Vicente
Navarro del Castillo
(Granada, 1919) fue un sacerdote granadino, que llegó a Extremadura en 1941,
donde se estableció definitivamente. Aparte de su misión espiritual en
numerosos pueblos de Badajoz, es conocido por su afición a la historia y
arqueología y por sus obras sobre la historia de Mérida (tres volúmenes), La epopeya de la raza extremeña en Indias
y Extremadura en el reinado de los Reyes
Católicos, entre otras varias de historias locales de los pueblos en los
que ejerció su ministerio.
En un informe redactado por el cronista
oficial de Mérida, José María Álvarez
Martínez, [1]
dirigido al Ayuntamiento para proponerle como Hijo Adoptivo de la ciudad (el
más amplio apunte biográfico que hemos encontrado), se dice que llegó a
Extremadura en 1941 para establecerse definitivamente en la región. Su biógrafa
en la GEEX afirma que vivió en Cazorla
(Jaén) hasta su ingreso en 1929 en el seminario de su ciudad natal. Tras la
Guerra Civil, tomó los hábitos de los frailes del Corazón de María con quienes
pasó a vivir en la región. [2] Ordenado sacerdote, fue
nombrado párroco de Aljucén y Carrascalejo, pueblos cercanos a Mérida. En 1951
pasó a regir la parroquia de San Pedro de Mérida hasta 1962. Durante su
estancia en la citada población realizó gestiones para la excavación de la
conocida basílica visigoda de San Pedro, que llevó a cabo el Dr. Marcos Pous, bajo la supervisión del
profesor Almagro. Llevado por su
afición a la arqueología, descubrió numerosas villae romanas de los alrededores, de las que dio cuenta en su
conocida publicación Remansos de aguas
puras. Apuntes históricos de San Pedro de Mérida, editada en la Revista de Estudios Extremeños.
En 1962 fue nombrado párroco de Arroyo de
San Serván. En esta población estudió las antigüedades de la zona en artículos
publicados en la Revista de Estudios
Extremeños, entre otros la historia del célebre convento de Cubillana,
continuador del monasterio visigodo de Cauliana,
citado en las Vitas patrum emeritensium,
la biografía del conocido cronista emeritense Bernabé Moreno de Vargas, vinculado a aquella población y,
finalmente, su obra Historia de Arroyo de
San Serván.
Durante su posterior estancia en Lobón,
descubrió igualmente numerosas villae,
entre ellas la situada en las inmediaciones del llamado Cerro de Santa Olalla,
donde quiso situar el origen de la santa emeritense. A la figura de la Mártir
dedicó numerosos trabajos, entre ellos una biografía traducida al italiano en
una edición de un grupo eulaliense de la zona del Grappa, de la localidad de
Borso del Grappa, de la que es patrona la santa emeritense. Durante su estancia
en este pueblo pacense, estudió su antigüedad, que identificó con Dipo, o Dipone, mansio del iter que unía Emerita con Olisipo, y
lugar de una célebre batalla librada por los romanos en su conquista del
territorio. Asimismo, dio a conocer la existencia de una pieza singular, el larnax “ibérico”, hallada en el término
municipal de Lobón y que, tras la adquisición de la Colección Calzadilla,
figura entre las colecciones del Museo Arqueológico de Badajoz.
La pérdida de la visión no fue obstáculo
para que siguiera trabajando en sus temas favoritos: la historia de los pueblos
en los que prestaba servicios como párroco y otras que le encargaron numerosos
ayuntamientos, entre ellos, además de la citada de Arroyo de San Serván, las de
Almendralejo, Montijo, Esparragalejo, La Garrovilla y Oliva de Mérida.
En 1969 fue nombrado asesor religioso de
la ONCE en Mérida, donde fijó su residencia definitivamente. Su labor en la
capital regional fue importante, según Álvarez
Martínez, [3]
quien destacada entre sus hallazgos el fragmento de inscripción referente al
obispo Fidel, uno de los más
carismáticos de la silla arzobispal emeritense, que supo valorar con su amigo Manuel León, y que ofrecieron para su
publicación al director del Museo Romano,
José Álvarez Sáenz de Buruaga. Asimismo, proporcionó diversas piezas al
citado museo. Su tarea más importante, empero, fue la dedicada a la publicación
de temas emeritenses. Entre sus obras más notables hay que destacar Historia de Mérida y pueblos de su comarca,
editada en tres volúmenes, dedicados a la historia antigua y medieval, el
primero, a la moderna y contemporánea el segundo y a los hijos ilustres de la
ciudad, el tercero, que supuso una notable aportación a la celebración del
bimilenario de la ciudad, ya que el primer volumen se editó en 1974 y el
segundo al año siguiente, el de la celebración. “Solo por esta obra –señala Álvarez Martínez—su nombre figurará
entre los grandes historiadores de la ciudad de Mérida, como Moreno de Vargas, Forner y Segarra, Fernández
y Pérez y Pedro María Plano.”
Su obra abordó también temas extremeños,
entre los que cabe destacar: Extremadura.
Un grito en la historia; La epopeya
de la raza extremeña en Indias y Extremadura
en el reinado de los Reyes Católicos.
Sus trabajos sobre Santa Eulalia
fueron numerosos, así como otros relacionados con hitos de la historia
emeritense: personajes notables, el sepelio de la reina Doña Leonor de Austria, judíos, moriscos y poblaciones marginales
en los siglos XVI y XVII. Su labor como historiador fue notable y a él le debe
la ciudad numerosos datos sobre su pasado.
Para su otra biógrafa, “Si más de una vez
resultan discutibles las orientaciones metodológicas con que él enfoca sus
estudios, así como algunas de sus tesis, todo ellos recogen un rico acervo de
datos”. [5]
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[1] Vid.: Álvarez
Martínez, José María: Enumeración de los méritos que concurren en la figura
del Ilmo. Sr. D. Vicente Navarro del Castillo para su proposición como Hijo
Adoptivo de la ciudad de Mérida,
Mérida.
[2] Vid.: Campos
Guarino, Cintia, en Gran Enciclopedia Extremeña, Tomo VII.
Biografía de Vicente Navarro del Castillo,
págs. 235-236.
[3] Vid.: ob.
cit.
[4] Vid.: Álvarez
Martínez, José María: En la muerte de
don Vicente Navarro del Castillo.
[5] Vid.: Ob. cit.
de Cintia Campos en la GEEX, Tomo VII,
pág. 236.
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