El Ministerio de Sanidad dio a
conocer ayer un avance de lo que ha supuesto el copago farmacéutico desde su
entrada en vigor el pasado mes de julio con datos cerrados al 30 de septiembre:
en Extremadura, el Servicio Extremeño de Salud (SES) se ha ahorrado casi 9,5
millones de euros por la bajada del gasto farmacéutico durante este periodo, un
32,6 por ciento. En junio, ha aclarado, mes anterior a la entrada en vigor de
la medida, gastó 28,8 millones en recetas y en septiembre, el desembolso fue de
19,4 millones. El Ministerio de Sanidad añade que los datos son consecuencia de
la caída del número de recetas facturadas desde entonces: 719.000 menos, un
29,1 por ciento, de 2,4 millones en junio a 1,7 a finales de septiembre.
Para
justificar la entrada en vigor de la medida, la ministra justificó en un “espléndido”
discurso que nadie, salvo ella, entendiere, que “se trata de un sistema en el
que aporta más el que más tiene, a la vez que salvaguarda a los que menos
tienen, como los parados de larga duración que, por primera vez, quedan exentos
de pagar por las medicinas” (traducción libre de su enrevesada declaración
justificativa del pasado 19 de abril para quienes supieren y entendieren lo que
dijo y no quiso decir): “que el Gobierno ha universalizado la sanidad”, “que no
hay cosas que tengan más valor que una medicina que cura enfermedades” o “que
hemos aprobado una medida aprobada” y “adoptado una medida que ya estaba
adoptada: que los pensionistas sin prestación parlamentaria; perdón, sin prestación por desempleo…” (Escúchese la
grabación de la SER de 19-4-2012 en la web de emisora, de 25-10-2012)
Para
rematar la “faena”, el consejero de Salud de Castilla-La Mancha, José Ignacio
Echániz, miembro del gobierno de la secretaria general del PP, Dolores de
Cospedal, en Castilla-La Mancha, declaró que la medida aprobada por el Consejo
Interterritorial de Sanidad suponía para los pensionistas “cuatro cafés al mes;
es decir, “un café a la semana, 0,20 céntimos al día” que, “desde el punto de
vista recaudatorio, es una medida muy menor”, y la presidenta de Aragón, Luisa
Fernanda Rudí, dijo que creía que “ocho
euros daban para seis periódicos”, a lo que la vicesecretaria general del PSOE,
Elena Valenciano, le respondió que “la medicina para el enfermo no se parece en
nada a un café; son unas declaraciones crueles y muy poco inteligentes” (véanse
“El País” y “Expansión” de 19 de abril último).
Lo
que les pareciere a los políticos que implantaron la medida “un mal menor” no
puede ser nunca equiparable y justificable de lo que afirman: “Estamos pidiendo
un sacrificio a todos los ciudadanos.” Qué reciben ellos al ser elegidos por
los ciudadanos para que defiendan sus derechos, en lugar de retirárselos: estos
ocho cafés: un Ipad, un PC en el despacho, un Modem 3G, voz y datos pagados,
ADSL en casa pagado; si eres asistente del PP o del PSOE, un asistente para
cada dos diputados; si eres de otro partido, uno propio; más un despacho…, se
supone que para trabajar para todos los ciudadanos y no limitarse a apretar un
botón.
“Tendremos
el Estado de bienestar que podamos”, dicen otros políticos. Ellos sí que tienen
su propio bienestar para circular libremente: si usan su propio coche, reciben
0,25 € por kilómetro; es decir, 25 € cada cien kilómetros, además del pago de
los peajes; si no tienen coche oficial asignado, 3.000 € anuales para taxis
(250 € al mes), además de billetes de primera clase en avión, tren o barco.
Cuando
les escuchamos decir que “los sacrificios de hoy son la puerta al bienestar del
mañana”, observen cuáles son sus sacrificios de hoy y su bienestar del mañana: sueldo
base de 3.126,52 € mensuales y dos pagas extras; si forman parte de alguna
comisión, reciben entre 775,15 € y 1.590,30 € más al mes; si tienen algún cargo
(portavoz, secretario…) reciben, en el peor de los casos, 2.318,96 € más al
mes. Pueden tener trabajos y cargos fuera del Congreso sin límite en el
sueldo/ayudas; los sueldos de su partido no afectan para nada a los ingresos
mencionados.
