viernes, 15 de julio de 2022

INCLUSIÓN VERSUS EXCLUSIÓN

   

En 2008 había más de 45.000 sucursales bancarias en España; pero en 2020 desaparecieron más de la mitad: quedaron 22.392. Y a pesar de que el mayor número de cierres se da en las grandes ciudades, por la mayor concentración de oficinas, afecta más duramente a las zonas rurales.

    Más de la mitad de los 8.131 municipios de España no tienen sucursal bancaria; más de millón y medio de españoles tienen que coger el coche para hacer una gestión en su banco. Los habitantes del medio rural deben recorrer una media de ocho kilómetros para llegar a la sucursal más cercana. Los bancos dejan atrás a una parte de España. No son inclusivos, son exclusivos.

    En enero pasado, Correos y la Junta de Extremadura firmaron un convenio marco para desarrollar servicios para el medio rural, frenar la despoblación y atraer nueva población a los municipios. En las oficinas de Correos se podrán pagar tributos autonómicos y realizar trámites administrativos que evitarán desplazamientos a los habitantes de las localidades pequeñas.

    El convenio prevé la instalación de cajeros automáticos en 35 localidades para facilitar la inclusión financiera y el acceso de todos los habitantes a dinero en efectivo. Un compromiso para hacer frente al reto demográfico, en el convencimiento de que la lucha contra la brecha existente entre las zonas urbanas y las rurales, carentes a menudo de servicios e infraestructuras básicos, es la mejor manera de garantizar el desarrollo económico y social de todo el país. (Véase Sala de prensa de Correos de 11/01/2022).

    En esta misma línea, el pleno de la Diputación de Cáceres celebrado el 28 de abril aprobó un gasto de 63.300 euros para asegurar el mantenimiento de cajeros automáticos en una decena de municipios de la provincia amenazados por la exclusión financiera.

    El portavoz provincial dijo que se trataba de un plan “que llamamos no de exclusión financiera, sino de inclusión financiera. No habrá ni un solo pueblo en esta provincia que no tenga cajero automático o un servicio financiero que preste ayuda a la ciudadanía”. (Véase La Mañana, de Radio Interior, de 28/04/2022).

    Frente a la exclusión financiera con que los bancos han afrontado las fusiones bancarias, la inclusión promovida por las instituciones que velan por el mantenimiento de servicios esenciales para la población rural.

    La exclusión ha afectado a las ciudades, pero mucho más a los pueblos pequeños. Tener que ir a por dinero al pueblo más próximo para poder pagar donde solo se paga en efectivo, en la mayoría de los casos, es un paso más para promover la España despoblada, que no debe ser nunca excluyente, sino incluyente.

    Algunos dirán que los pueblos pequeños nunca tuvieron cajas ni bancos, si acaso corresponsales bancarios. El dinero se guardaba bajo el colchón o el ladrillo. Nada hemos avanzado, sino que hemos vuelto hacia atrás, un salto en el vacío que ha dejado a pueblos, antes con varios bancos y cajas, sin ninguno.

    Hemos dejado atrás a muchos miles de españoles donde el dinero en efectivo es como el pan nuestro de cada día. No sale rentable mantener una oficina para tan poca gente y con escasos recursos. La inclusión no es posible con la exclusión. Resta y no suma.

    En las ciudades, sus ciudadanos se sienten también huérfanos por la escasa atención que se les presta, por las citas previas obligadas cuando la necesidad apremia; por la escasez de oficinas y personal.

    La escasez es sinónimo de pobreza. La banca siempre gana y los ciudadanos pierden. Solo falta la ayuda de quienes pueden y deben, de quienes hacen España, región y provincia. Las instituciones que apuestan por la inclusión y no por la exclusión.


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