directora de cinco tesis doctorales y formado parte de numerosos tribunales para juzgar tesis doctorales a invitación de diversas universidades nacionales y extranjeras.
           Finalmente, ha formado parte de la organización de más de un centenar de encuentros científicos, congresos, coloquios y seminarios tanto nacionales como extranjeros, dictado numerosas conferencias tanto en España como en instituciones extranjeras y ejercido como comisaria de diversas exposiciones producidas por el MNAR y otras instituciones.
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[1] Vid.: Web redlvsitania.es/equipo/trinidad-nogales-basarrate/
 
[2]  Vid.: Curriculum vitae de Trinidad Nogales Basarrate, en Perfil de Trinidad Nogales Basarrate, consejera de Educación y Cultura.
 
[3] Vid.: Web Museo Nacional de Arte Romano, Gobierno de España, Ministerio de Cultura y Deporte. Investigación. Véase también www.culturaydeporte.gob.es.
 
[4] Vid.: Decreto del Presidente 21/2011, de 8 de julio, por el que se dispone el nombramiento de doña Trinidad Nogales Basarrate como Consejera de Educación y Cultura de la Junta de Extremadura, en DOE, extraordinario número 2, de 09/07/2011. Véase también el Decreto del Presidente 13/2015, de 6 de julio, por el que se dispone el cese de Doña Trinidad Nogales Basarrate como consejera de Educación y Cultura de la Junta de Extremadura, firmado por el Presidente Guillermo Fernández Vara,  en DOE de 07/07/2015.
 
[5] Vid.: Trinidad Nogales, nueva directora del Museo Nacional de Arte Romano de Mérida, en revistadearte.com, de 05/07/2017. Véase también Boletín Oficial del Estado de 3 de julio de 2017, Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. Resolución de 16 de junio de 2017, de la Subsecretaría, por la que se resuelve la convocatoria de libre designación, efectuada por Resolución de 21 de febrero de 2017, en favor de Trinidad Nogales Basarrate, del Cuerpo Facultativo de Museos,  como directora del Museo Nacional de Arte Romano de Mérida.
 
[6] Vid.: Trinidad Nogales ingresa en la Academia de Extremadura de las Artes, en Diario Hoy (Efe), de 06/05/2019.
 

domingo, 16 de febrero de 2020

CON MOVILIDAD REDUCIDA



          Vamos a la consulta de un especialista. Para llegar hasta el ascensor, hemos de subir unos quince peldaños. Quién, con movilidad reducida, pudiere acceder a sus servicios por sí mismo... Nadie. No tendrá más de veinte años ese inmueble, como tantos otros edificios públicos. Los arquitectos no pensaren quizás en aquellas personas con movilidad reducida, que tienen limitadas, temporal o permanentemente, sus posibilidades de desplazarse o moverse, sin ayuda de otros. Cada día más, enfrentándose a barreras arquitectónicas añadidas a las que no pudieren hacer frente; pero como todo paciente, necesitan ir a una consulta médica de un podólogo, dentista o fisioterapeuta que le alivie sus males. Algunos doctores se han percatado de ello y han colocado un anuncio en la puerta. Les invitan a dirigirse al portero para que puedan acceder por el garaje. Él será su otro cuidador para llegar a su destino. Es un detalle que les abre puertas.
 
          Desde el 26/07/2008, las personas con movilidad reducida están protegidas de toda discriminación (Reglamento CE 1107/2008) en la edificación, en el transporte, en Internet y en cualesquiera otros medios al que accedieren libremente las personas válidas física o sensorialmente. Más aún: hubiere otras, aparentemente sin movilidad reducida, pero con otras invisibles: quienes padecen del corazón, o sufrieren otras enfermedades, como alzheimer, artrosis, cardiopatías, enfermedades del pulmón..., enfrentados a un montón de murallas arquitectónicas bien visibles donde no hubiere de haberlas. Quién en sillas de ruedas, con andadores, bastones, o en cualquiera de estas situaciones, pudiere acceder a un edificio con escaleras antes del ascensor; a un tren, a un avión --si no fuere a través de un túnel directo desde la terminal--, o a un barco, cargado de maletas y con una gran escalera de acceso...
 
