“Bote, bote, aquí no hay rebrote”, gritaban los negacionistas que se manifestaban anteayer en la madrileña plaza de Colón. Se negaban a portar mascarillas y a guardar distancia alguna de seguridad. Se abrazaban; gritaban: “¡Viva el amor!” e insultaban y escupían a los periodistas que cubrían el acto.
El covid-19 ha venido para quedarse. El tiempo lo dirá. Ya lo dicen los clarines del miedo y las campanas que anuncian los rebrotes: Euskadi volvió ayer al Estado de Emergencia para hacer frente a los contagios registrados durante los últimos días. Este martes, el Ministerio de Sanidad añadía a la serie total de casos confirmados hasta 16.229 positivos más solo en el fin de semana. El Dr. Simón ha admitido que ya se detecta cierto “estrés” en algunos hospitales que están recibiendo más pacientes por la patología. Extremadura registró ayer 32 casos positivos y siete nuevos brotes. Tiene ingresados 24 pacientes en sus hospitales, cuatro de ellos en la UCI. Hoy entra en vigor la orden que prohibirá fumar en la vía pública y el cierre de los establecimientos del ocio nocturno, espacios en los que se localiza un mayor número de brotes asociados.
La gente sigue sin creerse nada tras el confinamiento: nadie quiere saber nada, muchos no se ponen las mascarillas porque dice que se ignoran sus efectos; otros apelan a la Justicia porque se hundirán sus negocios. Sin salud no habrá negocios; sin medidas preventivas, no habrá salud. La factura del negacionismo la pagaremos todos, muchos con la muerte y quienes sobrevivan, con las secuelas asociadas a la COVID. El curso escolar sigue en el aire. Todo está en la nube. El turismo ha muerto; las ventas caen; la economía está en coma. Y dicen que la pandemia no existe; que quieren engañarnos y llevarnos a la muerte.
El negacionismo de la COVID-19 es la creencia, contraria a la evidencia médica y científica, de que la enfermedad infecciosa COVID-19 (causada por el virus SARS-CoV-2) y la pandemia desde su nacimiento en diciembre de 2019 y en lo que llevamos de 2020, no son reales.
Los españoles nos reímos de nuestra propia sombra, aun en la oscuridad de la noche. Ignoramos lo que nos jugamos, aunque algunos sigan de vacaciones y solo se preocupen por saber el paradero del rey don Juan Carlos, que puede ir donde le plazca. Ya lo saben; pero ignoran lo que pasa y se nos viene encima. Y se ríen y hacen memes y canciones que pretenden obviar la verdad: el redoble de los rebrotes, como esta que vuela por las redes, jugando con la popular canción cacereña. (Véase: https://www.youtube.com/watch?v=01NV4_HIruA&list=RD01NV4_HIruA&start_radio=1&t=57)
“Rebroti, rebroti, vuelve a rebrotar
Con ese rebroti me vas a matar
Me vas a matar, me voy a morir
Con ese rebroti, vuelve a repetir.
La mascarilla en el codu
Eso no vali pa na
Hay que llevarla en los morrus
Con la carina tapá
Estribillo
La culpa es de los muchachus
Siempre enréa que enréa
Pero los viejuh también
Hay que meterloh en verea
Estribillo
Vienen de San Sebastián, de Galicia y de Madrid
Tira, primu; tira, prima,
Que me pegas el covid
Estribillo
Corolario:
A lavarse las manos,
metro y medio de distancia,
mascarilla siempre,
Para que el año que viene
En vez del rebroti, cantemos el Redobli!!
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