martes, 26 de junio de 2012

EL RETORNO A LA BENEFICENCIA

           La entrada en vigor del copago sanitario el próximo 1 de julio, incluidos los pensionistas, es el más impopular de todos los recortes efectuados hasta la fecha por el Gobierno de España para cumplir con los objetivos del déficit, porque ataca a los más débiles del sistema. No se trata tanto del copago, sino de una necesidad obligada para la Tercera Edad que, además, solo puede ser satisfecha en su Comunidad de origen, y no en ninguna otra de España.

            No solo es una más de las múltiples promesas incumplidas por Rajoy, aparte de la subida del IVA, que muy pronto llegará, sino que nos plantea un reduccionismo de la nación que el Estado de las Autonomías no solo ha sido capaz de superar y unificar, sino de multiplicar por diecisiete estados no confederados en una nación “única e indivisible”, como manda la Constitución, pero cada vez con más pérdida de soberanía a costa de las Comunidades, de la UE y de los mercados, asunto sobre el que ya advirtiera Ibarra hace años, aludiendo a la necesidad de una reforma del Estado que delimitara las competencias exclusivas de este y las propias de las Comunidades Autónomas.

            La tarjeta sanitaria única para el todo el territorio nacional no es un asunto baladí, que se anunciare como interoperable en todas las comunidades autónomas tras el primer Consejo Interterritorial de Sanidad celebrado el pasado 29 de febrero, en el que la ministra  de Sanidad, Ana Mato, anunció que se empezaría a emitir a finales de este año. Ya en 2003, la entonces ministra del ramo de Aznar, Ana Pastor, se propuso acabar con los problemas de compatibilidad entre los sistemas de identificación de pacientes y la digitalización de todos los usuarios, además de la cartera de servicios básicos, el calendario único de vacunación y una tarjeta sanitaria para todo el Sistema Nacional de Salud.

            En este, como en tantos otros casos, llegamos tarde, aunque algunas voces tan preclaras como la de Fernández Vara ya previera hace unos años el dislate que supone la necesidad de diecisiete tarjetas sanitarias, y otras tantas diferentes licencias de caza y pesca para operar en los distintos territorios.  Tuvo una iniciativa que no cuajó: una conferencia de presidentes sin el Presidente del Gobierno para ponerse de acuerdo en temas tan básicos como este, que llevara a dimitir al ministro de Justicia, Mariano Bermejo, en 2009, por cazar en una finca andaluza sin tener licencia para ello en la citada Comunidad, aunque las hubiere para su práctica en otras.

            En la situación actual, asfixiados por la crisis, nos encontramos con diecisiete carteras de servicios diferentes, que nos impiden ejercer el derecho constitucional de viajar por todo el territorio nacional libremente, porque, aun habiendo licencia para ello, con un DNI y un pasaporte únicos, no nos ofrecen dispensación farmacéutica gratuita en todo el territorio nacional, ni caza ni pesca como deporte, a no ser en restaurantes.

La descentralización política y administrativa del Estado de las Autonomías más bien parece que, en lugar de hacernos avanzar hacia mayores cotas de bienestar social, nos hace retroceder hacia los tiempos de la beneficencia. Los últimos recortes en sanidad, educación y asistencia a pensionistas –las líneas rojas que nadie deseaba traspasar-- han caído como podrán caer los enfermos que, sin puntos de atención continuada, no lleguen a tiempo a los hospitales.

El último arrebato a la palabra maldita salió de la Asamblea de Extremadura el pasado 29 de mayo, cuando la Mesa de la Cámara aprobó una bajada del salario de los diputados de un 5 por ciento y acordó destinar el ahorro a la beneficencia. Mientras un sindicato calificaba el gesto de “populista y mediático”, el Grupo Socialista matizaba que la beneficencia no es competencia de la Asamblea, mientras que sí lo es de la Junta de Extremadura realizar programas de política social. Lecturas distintas de un mismo tema que para nada les conmoviere a ellos, pero sí a los desheredados de la vida, como los pueblos sin PAC, solos con la paz de sus vidas.



sábado, 16 de junio de 2012

“EN LA ACERA DE ENFRENTE”

           El Juzgado de lo Social número 4 de Badajoz ha condenado al Ayuntamiento de Olivenza por la “modificación sustancial” de las condiciones de trabajo del ex director de una residencia de mayores y de una auxiliar administrativo, en funciones de secretaria adjunta al anterior, al vulnerar su derecho a la dignidad, al considerar el alcalde popular de la localidad que ambos “estaban en la acera de enfrente”, al ser reconocida por ellos mismos su afinidad al PSOE. En la sentencia, el juez ha condenado al consistorio, tras declarar extinguida la relación laboral, a abonar al primero con 66.219 euros y a la segunda con 17.120, además de 3.126 euros a cada uno por la vulneración del citado derecho a la dignidad.