Además
de los sueldos, reciben diversas ayudas porque, como dijere en su día la ex
presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, “con lo que gano de
presidenta, me cuesta llegar a final de mes”, como afirmara en septiembre de
2011, aunque días después diera a conocer su nómina: 5.825,92 € netos, sin
pagas extras; 9.600 en bruto; es decir, un salario bruto de 108.720 € al año
(véase diario “Público” de 28-9-2011).
Sostienen
nuestros políticos que “los ciudadanos pueden estar seguros de que no habrá
sacrificios ni esfuerzos que no estemos dispuestos a hacer”; pero ellos reciben
las siguientes ayudas mientras que a los pensionistas les hacen pagar por las
medicinas que necesitaren, a su pesar. Si el diputado ha sido elegido por una
circunscripción electoral fuera de Madrid, recibe 1.823,86 € mensuales, más
alojamiento y manutención; si ha sido elegido por Madrid, recibe 870,56 €; si
viaja por el territorio nacional, 120 € diarios y si viajare fuera de España,
150 € diarios, y menos mal que Bono dio
un drástico recorte a los viajes al extranjero.
“La
salida de la crisis llegará con el esfuerzo de todos”, es otra de las frases
con la que los políticos intentan hacer comprender a los ciudadanos, a quienes
consideraren ignorantes, que deben colaborar con sus impuestos. ¿Y cuál es su
esfuerzo? Vean: las dietas relacionadas con el transporte no tributan a
Hacienda, ni tampoco las relacionadas con alojamiento y manutención, ni los
sueldos/dietas por tener un cargo en el Congreso. Cuando dejan de ser
diputados, perciben una paga mensual de 2.813,87 € hasta un máximo de dos años,
aunque tuvieran un sueldo privado.
“Todos
tenemos que hacer sacrificios”, aseguran. ¿Y cuáles son los suyos? Veamos: si
se disuelven las Cortes porque va a haber elecciones, los diputados tienen
derecho a una indemnización en el sueldo de los días transcurridos hasta que se
constituya el nuevo Congreso (el sueldo de dos meses aproximadamente, vuelva o
no a la Cámara). El Congreso le paga las cuotas de la Seguridad Social,
derechos pasivos y otros asuntos durante este período, y mantendrá su póliza de
accidentes, así como el ADSL y voz, y la mudanza de su despacho corre a cargo
de los servicios de la Cámara.
Los
políticos son los “más adecuados” a la hora de hablar de recortes y
sacrificios. Nadie como ellos sufren en propia carne el apretado cinturón de
los demás. Sus perspectivas ante la jubilación no va pareja al resto de los
mortales. Observen: si tiene 55 años y ha sido diputado durante once años,
recibe el cien por cien de la pensión máxima: 2.466,20 €; si lo fuere durante
nueve y once años, el noventa por ciento de la pensión máxima; entre siete y
nueve años, el ochenta por ciento; y por el diez por ciento del salario base,
derecho a pensión privada a cargo de una importante entidad bancaria española.
Podrían alcanzar la pensión máxima con solo quince años de cotización. (Web de
RTVE.es, blogs de Carmelo Torres y de Domingo Castellano: “El faquir escribe de
todo un poco”).
De
esta manera pueden decir que “ocho euros no son nada, que solo son cuatro cafés
al mes”. “De ninguna manera, porque los jubilados no son diputados y necesitan
esos ocho euros para comer, y esos ocho euros dan para mucho más que para eso,
aunque para sus señorías constituyan una minucia. “En realidad, a los precios
del café de Zapatero, darían para diez cafés; al precio de los cafés de mi
entono (1,20 €) para más de seis cafés; al precio de los cafés de la máquina de
mi trabajo (0,30 €) da para 26 cafés; pero muchos pensionistas abandonan el
café del bar con la edad: la tensión, el insomnio y la pobreza. Con ocho euros,
el consejero de Sanidad castellano-manchego puede ir a Mercadona y comprobar lo
que puede comprar un pensionista con sus miserables cuatro cafés: 1 litro de
aceite, 1,99; cuatrocientos gramos de peras, 1,66; tres barras de pan, 1,20; un
paquete de galletas María, 0,99; un litro de leche, 0,83; un paquete de
macarrones, 0,43; media docena de huevos, 1; un kilo de lentejas, 0,95; y un
kilo de arroz, 0,71. Total: 8,52 euros”. (Datos extraídos del blog de
Millares).
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