          Ni las comunidades privadas, ni menos aún los edificios públicos, pueden poner más trabas de las debidas a las personas con movilidad reducida; y, sin embargo, en unos y en otros hemos visto, y seguimos viendo, barreras arquitectónicas que hacen más imposible la vida de por sí difícil de quienes hubieren movilidad reducida. Los discapacitados físicos conducen su silla de ruedas tan alegremente; pero tampoco pueden acceder a todos los lugares públicos por las barreras que les impiden el paso. Hemos avanzado mucho, sí; pero no tanto como para dar respuesta a todos los que la necesitaren por derecho propio. Por ello, hubiere tantas personas con temor a quedarse en una silla de ruedas o vivir permanentemente con movilidad reducida. Su vida fuere una vida sin la plenitud de vida, con movilidad reducida.

jueves, 13 de febrero de 2020

LAS CONDICIONES DE TRABAJO EN EXTREMADURA DESDE LA PREHISTORIA HASTA NUESTROS DÍAS



Basado en la tesis doctoral "Condiciones de trabajo y salud en el sector de la construcción, ¿Cuestión de jerarquías? (2015), de Raúl Gómez Ferreira, [1] su autor, junto al historiador del arte José Antonio Ramos Rubio, han realizado con este trabajo un estudio de investigación de las distintas épocas históricas y lo que supuso en cada una de ellas las condiciones de trabajo y los monumentos constructivos más relevantes, al entender que la historia también delata la evolución que se ha ido generando en las condiciones de trabajo y cómo ha influido la sociedad en estas situaciones hasta llegar a lo que hoy en día conocemos como condiciones de trabajo en el mundo moderno. A lo largo de la historia, la construcción ha sido, para los autores, una necesidad vital para la subsistencia humana; pero el trabajo físico, la mano de obra obligada, no ha sido bien vista a lo largo de ella. Carente de cualquier protección, el trabajo era una forma de subsistencia que comprometía la salud de quienes no tenían más remedio que asumirlo. Por ello, los retos arquitectónicos que se van forjando con el paso de los siglos guardan una estrecha relación con las condiciones de trabajo que han de asumir los trabajadores, afirman en la Introducción de la obra.
 
