Un tercio de la población
extremeña continúa en una situación de vulnerabilidad económica, aunque se ha
producido una disminución de cuatro puntos porcentuales con respecto al año
anterior. Son datos hechos públicos por el Informe AROPE, por sus siglas en
inglés, que analiza los niveles de pobreza y exclusión social de las
comunidades autónomas y que tiene como objetivo evaluar el porcentaje de población
o exclusión social en las regiones de la Unión Europea.
El citado informe presentado con motivo del Día
Internacional para la Erradicación de la Pobreza, el pasado 18 de octubre,
ofrece los siguientes datos con referencia a Extremadura.
El 32,8 por ciento de la población extremeña se encuentra
en riesgo de pobreza; es decir, 345.000 personas se hallaban en riesgo de
exclusión social el pasado año. Aunque esta cifra representa una disminución de
cuatro puntos porcentuales con respecto al año anterior, un tercio de la
población continúa en situación de vulnerabilidad económica.
Entre los factores clave que impactan la pobreza se
encuentran, entre otros, el aumento del precio de la vivienda, convertido en
uno de los principales generadores de pobreza. Muchas familias extremeñas se
enfrentan con dificultades para acceder a una vivienda adecuada o a asumir el
coste de los alquileres. A esto se suma el desempleo y la precariedad laboral,
que afectan gravemente a los hogares.
Extremadura, según el Informe AROPE, sigue siendo una de
las regiones más afectadas por la pobreza, con indicadores que están muy por
encima de la media nacional. El desequilibrio en el acceso a servicios y
oportunidades económicas agrava la situación de pobreza en Extremadura.
El Informe subraya también que, aunque el crecimiento
económico y el incremento del PIB son esenciales para mejorar las condiciones
de vida en la región., por sí solos no son suficientes para reducir la pobreza
y la exclusión social de manera efectiva y es necesario que el crecimiento
económico esté acompañado de políticas redistributivas.
La tasa de privación material y social severa se sitúa en
el 8 por ciento. Aunque ha disminuido con respecto al año anterior, algunos
indicadores han empeorado. Por ejemplo, el 25,1 por ciento de la población
extremeña no puede mantener su vivienda a una temperatura adecuada y un 5,2 por
ciento no puede permitirse comer carne, pollo o pescado al menos cada dos días.
Las dificultades para llegar a fin de mes afectan a más
de la mitad de la población, lo que refleja la presión financiera a la que
están sometidos muchos hogares, en un contexto de aumento del coste de vida.
Finalmente, el Informe hace hincapié en la situación
crítica de las pensiones: el 42,5 por ciento no supera el umbral de pobreza de
785 euros mensuales, lo que coloca a muchos pensionistas en una situación
económica precaria. Más preocupante aún es que el 13 por ciento de las
pensiones son inferiores al umbral de pobreza severa, establecido en 523 euros
mensuales. En las pensiones de viudedad, la situación es aún más grave, con un
22,5 por ciento por debajo de la pobreza severa. La mayoría de estas pensiones
corresponden a mujeres lo que refleja una importante desigualdad de género en
el sistema de pensiones.
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