En
su prólogo sobre “La Plaza Mayor de Trujillo” , [1] el cronista oficial de
Madrid y Getafe, Ángel del Río López,
afirma que “es una de las más hermosas plazas españolas de origen medieval, que
la ha convertido en el conjunto histórico-artístico más visitado de
Extremadura”. Los autores –José Antonio
Ramos Rubio, cronista oficial de la ciudad, y Raúl Gómez Ferreira, doctor en Ciencias Sociales y Jurídicas e
ingeniero civil—sostienen en la Introducción que, entre finales del siglo XV y
principios del XVI, tiene lugar en la localidad una importante actividad
arquitectónica y este último siglo será definitivo para su historia por su
importante participación en el descubrimiento, conquista y civilización de
América y por el desarrollo demográfico, así como por su destacada actividad
arquitectónica.
Trujillo
no es solo una ciudad que rezuma historia, arquitectura y arte; es, además, un
modelo sostenible de ciudad, El turismo cultural es un fenómeno social en auge
y ocupa una buena parte del ocio en la ciudad. Catalogado como Bien de Interés Cultural, se
convierte en el eje neurálgico de la famosa Ruta de los Conquistadores de
Extremadura, al ser la ciudad natal de insignes dignatarios encargados de
situar a España en el mundo. El desarrollo urbanístico y arquitectónico de
Trujillo viene definido por dos núcleos de población: el recinto amurallado,
que abarca la ciudadela medieval y la ciudad moderna, en torno a la Plaza.
Hasta mediados del siglo XVI, el desarrollo arquitectónico se produce dentro de
la ciudadela. En el siglo XV se construyen los primeros conventos trujillanos y
en el Renacimiento, Trujillo se extiende fuera de la muralla. El crecimiento
demográfico y nobiliario son las circunstancias que impulsan este desarrollo,
poblándose la ciudad de nuevas construcciones nobiliarias, sobre todo en torno
a la Plaza, lugar preferido por la nobleza para levantar sus grandes mansiones.
Uno
de los grandes monumentos de la plaza es la
iglesia de san Martín de Tours. La primera noticia de la iglesia data del
14 de marzo de 1353, día en que se reúne el Concejo en la iglesia para dar
poder a Gonzalo Fernández de Añasco para señalar y amojonar los ejidos en las
aldeas en nombre de Domingo Juan de Salamanca, alcalde enviado por el rey para
tal cometido, especificando en el documento que dicha iglesia se encuentra en
el arrabal de la villa de Trujillo. En el siglo XVI se llevan a cabo las obras
de ampliación de la pequeña iglesia hasta convertirla en un majestuoso templo.
A partir de 1526 se amplió la fábrica desde el ábside, desapareciendo el
cementerio que se encontraba en las cercanías del templo. En el tercer cuarto
del siglo XVI se finalizó lo fundamental del conjunto parroquial. El edificio
que hoy vemos es esencialmente una fábrica del segundo y tercer cuarto del
siglo XVI. En su interior, la iglesia es un compendio de arte, imaginería,
sepulcros e historia.
El
Concejo erigió unas notables Casas
Consistoriales en el frente occidental de la Plaza. Junto al Ayuntamiento
viejo existieron otras dependencias anejas, como la Cárcel y el Archivo de
Escribanos, aunque las reformas hacen difícil distinguir las estancias. Parte
del conjunto era el “Cañón de la Cárcel”,
pasadizo abovedado realizado entre dichas dependencias, que dejó de llamarse
“Cárcel Real” en 1834, cuando se establecieron las demarcaciones judiciales, en
que comenzó a denominarse “Prisión del Partido Judicial de Trujillo”.
El
palacio de los Chaves-Cárdenas está
situado en el frente oeste de la plaza. A lo largo de los siglos ha sufrido
diferentes reformas, de forma que en, en la actualidad, la portada es uno de
los pocos testimonios de su origen. El edificio se levanta a principios del
siglo XVI.
