Dónde quedan los compromisos electorales en tiempos de crisis. Las promesas son un pacto entre candidatos y electores, entre los partidos políticos que, legítimamente, aspiran a gobernar, y los ciudadanos que aspiran a ser gobernados de acuerdo con aquel que mejor refleje su propia idiosincrasia política; pero, en tiempos de escasez, es cuando mejor se refleja la existencia de las ideologías, de dos modelos distintos de llevar a cabo la política a favor de los ciudadanos.
Ya en 1960, el sociólogo estadounidense Daniel Bell publicó “El fin de las ideologías”, en el que denunciaba el apartamiento de las grandes ideas políticas que habían marcado la historia del mundo occidental. La política comenzaba a plasmarse en términos más pragmáticos tanto por los ciudadanos como por la clase política. El mejor reflejo de aquella síntesis conceptual es que importan los resultados más que las ideas; sin embargo, en la misma década su tesis fue puesta en tela de juicio por acontecimientos como la reivindicación de los derechos civiles, el mayo francés o las protesta universales contra la guerra de Vietnam.
En 1965, el diplomático y después ministro franquista Gonzalo Fernández de la Mora escribía “El crepúsculo de las ideologías”· como una sipnosis de la crisis de cosmovisiones en que estábamos inmersos.
El pasado 12 de diciembre, ante un auditorio de portavoces y concejales socialistas, el presidente de la Junta de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, subrayaba que, “aunque la crisis no afecta a las ideologías, sí provoca un cambio de prioridades”.
Ante dos modelos ideológicos contrapuestos, y de gestión, por tanto, de la crisis, el secretario provincial del PSOE de Cáceres, Juan Ramón Ferreira, ha venido a remarcar en unas recientes declaraciones (que pueden leerse en Extremaduraaldia.com) que “los socialistas hemos afrontado la crisis conforme a nuestros compromisos electorales y nuestro código ideológico”; es decir, no solo reafirma el valor de la ideología en tiempos de crisis, si cabe más necesaria, sino que expresa su convicción de que, con otro gobierno en el poder, la gestión hubiera sido muy diferente, porque se habrían recortado servicios públicos fundamentales y las clases necesitadas no hubieran sido atendidas como debieren.
En el marco de un nuevo modelo económico, ya periclitado el anterior, y cuando se sientan las bases del nuevo que ha de regir el futuro, resulta obvio que hay que contar con todos; que importan más las prioridades que las ideologías, como apuntara el Presidente; pero también que éstas no pueden perderse en la priorización de las necesidades conforme al código ideológico del partido, según Ferreira.
En la ideología subyace también la puesta en valor de sectores que hace unos años se ponían en cuestión, como ha venido a recordar el secretario de los socialistas cacereños, y que hoy son elementos de referencia de cara al futuro: el turismo, el medio ambiente, las zonas de protección, el equilibrio entre el mundo urbano y el rural, las comunicaciones, el nivel de servicios, la agroindustria, las energías alternativas, referentes todos del nuevo modelo por desarrollar, y en los que la provincia de Cáceres es puntera; pero ha advertido también que la provincia requiere un mayor esfuerzo para garantizar el equilibrio regional, dada su amplia zona de protección.
La crisis, ha venido a decir Ferreira, no puede ser utilizada para sacar réditos políticos, sino como un tiempo de pactos para salir adelante, en el que sin perder cada uno su norte ideológico, es preciso priorizar las líneas del nuevo modelo, garantizando los servicios públicos fundamentales y la asistencia a los desfavorecidos por la crisis.
La crisis no es el fin, sino el principio de una nueva era; no puede, ni debe, ser tampoco tomada como excusa para anatematizar a toda la clase política por regla general, porque si no creyéremos en ella, abdicaríamos también de nuestros compromisos ciudadanos, y en ello nos va el futuro.
Ya en 1960, el sociólogo estadounidense Daniel Bell publicó “El fin de las ideologías”, en el que denunciaba el apartamiento de las grandes ideas políticas que habían marcado la historia del mundo occidental. La política comenzaba a plasmarse en términos más pragmáticos tanto por los ciudadanos como por la clase política. El mejor reflejo de aquella síntesis conceptual es que importan los resultados más que las ideas; sin embargo, en la misma década su tesis fue puesta en tela de juicio por acontecimientos como la reivindicación de los derechos civiles, el mayo francés o las protesta universales contra la guerra de Vietnam.
En 1965, el diplomático y después ministro franquista Gonzalo Fernández de la Mora escribía “El crepúsculo de las ideologías”· como una sipnosis de la crisis de cosmovisiones en que estábamos inmersos.
El pasado 12 de diciembre, ante un auditorio de portavoces y concejales socialistas, el presidente de la Junta de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, subrayaba que, “aunque la crisis no afecta a las ideologías, sí provoca un cambio de prioridades”.
Ante dos modelos ideológicos contrapuestos, y de gestión, por tanto, de la crisis, el secretario provincial del PSOE de Cáceres, Juan Ramón Ferreira, ha venido a remarcar en unas recientes declaraciones (que pueden leerse en Extremaduraaldia.com) que “los socialistas hemos afrontado la crisis conforme a nuestros compromisos electorales y nuestro código ideológico”; es decir, no solo reafirma el valor de la ideología en tiempos de crisis, si cabe más necesaria, sino que expresa su convicción de que, con otro gobierno en el poder, la gestión hubiera sido muy diferente, porque se habrían recortado servicios públicos fundamentales y las clases necesitadas no hubieran sido atendidas como debieren.
En el marco de un nuevo modelo económico, ya periclitado el anterior, y cuando se sientan las bases del nuevo que ha de regir el futuro, resulta obvio que hay que contar con todos; que importan más las prioridades que las ideologías, como apuntara el Presidente; pero también que éstas no pueden perderse en la priorización de las necesidades conforme al código ideológico del partido, según Ferreira.
En la ideología subyace también la puesta en valor de sectores que hace unos años se ponían en cuestión, como ha venido a recordar el secretario de los socialistas cacereños, y que hoy son elementos de referencia de cara al futuro: el turismo, el medio ambiente, las zonas de protección, el equilibrio entre el mundo urbano y el rural, las comunicaciones, el nivel de servicios, la agroindustria, las energías alternativas, referentes todos del nuevo modelo por desarrollar, y en los que la provincia de Cáceres es puntera; pero ha advertido también que la provincia requiere un mayor esfuerzo para garantizar el equilibrio regional, dada su amplia zona de protección.
La crisis, ha venido a decir Ferreira, no puede ser utilizada para sacar réditos políticos, sino como un tiempo de pactos para salir adelante, en el que sin perder cada uno su norte ideológico, es preciso priorizar las líneas del nuevo modelo, garantizando los servicios públicos fundamentales y la asistencia a los desfavorecidos por la crisis.
La crisis no es el fin, sino el principio de una nueva era; no puede, ni debe, ser tampoco tomada como excusa para anatematizar a toda la clase política por regla general, porque si no creyéremos en ella, abdicaríamos también de nuestros compromisos ciudadanos, y en ello nos va el futuro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.