Los cambios de gobierno, capitalizados en muchas ocasiones por personas no expertas en Derecho y en  gestión administrativa, suelen conllevar despidos por causas políticas, además de las consabidas afectas al personal eventual, interino o de confianza; pero nunca “por estar en la acera de enfrente”, que más bien pareciere una venganza política que una cuestión de escisión de la relación laboral.

            “Estar en la acera de enfrente” no ha sido siempre sinónimo de ser diferente a la mayoría, de pensar u opinar de forma distinta a los que no opinan igual que nosotros; a la calle que nos separa, delimitada por dos aceras que requiere decisión para unirlas, sin que por ello fuéremos condenados; a estar del lado opuesto a una opinión particular; al sentir que no se está en lugar de los hechos y que solo se fuere un espectador; o que la acera de enfrente es para los valientes y aguerridos soldados y militantes que sustentaren una ideología salvadora de la patria….

            “Estar en la acera de enfrente” significaba en el antiguo régimen ser maricón, vago o maleante, personas no reconocidas por los puristas del sistema. En la antigüedad, hombres y mujeres debían circular por lados opuestos a la calzada, como en las misas preconciliares al Vaticano II, en que las mujeres ocuparen la izquierda y los hombres,  la derecha de las dos bancadas del templo; o como en las piscinas de la Ciudad Deportiva de Cáceres, ahora clausuradas, en que varones y mujeres hubieren de ocuparlas separadamente por altos setos que evitasen miradas lascivas o libidinosas. Mujeres y hombres circulaban  por lados diferentes a la calzada y si alguien mostrare indicios de homosexualidad, eran invitados a cambiarse de acera para unirse al lado de las mujeres.

            Durante el franquismo, era costumbre que vagos y maleantes, rufianes, proxenetas y gays, se pasearan por los números pares de la Gran Vía, entonces avenida de José Antonio. De tal guisa que, conocedores de la costumbre, podían pasearse por la acera de los pares “si buscaban tema”; y si fueres hetero, caminabas por los impares, mirando con cierta envidia a los de la acera de enfrente. Resultare que el lado de los pares es ahora Chueca. ¿Quién se lo iba a decir a los hoy llamados gays? Siempre se dijo que a Lorca lo asesinaron “por rojo y maricón”, aunque el investigador malagueño Miguel Caballero, autor de “Las trece últimas horas en la vida de García Lorca”, lo atribuya a las rencillas familiares que enfrentaban a los Lorca con los Roldán y los Alba.

            La situación en los hemiciclos parlamentarios de las familias de diversas ideologías nace en tiempos de Luis XVI, en Francia, cuando se situaron a la derecha de la Presidencia de la Asamblea Nacional la nobleza y el clero, y a la izquierda, la burguesía y al pueblo llano. Las democracias occidentales mantienen hoy la situación de izquierda y derecha a la vista de la Presidencia de las Cámaras y, cuando hubiere cambio de gobierno, se limitan a cambiar el tapiz de los sillones del Gobierno para mantener en su sitio a rojos y azules, excepción hecha por el actual presidente de la Junta de Extremadura, que cambió el lugar consuetudinario por problemas de agenda, así como los nombres de las instituciones de la Comunidad que figuran en el Estatuto, por ellos aprobado.