Junto
a la magnificencia del Palacio de los
Duques de San Carlos, la invitación a la vista que campea en su puerta hace
casi imposible evitar la contemplación. El balcón de esquina, portada del más
riguroso estilo plateresco. Fue ordenado edificar por el hijo del doctor
Galíndez de Carvajal, albacea testamentario del rey Fernando el Católico. Don Fermín
Francisco de Vargas Carvajal y Chaves y Sotomayor fue el primer duque de San
Carlos y Conde del Puerto. El edificio no siempre estuvo dedicado a residencia
regia o palaciega. En 1756 fue cuartel de milicias. A finales del XIX el patio
se utilizó como lugar de representación de comedias y de bailes de carnaval;
residencia del recaudador municipal; en 1913, residencia del administrador de
los Duques de san Carlos y en 1960, la madre Cristiana de Arteaga, presidenta
de la Federación de Religiosas Jerónimas de España y heredera del Duquesado del
Infantado, decide iniciar su restauración y cede su uso a las religiosas de la
Orden Jerónima en Trujillo, sin perder la propiedad del mismo los Duques de San
Carlos y Marqueses de Santa Cruz.
El
Palacio de los Marqueses de Piedras
Albas fue construido en el siglo XVI por don Pedro Suárez de Toledo. Este
palacio renacentista fue edificado en el siglo XVI sobre el “Portal del pan”.
Destaca la fachada principal y su claustro doblemente claustrado y algunos
artesanados de los salones del interior. La fachada principal es de dos plantas
de sillarejo granítico.
El
soberbio Palacio del Marqués de la
Conquista se alza en un extremo de la Plaza Mayor de Trujillo. Fue ordenado
construir por Hernando Alonso Pizarro y su esposa Francisca Pizarro Yupanqui,
hermano e hija de Francisco Pizarro, conquistador del Perú. El palacio debió
construirse en la década 1561-1571. Es una notable fábrica de sillería de planta
cuadrada, ligeramente irregular y está formado por cinco plantas. El palacio se
utilizó en la Guerra Civil como cuartel de las columnas de Castejón y del
Regimiento de Argel, ocupado por la sección femenina de FET y en el primer
cuarto de siglo hubo un colegio de segunda enseñanza. En la actualidad, el
palacio está abierto al turismo.
La
denominada Casa de la Cadena
presenta en su fachada principal dos pisos sobre soportales, es de mampuesto y
se adorna con seis escudos y una serie de seis balcones rectangulares, tres por
planta. En esta mansión se alojó el rey Felipe II en 1583 cuando venía de
posesionarse del trono portugués. La Torre
del Alfiler es un baluarte castrense situado al norte de la plaza, pues en
sus orígenes medievales se construyó como torre defensiva, formando parte de la
muralla de la alcazaba. Este espacio castrense acoge el Centro de
Interpretación de la Historia de Trujillo.
La
Plaza Mayor de Trujillo ha sido escenario
de torneos en la Baja Edad Media. Asimismo, se celebraron corridas de toros. El
sábado de las fiestas patronales acoge la Salve en honor de Nuestra Señora. En
1984 comienza la construcción de la plaza de abastos, inaugurada cuatro años
después. En los primeros treinta años del siglo XX se celebraba la Feria. En
1929 se inauguró el monumento a Pizarro, obra de Ramsey. Desde finales del XIX,
la plaza acoge el Domingo de Resurrección o Pascuas. El 18 de octubre de 1953
tuvo lugar la coronación canónica de la Virgen de la Victoria, patrona de la
localidad. En 1966 se inaugura la nueva
Plaza de Mercado de Abastos. En 1986 se celebra la primera Feria de Turismo y
la Feria Nacional del Queso. Su escenario ha servido también para el rodaje de
películas y series.
*El autor es académico
correspondiente de la Real Academia de Extremadura de las Letras y las Artes.
[1] Vid.: Ramos Rubio, José Antonio y Gómez Ferreira, Raúl: La
Plaza Mayor de Trujillo, TAU Editores, Cáceres, 2021, 251 páginas.
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