lunes, 30 de junio de 2025

CIEGOS TRAS EL APAGÓN

 

Hay personas discapacitadas que no ven, pero hay ciegos que “ven” más que personas que perciben la luz natural en sus ojos. Las personas ciegas desarrollan capacidades compensatorias que les permiten intearactuar con el mundo de manera efectiva, incluyendo una mayor percepción auditiva, táctil y olfativa, así como habilidades cognitivas mejoradas. Estas capacidades les ayudan a navegar, comunicarse, aprender y realizar actividades cotidianas.

    No estamos acostumbrados ya a vivir sin luz eléctrica. La necesitamos tanto de día como de noche. De día, para la cocina, la plancha, la lavadora, el lavaplatos, el ascensor…, nada somos sin la luz. De pronto, un día, a mediodía, con toda la luz solar para nosotros, se va la luz: sufrimos el gran apagón que afecta a todas nuestras actividades. Tenemos luz de día, pero nos falta la luz de noche, la que nos alumbra más que la luna llena y las estrellas. Se paran los trenes, el metro… Todo queda paralizado. No funcionan los ordenadores ni los cajeros. Nada somos ya sin la luz eléctrica…, tan desarrollada en los hogares. No podemos calentar nuestra comida. Tememos por los alimentos del frigorífico…

    Nadie sabe qué paso. Unos se echan las culpas a otros; pero el día del apagón percibimos nuestra vulnerabilidad por la falta de luz. No tienen los ciegos este problema. Las personas ciegas  son capaces de distinguir entre luz y oscuridad, pero no la forma de los objetos. El apagón no lo sufrieron tanto como las personas con luz. Quizás en casa, como todos; pero no en la calle. Una persona que puede percibir la luz puede tener la capacidad de distinguir la noche del día. La percepción de la luz significa que una persona no vive en la oscuridad total; la ceguera, empero, supone que una persona sea incapaz de reconocer objetos visualmente.

    Un historiador del arte, José Antonio Ramos, escribió un día “El lenguaje de los ojos en el arte” (TAU Editores, Cáceres, 2018) para resaltar cómo muchos artistas invidentes han conseguido desentrañar la vida sin luz en los ojos y logrado creaciones pictóricas y musicales magistrales, dignas de admiración. Así, entre muchos, Joaquín Rodrigo, ciego desde los 3 años, estrenó en 1940 su pieza musical de más éxito, “El concierto de Aranjuez”.

    Hace más de 10.000 años, el hombre utilizaba el fuego para ver en la oscuridad y calentarse. A principios del siglo XX se utilizaban velas, lámparas de gas y aceite…, hasta 2010, en que desaparecen las bombillas incandescentes. Muchos aprendimos a leer tan solo con la luz natural. Mediados los años 50 del pasado siglo, los pueblos se iluminaban con candiles y carburos, con velas o petromaxes…; pero, de pronto, un día vimos la luz; la luz se hizo, y otro día llegó el gran apagón…, y ya nada fue igual sin la luz. Sin ella, todos somos más vulnerables.

    Neruda ve un día “Un ciego tocando la pandereta” (Museo Leyden, Holanda) y escribe: “Ciego, será ayer tu mañana/ ¿Siempre será tu pandereta pobre/estremeciendo tus manos crispadas?/ La mano que recibe,/ los ojos que no ven,/ la cara parda lastimosa y triste/ golpeando en cada salto de pared.”

    

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