            Las calles tienen dos aceras, la izquierda y la derecha, y los viandantes son libres de caminar por cualquiera de las dos, aunque a veces colisionen los derechos de quienes van por la suya y de quienes prefirieren la de sombra a la de sol. Por algo, un ayuntamiento regido por el PP, como el de Villagarcía de Arousa, aprobó en mayo pasado una ordenanza que prohibía a los peatones detenerse en grupos en las aceras o la restricción del uso de patines y bicicletas en plazas y calles peatonales. La derecha ha patrimonializado las calles y hasta las aceras. Fraga dijo que “la calle era suya” cuando en realidad quiso decir que él era el responsable de que nadie caminase por la acera no debida. Los ingleses han mantenido la tradición de que los vehículos a motor circulen por la izquierda porque por ese lado circulaban los carruajes, para evitar darles latigazos a los caballeros andantes de la derecha que por ellas caminaren hacia el Parlamento de Westminster en lugar de a los caballos. Al ex presidente de la Junta y actual secretario general del PSOE extremeño, Fernández Vara, le acusaron  en el hemiciclo de haber pertenecido a la organización juvenil de la derecha antes de militar en el PSOE. Tomó la palabra su maestro, Ibarra, y sentenció: “El Reino de los cielos está lleno de arrepentidos”, o, lo que es lo mismo, “arrepentidos los quiere el Señor”, o “de sabios es rectificar”. Cuando llegó a la Presidencia de la Junta, Vara no pidió carné del partido a algunos de sus colaboradores y se la jugaron; cuando Monago tomare posesión, el 7 de julio del pasado año, dijo, como maestro de ceremonias litúrgicas del Vaticano antes de un cónclave”: “Extra omnes” (fuera todos)… que no pertenezcan a mi cónclave… Vara se tragó, por no pedir el carné, a gente que trabajó para él y hoy lo hace para el PP. Monago echó a la calle a eventuales, interinos y “gente de mal vivir”… de la acera de enfrente, como el alcalde de Olivenza, lo que ha dado lugar a depresiones, pobreza y separaciones matrimoniales múltiples. Olvida el origen político de muchos de los suyos, que antes compartieron escaño en su sitio del hemiciclo y que fueron notables de hasta tres partidos diferentes, pero hubieren una sola fe y tres filiaciones distintas, como en el misterio de la Trinidad: el sillón parlamentario, que les diere más réditos que su profesión, si la hubieren, aunque a la hora final renegaren tanto de su credo político como religioso tras el “extra omnes” que también se les aplicare a otros del mismo redil, pero de la acera de enfrente…, como en el caso de Olivenza.


jueves, 7 de junio de 2012

EL FÚTBOL O LA PASIÓN COMO CALVARIO

           Las selecciones de fútbol de Polonia y Grecia abren este viernes 8 de junio por la tarde el partido inaugural de la decimocuarta edición del torneo continental conocido por Eurocopa de selecciones de fútbol, que se alargará hasta el 1 de julio, y que arbitrará el español Carlos Velasco Carballo. Coanfitriona junto a Ucrania, intentará hacer valer su condición como tal para obtener su primera victoria para pasar a la segunda ronda, en una primera fase en la que se encuadra junto a Grecia, Rusia y República Checa. Grecia pone su acento en el recuerdo de la Eurocopa de 2004 de Portugal, en la que, inesperadamente, consiguió alzarse con el trofeo, en el que debutare precisamente con una victoria frente a Polonia.

            Ya ha advertido el seleccionador español, Vicente del Bosque, sobre el “optimismo desmesurado” y la presión que reina sobre el combinado español desde todos los ámbitos, “porque no hay dos sin tres”, tras la petición lanzada por el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, de que nos diera “una alegría” en estos “tiempos tan difíciles” y le ha respondido que, “aunque ganemos, la Eurocopa, no es la solución a los problemas de España”.

            El fútbol es una pasión, a veces incontrolada, que se convierte en calvario, y en el que la victoria puede resultar tan solo un bálsamo que, aun dulcificando la vida cuarenta y ocho horas, nos devuelve a la triste realidad cotidiana que hemos de seguir viviendo, en la victoria o en la derrota. Ya tras la recordada victoria ante Malta por 12-1, el 21 de diciembre de 1983, que nos clasificare para la fase final de la Europa de Francia del 84, el entonces presidente del Gobierno, Felipe González, llamó a los vestuarios del “Benito Villamarín” para felicitar al seleccionador, Miguel Muñoz, a quien  le dijere: “Miguel, enhorabuena porque el país estaba necesitado de una victoria como esta.” En efecto: ese diciembre lluvioso había enlutado el país con casi trescientos muertos en dos accidentes en Barajas; en la discoteca “Alcalá 20” de la capital murieron setenta y ocho jóvenes… En medio de la tristeza generalizada, la alegría inesperada. Fútbol y política, fútbol y literatura, han ido siempre unidos de la mano como una pasión y calvario que uniere a espectadores de excepción, hinchas furibundos y simples aficionados que lo consideraren, por encima de todo, un pasatiempo entre una lucha “inter pares”.

