Por segunda vez, la abstención activa de IU ha servido para
derrotar la enmienda a la totalidad de los Presupuestos de Extremadura
presentada por la oposición socialista. ¿Qué sentido tiene una enmienda a la
totalidad? El mismo de siempre: la devolución de los Presupuestos al Gobierno
para rectificarlos en su totalidad, y no por vía de enmiendas parciales porque,
aunque se esté de acuerdo en la forma, no se está de acuerdo en el fondo; es
decir, se trata de reafirmar “estar de acuerdo en no estar de acuerdo”, como
antes hicieren el PP e IU, que ahora los aprueban, cuando el PSOE gobernare la
Comunidad.
En el día
en que se dio a conocer la EPA del tercer trimestre del año, que eleva a
167.000 los parados en Extremadura, con 2.600 parados más, lo que sitúa la tasa
de paro en el 32,6 por ciento, la tercera más alta del país, quizá resultare
peor tener unos Presupuestos, que “solo ofrecen más paro y recesión económica”,
según el líder socialista, Guillermo Fernández Vara, que la prórroga de los
anteriores. Del mal, el menos.
No se
entiende muy bien, empero, que, en la coyuntura económica actual, la derrota de
una enmienda a la totalidad sea acogida por los redactores de los Presupuestos
con una alegría inusitada, felicitando al sumo sacerdote hacedor y consejero de
Hacienda, dándose besos y palmaditas efusivas entre ellos, como si hubiesen
pasado el Rubicón al ver despejado el horizonte. Más propia, caballerosa y
parlamentaria, fue la actitud de Vara, quien se acercare a felicitar al
consejero Antonio Fernández, ganador frente a perdedor, en una actitud que le
honra porque, pese a todo, piensa en la gente a la que ve buscando basura en
los contenedores al regresar a casa, algo que ni el PP, con su voto a favor, ni
IU, con su abstención activa, parecen querer ver, como el paro creciente y el
empleo menguante.
Por qué,
entonces, la enmienda a la totalidad: porque Vara piensa en la gente, no solo
en las cifras; ve a las personas, con sus necesidades y hambre; con su paro a
cuestas camino de Cáritas en busca de un plato de comida, buscando en los
contenedores algo para comer, lo que le hace sentirse “un político fracasado”,
porque ni su política, ni la de los otros que aprueban las cuentas, dan
solución a los problemas de los ciudadanos; pero, mientras él entona su “mea
culpa”, los diputados populares y los de IU festejan su triunfo que, en modo
alguno, es el de la ciudadanía.
El PSOE
enmienda a la totalidad porque otro mundo es posible y otros Presupuestos como
“alternativa real a las cuentas presentadas”, y ofrece alternativas pensando en
las personas, más que en las cifras, aun a sabiendas de que su enmienda a la
totalidad sería derrotada. Vara da la cara para decir: estoy de acuerdo en no
estar de acuerdo, porque no han contado con ellos, único grupo de la oposición,
humillándole con su silencio, mientras él los felicita por su aprobado, porque
los tres de IU otorgaren con su “silencio activo”.
El
consejero de Hacienda descalifica la enmienda al nivel de “bono basura”, la
suspende como catedrático, y su único argumento es que son unos “Presupuestos
realistas para cumplir con los objetivos de déficit y crear empleo”, porque así
lo pide España y lo demanda Europa, asegura. Si se los dictan, ¿cuál es, entonces,
su lección magistral…?
Pedro Escobar, por IU, señala que los
Presupuestos “no van a acabar con el paro y no nos gustan” y los califica como
“escasos e insuficientes”, aunque se arrogan para sí la paternidad de la deuda
histórica y la renta básica que contienen las cuentas; pero justifican que no
presentan enmienda a la totalidad para salvar a Monago ni para meterle el dedo
en el ojo al PSOE, sino que lo hacen pensando en los extremeños “y en
nosotros”, porque asegura que “hay que pensar en las personas, no en el poder”.
Y culpa, además, al PP y al PSOE por
asumir la obsesión europea sobre el déficit y la deuda. Es decir, IU afirma no
estar de acuerdo, pero sí lo está para aprobar las cuentas que no le gustan. ¿En
qué quedamos: si no les gustan, por qué hacen posible su aprobación con su
abstención activa? Sencillamente, porque, aunque son quienes son y dicen
defender lo contrario de lo que afirman, en ningún caso desean que el PSOE
vuelva al poder. Antes con sus adversarios por naturaleza que con sus aliados
más próximos por ideología. ¿Quién piensa aquí en las personas? Desde luego, no
el PP, ni mucho menos IU, cuyas decisiones fueron suspendidas desde el
principio por su jefe federal, Cayo Lara.
Y, ahora, a enmendar parcialmente para que todo siga igual o peor...
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