            La falta de pruebas documentales, por el desconocimiento de la escritura (que no se produjo hasta el siglo IV a. C.), es el mayor escollo para abordar el tema en la Prehistoria; sin embargo, para llegar a un conocimiento aproximado de las condiciones de vida y la utilización de los primeros útiles por el hombre, se hallan los métodos de datación que permiten determinar la fecha de los restos y su utilización en el lugar en el que han sido hallados. El descubrimiento del fuego es uno de los más importantes de esta época, al permitir mejorar las condiciones de vida y las posibilidades de trabajo y supervivencia. Los primeros homínidos debieron buscar refugios en las cuevas naturales y pasar temporadas en las cavernas. Gradualmente fueron utilizando las pieles de los animales y las fijaban en un armazón de madera para construir cabañas, ninguna de las cuales era ejemplo de verdaderas viviendas permanentes y, mucho menos, de ejemplo de una perfecta arquitectura. En el Paleolítico Superior surge el Homo Sapiens, la única especie que aún sobrevive. A él se deben las pinturas que se conservan en una gran caverna, la más importante estación paleolítica de Extremadura: la cueva de Maltravieso, en Cáceres, descubierta en 1951 por Carlos Callejo. Este cueva es un gran contenedor de historia, ya que su uso por parte humana se prolonga desde hace más de 500.000 años hasta la Edad del Bronce. De este periodo destacamos las construcciones megalíticas (dólmenes, menhires, tholos...) y ciclópeas (talayots, navetas), donde la masa rocosa, en forma de roca, era la estructura de toda construcción. En Extremadura, las construcciones megalíticas se conservan en buenas condiciones, como los menhires de Gamonal en Badajoz o La Cardenchosa en Azuaga y los dólmenes en el núcleo Valencia de Alcántara-Sierra de San Pedro. Las condiciones de trabajo en la Prehistoria fueron muy deficitarias y contaron con cuantiosos riegos de magnitudes intolerables.
            La Edad Antigua es un periodo en el que se desarrollaron las primeras civilizaciones que conocieron la escritura. Durante esta época surgen importantes civilizaciones en todos los continentes, como el Antiguo Egipto, pasando por la India, China, Grecia y Roma. En España tenemos acueductos en magnífico estado de conservación, construidos alrededor del siglo I d. C., como el de Segovia o el de los Milagros de Mérida. Otras construcciones como el teatro para las representaciones, de las cuales destacan en Extremadura los de Mérida y Medellín, además de otros edificios, como el templo de Diana y el Circo de Mérida, o el Balneario de Alange. Las viviendas romanas fueron también el reflejo del rango y riqueza del que la habitaba. Con el hormigón, los romanos lograron grandes ventajas respecto al uso de la piedra, ya que evitaron el proceso de extracción, el labrado y su transporte… Las comunicaciones entre los asentamientos se realizaban a través de calzadas, la más importante era la Vía de la Plata, que recorría Extremadura. Los puentes están unidos a la construcción de las calzadas. En Extremadura destacan el puente sobre el Guadiana en Mérida, con una longitud de 729 metros. En los embalses para almacenar agua, los romanos agudizaron su ingenio y nos legaron en Extremadura ejemplos como los de Cornalvo y Proserpina, cuyas aguas entraban en Mérida por el acueducto de Los Milagros.
            Durante la Edad Media, las nuevas formas de construcción florecen con personalidad propia. Con el dominio visigodo en Extremadura, Mérida se convirtió en el principal centro político, religioso y artístico. Una de las más sobresalientes del arte visigodo en Extremadura es el templo de Santa María del Trampal, en Alcuéscar (Cáceres), obra del siglo VII. El esplendor visigodo en la Península se ensombreció en el siglo VII con la invasión musulmana del Califato Omeya. Además de la construcción, el imperio musulmán impulsó sus costumbres y evolución en los territorios conquistados, como la agricultura, con la práctica del regadío y la construcción de norias y acequias. Su estilo arquitectónico se concibió tomando la base de modelos romanos, egipcios, persas, sasánidas y bizantinos, además de la influencia que les proporcionaban el estilo de los pueblos conquistados. El legado más preciado de esta civilización es la Mezquita de Córdoba. Esta civilización alcanza su cima con la Alhambra de Granada. Los árabes fueron expertos en la construcción de aljibes: Cáceres guarda uno de los aljibes más grandes y mejor conservados de la Península, que se encuentra bajo el Palacio de las Veletas (Museo Provincial de Cáceres), obra del siglo XI y que formaba parte de la alcazaba almohade. Badajoz se convirtió en el siglo XI (año 1009) en un importante reino taifa, tras la caída de los omeyas andaluces y la Batallyws árabe pacense fue el enclave por excelencia con la dinastía aftasí. Fortalezas musulmanas edificadas en puntos estratégicos hay repartidas por toda la región extremeña, además de la emeritense, erigida por Abderramán II en el año 835. Los árabes construyeron numerosas fortificaciones, torres vigías y atalayas, para defenderse y vigilar los posibles ataques de las tropas cristianas: Montánchez, Santa Cruz de la Sierra, Cáceres, Trujillo, Alcántara, Azuaga, Usagre, Calera de León o Romangordo. La civilización del occidente medieval alcanzó su momento de equilibrio y máximo desarrollo en el siglo XIII. Durante la Edad Media proliferaron los castillos feudales, que no solo cumplían funciones castrenses, sino de residencia de los reyes y la nobleza. Aunque las catedrales fueron las grandes construcciones de la época, también se levantaron otras grandes obras civiles, debido a la anhelada necesidad de edificar en grandes espacios. Al igual que ocurrió durante el Románico, "los accidentes de trabajo y las enfermedades profesionales debieron ser considerables", tanto por el volumen de material utilizado como por las dimensiones y alturas de las obras.