            El dramaturgo extremeño Manuel Martínez Mediero calificó el fútbol como “calvario” en su discurso de aceptación de la Medalla de Extremadura en septiembre de 1999: “Soy –dijo-- socio de pago del Club Deportivo Badajoz, porque algún calvario tiene que tener uno en esta vida.”

            Kipling inició en 1880 una mala relación entre fútbol y política, al hablar de esas “almas pequeñas que pueden ser saciadas por los embarrados idiotas que lo juegan.” Jorge Luis Borges lo definió como “civilización y barbarie”; pero, gracias a la televisión, el fútbol, como los toros, y su utilización por intereses políticos, no pasaron a mejor vida,  sino que fueron espejo de la vida misma: la pasión y el calvario.

            Memorable fue la “Oda a Platko”, de Rafael Alberti, dedicada al portero del Barcelona, el húngaro Platko, quien, en 1928, asistió como espectador al primer partido de los tres de la final de la Copa de España que daría la victoria a los catalanes frente a la Real Sociedad, en tiempos en que los partidos no se resolvían por penaltis, sino al mejor de tres.  “Cuando la Real estaba achuchando la portería catalana, su delantero centro Cholín, en una posición envidiable, avanzó hasta la portería. Cuando el gol parecía inevitable, el guardameta Platko realizó una gran estirada y se arrojó sobre el pie del jugador donostiarra conteniendo así el tiro, pero a cambio de recibir en la cabeza el golpe destinado al balón. La patada fue brutal. Platko quedó conmocionado y tuvieron que retirarle del campo para aplicarle seis puntos de sutura en la herida ensangrentada”, según un cronista de la época. Alberti,  emocionado, escribió su célebre oda:

            “Ni el mar
             Que frente a ti saltaba sin poder defenderte.
             Ni la lluvia. Ni el viento, que era el que más rugía.
             Ni el mar, ni el viento, Platko,
             Rubio Platko de sangre,
             Guardameta en el polvo,
             Pararrayos…”
                                                                                       
            Rafael Celaya, hincha del equipo donostiarra, lo vio de manera diferente y lo contó en su “Contraoda del poeta de la Real Sociedad”, convencido de que el triunfo barcelonista se había producido gracias a la ayuda del árbitro. A su muerte, en 1991, los jugadores de la Real, llevaron brazaletes negros durante un partido contra el Atletic de Bilbao. Decía así su “Contraoda”:

“Y recuerdo también nuestra triple derrota
En aquellos partidos frente al Barcelona
Que si nos ganó, no fue gracias a Platko
Sino por diez penaltis claros que nos robaron.
Camisolas azules y blancas volaban
Al aire, felices, como pájaros libres,
Asaltaban la meta defendida con furia
Y nada pudo entonces toda la inteligencia
Y el despliegue de los donostiarras             
Que luchaban entonces contra la rabia ciega   
Y el barro, y las patadas, y un árbitro comprado…”

  La vida sigue y, como no hay dos sin tres, el fútbol llora hoy la muerte de Manolo Preciado, el ex entrenador del Sporting, que mañana viernes se disponía a tomar posesión del Villareal. Todo pasa: el triunfo, la derrota, la pasión y el calvario del fútbol como pasión. La vida no perdona ni a las jóvenes promesas de jugadores y entrenadores, porque el fútbol puede ser una pasión, pero nunca un calvario que nos lleve hacia ella.

martes, 5 de junio de 2012

LA AUSTERIDAD DE LOS POBRES

           Un pobre es un austero de solemnidad, porque es rígido en la forma de obrar y vivir. A un pobre le sobran todos los adornos, porque es ascético y frugal, sobrio como los monjes tras las paredes de su convento, templo de la austeridad, donde sus inquilinos viven de los productos que cultivan en sus huertas y de la fe que alimenta su espíritu.
                                                      
            Nunca se habló tanto de la austeridad como hoy, aunque se practicare durante siglos; pero hay una austeridad silenciada, la crisis del hambre, que siempre existiere en la Tierra, y subsiste, y otra más cacareada austeridad, que no fuere otra que la que pidieren los políticos al pueblo cuando para ellos no existiere o la tradujeren por recortes en todos los ámbitos, justo lo contrario de lo que prometieren y hubiere de ser su norte y guía: reforzar las áreas destinadas al bienestar, como la salud, la educación, la atención a los necesitados, congelaciones salariales, aumento de impuestos, acoso a los funcionarios…, poniendo al pueblo austero en situación de emergencia social, en la calle, en el retorno a la mayor crisis de todas: el hambre que pasaron nuestros padres y abuelos para construir un mundo mejor, que ahora despedazan, mientras ellos se enriquecen. La austeridad es para el pobre y la riqueza para los políticos, los ricos y los mercaderes.

