El trágico asesinato de
la niña Olivia Gimeno Timmerman a
manos de su padre, Tomás Gimeno, ha
multiplicado las protestas contra la violencia de género por toda España y le
ha dado más fuerza, popularidad y sentido al sintagma “violencia vicaria”, acuñado por la psicóloga clínica y forense Sonia Vacaro y que fue incluido en el
Pacto de Estado contra la Violencia de Género de 2017. Se trata de “aquella
violencia que se ejerce sobre los hijos para herir a la mujer. Es una violencia
secundaria a la víctima principal, que es la madre. Es a la mujer a la que se
quiere dañar y el daño se hace a través de terceros, por interpósita persona.
El maltratador sabe que dañar, asesinar a los hijos, es asegurarse de que no se
recuperará jamás. Es el daño extremo”, explica la psicóloga.
El Pacto de 2017 califica la “violencia vicaria”, o
violencia por interpósita persona, como “el daño más extremo que puede ejercer
el maltratador hacia una mujer: dañar o asesinar a los hijos. Desde 2013 a
2021se contabilizan 39 menores asesinados por violencia vicaria y, en junio
pasado, el Ministerio del Interior detectó que al menos 471 menores se
encontraban en riesgo de sufrir violencia vicaria. Con la reforma del Código
Penal en 2015, los casos de asesinatos de menores por violencia vicaria son
penados con prisión permanente revisable. Como medio de protección a los
menores, el 4 de julio de 2021 se publicó en el BOE una reforma del artículo 94
del Código Civil que rechaza establecer un régimen de visitas respecto del
progenitor que “está incurso en un proceso penal” por violencia doméstica
contra el otro cónyuge o por violencia de género.
En 2003, Felipe
Rascón asesina a su hija Andrea,
Previamente había amenazado a su exmujer “donde más te duele”. Con el caso de José Bretón, o caso Ruth y José, se conocen los sucesos relacionados con la desaparición y
asesinato de los hermanos Ruth Bretón
Ortiz, de 6 años, y José Bretón
Ortiz, de 2, el 8 de octubre de 2011 en Córdoba. Ambos fueron asesinados
por su padre y sus cadáveres, calcinados. La Audiencia Provincial de Córdoba le
condenó a 40 años de cárcel por un doble asesinato, con las agravantes de
parentesco, premeditación y el carácter despiadado demostrado por Bretón en la ejecución de los hechos.
La condena se rebajó hasta los 25 años en marzo de 2015. En 2013, un hombre en
proceso de separación disparó contra sus dos hijos y luego se suicidó en
Manzanares (Ciudad Real). Un padre mató
a sus dos hijas con una barra de metal en 2014 durante una visita controlada en
San Juan de la Arena (Asturias). David
Oubel asesinó a sus hijas Candela
y Amaia en julio de 2015 en el
conocido caso del parricidio de Moraña (Pontevedra) y fue el primer español al
que se le impuso la pena de prisión permanente revisable. En 2017, en Benifaió
(Valencia), un hombre nacido en Etiopía y de nacionalidad griega, asestó dos
puñaladas con un cuchillo de cocina a su hija de 22 meses (que finalmente
sobrevivió a las heridas), por lo que fue condenado a 28 años de prisión y a
pagar una indemnización de 90.000 euros a su madre. En Oza-Cesuras (La Coruña),
un padre asesinó a su hijo de 11 años el Día de la Madre. En 2018, Nerea (6 años) y Martina (3 años)
fueron asesinadas por su padre, Ricardo
Carrascosa, que posteriormente se suicidó en Castellón. En Balerma (El
Ejido), un padre degolló a su hijo en abril de 2018 y luego culpabilizó a la
madre por el crimen, “obsesionado con que tenía un amante”. En 2019, en Adeje (Tenerife), el ciudadano
alemán Thomas Handrick acabó con la
vida de su mujer, Sylvia; su hijo Jackob (10 años), mientras que el
pequeño Jonás (7 años) logró escapar
y denunciar el caso, por negarse su mujer a formalizar la petición de divorcio.
En Cabanes (Castellón) un hombre mató a su hijo de 12 años e intentó asesinar a
su hija de 10 delante de la madre de los menores en 2020. Finalmente, todo el
mundo recuerda los casos de las niñas Ana
(1 año) y Olivia (6 años), presuntamente asesinadas por su padre,
Tomás Gimeno (37 años) en Tenerife y
arrojadas al mar, sin que hasta el momento hayan aparecido los cuerpos de la
mayor y su padre, que no soportaba que sus hijas vivieran con su madre y el empresario
belga que se había convertido en su nueva pareja.
“Te
voy a dar donde más te duele”; “o
eres mía o no serás de nadie”, son los anuncios que perpetran los
maltratadores y de aquella otra violencia que se ejerce sobre los hijos para
herir a la mujer; el daño extremo, la violencia vicaria…
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Bibliografía
consultada: Blog de Sonia Vaccaro, Pacto de Estado contra la Violencia de
Género, Código Penal, Código Civil, Ministerio del Interior y periódicos.
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