            El movimiento más importante que tuvo lugar en la Edad Moderna (desde el siglo XV hasta la Revolución Francesa, en el siglo XVIII) en Europa Occidental fue el Renacimiento, aplicado a las artes plásticas por Giorgio Vasari y extendido a las manifestaciones culturales que florecieron en Italia en 1860 por el suizo Jakob Burckhardt hacia 1860. Los orígenes del Renacimiento en el sector de la construcción se remontan a la Italia del siglo XV. Los arquitectos comienzan a crear nuevos espacios en las viviendas burguesas y las pertenecientes a la nobleza. La basílica de San Pedro será el edificio que marque la pauta durante todo el siglo. En este periodo se produce, además, la división de las especialidades de la arquitectura o ingeniería, el ingeniero militar y el civil. Los puentes españoles de la segunda mitad del siglo XVI presentan cierto arcaísmo en el diseño de los tajamares y espolones. Ejemplos de este tipo de puentes se pueden encontrar en los de Almaraz, paso obligado del río Tajo del Camino Real de Extremadura. En el siglo XVI se inicia el proceso de unidad de la actual España y se elaboran nuevas normas encaminadas al control y gestión de las condiciones de trabajo en la época, como la prohibición de trabajar en domingo, la fijación de horarios de trabajo y el establecimiento del salario por el Concejo, según las Ordenanzas Reales de Castilla. En Extremadura, las corrientes renacentistas llegaron tardíamente, a mediados del XVI, cuando se imponga el Renacimiento en catedrales e iglesias. La medieval catedral de Coria recibió importantes renovaciones.
            Edad Contemporánea.- Los nuevos materiales, como el hormigón, el hierro y el cristal, comenzaron a definirse en la ejecución de las cubiertas de los edificios para convivir con los materiales clásicos, como el ladrillo, la piedra y la teja. Hasta la Ley Dato (Ley de Accidentes de Trabajo de 1900) no se tiene un registro documental de siniestralidad laboral  en España. En 1873 se consolida el movimiento obrero y se crean las primeras sociedades obreras. La Iglesia fue consciente de las dificultades del trabajo y elevó su voz en defensa del trabajo y de la dignidad del hombre, con la encíclica de León XIII Rerum novarum sobre la situación de los obreros. Con los progresivos avances tecnológicos y la evolución de los materiales, las construcciones no solo crecían en altura sino, también, en volúmenes y luces, entre otros soportes. Antes de 1900, el índice de siniestralidad laboral que se venía padeciendo en España en el sector de la construcción y en la industria en general, motivó al ministro de la Gobernación, Eduardo Dato, a presentar un proyecto de ley sobre los accidentes de trabajo, considerada como la primera ley de seguridad social en España, que supuso importantes avances en las condiciones laborales y la reducción de la siniestralidad laboral. En 1902 se establece un horario laboral de 11 horas diarias, o 66 a la semana para las mujeres y los niños en los establecimientos industriales y mercantiles. El 3 de marzo de 1904 se establece la Ley del descanso dominical. En 1906 se presenta el Reglamento del Servicio de la Inspección de Trabajo. En 1908 se crea el Instituto Nacional de Previsión, surgido para estimular y favorecer las pensiones de retiro. A partir de entonces comienza la Seguridad Social moderna en España. En 1910 se crea el Ministerio de Trabajo del que dependerá todo lo relacionado con el mundo del trabajo. En el ámbito internacional hay que destacar la creación de la Organización Internacional del Trabajo, destinada a promocionar la justicia social y los derechos humanos y laborales reconocidos a nivel internacional. La promulgación de la Ley de Casas Baratas de 1911, dirigida a la clase obrera y media-baja, no sería suficiente para atender el enorme número de personas desfavorecidas. En la segunda década del siglo XX comienza a reconocerse el importante papel del transporte por carreteras y caminos, coincidiendo con la crisis del sector ferroviario. A pesar de los importantes avances legales de los primeros años del siglo XX, los años de entreguerras no dieron los frutos deseados: la Inspección de Trabajo aún no disponía de los medios necesarios para cumplir sus objetivos. La siniestralidad laboral seguía al alza, motivando movilizaciones sociales y organizaciones sindicales para la defensa y protección de la salud en el trabajo. A pesar de que la guerra trajo consigo miseria, destrucción, y la interrupción de la evolución constructiva, los sistemas prefabricados se abrieron camino, proporcionando el estímulo adicional para sustituir la enorme cantidad de edificios destruidos. A partir de los años 60, los avances en el transporte, en las infraestructuras, en la industria, en los elementos prefabricados y en la tecnología en general acabarían siendo un referente de modernidad de la época. Los trabajadores asumieron con sus habilidades personales la reconstrucción del país, aunque esto supusiera un incremento de los accidentes de trabajo. Las altas cifras de siniestralidad trajeron consigo una respuesta legislativa de carácter técnico. En España fue importante la creación del Instituto Nacional de Colonización en 1939, dependiente del Ministerio de Agricultura. Su creación estuvo motivada por la necesidad de efectuar una reforma tanto social como económica de la tierra tras la devastación de la guerra. El objetivo principal del mismo era efectuar la necesaria transformación del espacio productivo mediante la reorganización y reactivación del sector agrícola y el incremento de la producción con vistas a los planes autárquicos de la época. La Ley de Bases de la Reforma Agraria iniciada durante la II República, en 1932, fracasó por la lentitud de los trámites, la resistencia de los latifundistas, el bajo presupuesto para tantos cambios, la división entre los republicanos (partidarios de que las tierras se explotaran individualmente) y los socialistas (defensores de la colectivización); pero el Bienio Radical Cedista-Conservador de 1933 supuso la supresión a través de la Ley de Contrarreforma Agraria empezado durante la ilusión  el Bienio Reformista. Tras la Guerra Civil comenzaron una serie de reformas  en zonas devastadas, creándose una Junta Nacional de Reconstrucción.
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[1] Vid.:  Gómez Ferreira, Raúl y Ramos Rubio, José Antonio: Evolución histórico-artística de la construcción y de las condiciones de trabajo desde la Prehistoria hasta nuestros días y su proyección en Extremadura, Tau Editores, Cáceres, 2019. Prólogo de Feliciano Correa Gamero, académico de número de la Real Academia de Extremadura y correspondiente de la Real de la Historia, 304 págs.