miércoles, 13 de agosto de 2008

EL RITMO QUE NO PARA...

Como no paran los latidos del corazón, el calor sube y el ritmo no para. Agosto camina hacia su ecuador; los pueblos se llenan de fiestas y de emigrantes que retornan; unos van y otros vuelven a la playa, a la naturaleza o a la montaña... y el ritmo no para. La crisis galopa golpeando a los más débiles, no a quienes hablan tanto sobre ella, y el ritmo no para. Vamos a la consulta, nuestro médico está de vacaciones, pero hay dos más para atenderte... y el ritmo no para. Pasó el 9 de agosto, no hubo ningún apocalipsis, ni acuerdo sobre financiación... y el ritmo no para... Publicaron las balanzas fiscales y no por ello el mundo dejó de girar. Parecía que la antorcha no llegara jamás a Pekín; llegó y El Nido se llenó de luz y color, “y mira que se está encendiendo/que sube el calor”, y el ritmo no para.

Hace unos años, la Vuelta Ciclista a España convirtió en himno oficial de la carrera aquella canción de Patricia Manterola titulada “Que el ritmo no pare”. Valía el estribillo para la ocasión más que el resto de la letra. Gobernaba España el PP por voluntad de los españoles y la ministra del ramo entregó la copa de campeón a un español en la Castellana de Madrid. Y, desde entonces, el ritmo sigue sin parar.. “Que el ritmo no pare/, no pare no,/ que el ritmo no pare.”

Como no para ni en agosto el regular funcionamiento de las instituciones, la sanidad, la vida política, los flujos y vaivenes del mercado, las vacaciones de los que pueden; la catastrofista oratoria diaria de quienes, pudiendo tenerlas, permanecen “cara al sol/con la camisa nueva” para intentar convencernos de que el mundo se parte en dos mientras nuestros gobernantes están de vacaciones; y los suyos también, pescando avales entre ferias y toros por las plazas de Extremadura toda...; pero el ritmo no para, aunque suframos crisis vascular.

Subsiste en la estrategia política del PP un deseo incontenible, una pasión desenfrenada, por extrapolar a la sociedad entera una crisis que ni ellos se creen, porque no la sufren, ni pueden predicar porque no la padecen, ni atizar para fastidiar más a quien no tiene bastante con lo que tiene. Todo con tal de acosar al Gobierno, ya sea el de la nación o el regional. A qué si no viene a cuento solicitar un “gabinete de crisis” regional, como si por los dichos de dos catalanes nos hubieren declarado la guerra, o por la situación sobrevenida, o la que esté por venir, llegare a hundirse el mundo.

Para crisis, la que sufrieron nuestros ascendientes, y el ritmo no paró, y aquí estamos todos. ¿Y de quién fue entonces la culpa? ¿De Zapatero, de Vara, que no habían nacido...?

Solo basta leer las agencias informativas, los periódicos digitales e impresos, para observar, en contra de lo que deseen hacernos creer los portavoces del PP, de guardia por vacaciones y sede vacante, que la Junta de Extremadura funciona, aun en vacaciones; y que su política informativa nunca fue merecedora de un premio negativo, favorecido quizá por ocultos intereses; que las terrazas siguen llenas, al igual que las playas; que los hospitales y centros de salud continúan atendiendo a los pacientes.

Nadie niega la crisis y entre todos ha de afrontarse y poner remedios para curar el mal. De nada valen los lamentos sobre los nubarrones que otros nos legaron, a lo que otros contribuyeron y algunos más ensancharon en el horizonte; pero nada se soluciona con recordarlo todos los días y cambiar de táctica según venga el viento: ahora, que el Gobierno intervenga y lo solucione todo; antes, que deje que el mercado se regule por sí mismo, que no sea intervencionista. ¿En qué quedamos? ¿Cuál es su política: la heredera en parte de la que hoy sufrimos, o la que tiene por costumbre anunciarnos todos los días que viene el lobo...? Hay lobos peores que el propio animal: el hombre, un lobo para el hombre (homo, homini lupus).

Afortunadamente, “mira que se está encendiendo/que sube el calor”, pero que “el ritmo no pare/no pare no/que el ritmo no pare”. Y el ritmo no para, aunque suba el calor y los jinetes del Apocalipsis del PP continúen cabalgando sobre el horizonte, inaccesible, inabarcable, inexplorable... de la crisis que explotara también por su causa.

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