            Harry Truman (1884-1972), trigésimo tercer presidente de los EE UU de América, fue un político austero en cuyo espejo debieran mirarse los actuales, porque cualquier parecido con la realidad sería pura coincidencia. Tras dejar la Casa Blanca, se trasladó a vivir a la única propiedad que tenía: una casa heredada por su esposa en Independence (Missouri), donde vivieron hasta su muerte.

            Cuando se retiró de la vida oficial en 1952, todos sus ingresos consistían en una pensión del Ejército de 13.507 dólares anuales. Cuando algún congresista se enteró de que se pagaba sus sellos de correos, el Congreso le otorgó un complemento, y más tarde una pensión retroactiva, de 25.000 dólares anuales. Tras la toma de posesión de su sucesor, Eisenhower, Truman y su esposa regresaron a Missouri conduciendo su propio coche, sin compañía alguna del Servicio Secreto, y no como hoy, en que lo hacen en helicópteros presidenciales y siempre con vigilancia y pensiones vitalicias. Cuando le ofrecían puestos corporativos con elevados salarios, los rechazaba diciendo: “Ustedes no me quieren a mí; lo que desean es la figura del Presidente, y esa no me pertenece: le pertenece al pueblo norteamericano y no está en venta…” Cuando el Congreso quiso darle la Medalla de Honor en su 87 aniversario, un año antes de su fallecimiento, la rehusó contestándoles: “No considero que haya hecho nada para merecer ese reconocimiento, venga del Congreso o de cualquier otro sitio.” Como Presidente se pagó todos los gastos de viaje y la comida de su propio bolsillo. Al final, escribió: “Mis vocaciones en la vida fueron ser pianista de una casa de putas o político. Y, para decir la verdad, no existe gran diferencia entre los dos.”

            En una casa de putas…, en eso se dice que han convertido España los políticos.  ¡Qué lejos del ejemplo de aquel gran presidente americano! Las redes sociales echan humo reclamando una justicia social que se les recorta cada día más y que muchos parecen ignorar, empezando por la casta privilegiada. Un ejemplo revelador de uno de estos mensajes, que pretende recortar los privilegios de los diputados nacionales, dice así:

            “Comparativa de sueldos y trabajo:

             Trabajador: 1.200 € por sacar adelante la producción.
             Policía: 1.600 € por arriesgar la vida.
             Bombero: 1.800 € por salvar vidas.
             Profesor: 1.400 € por prepararte para la vida.
             Médico; 2.200 € por mantenerte la vida.
             Diputado que no sabe hacer la “O” con un  canuto: 30.000 €, para joderte la vida a ti, al trabajador, al policía, al bombero, al profesor, al médico y al pianista de su casa… durante toda la vida.

            El debate austeridad-crecimiento, es falso. Por ello, nuestro Presidente del Gobierno de España, que dice hablar y hacer su programa político como Dios manda, afirma: “Creo que el debate entre austeridad y crecimiento tiene bastante poco sentido, porque una cosa es compatible con la otra y, además, una cosa es necesaria para la otra. Creo que hay una tercera cosa de la que nadie habla: austeridad, sí; crecimiento, también.” ¿Entendido? ¿Y quién sostiene nuestra deuda, quién baja la prima de riesgo y quién la paga? ¿Los pobres, quizá? ¿O habremos de ir a ver al pianista para que nos aconseje?

            ¿Qué preocupa a los españoles? La clase política no parece enterarse, aunque se lo diga la última encuesta del CIS: el paro (81,1%); los problemas económicos (46,7%) y la clase política (22,1%), las tres mayores preocupaciones de los españoles, según la última encuesta realizada entre el 3 y el 11 de mayo último. Esto se entiende mejor.