miércoles, 18 de diciembre de 2013

EL ÚLTIMO FOTÓGRAFO DE CÁCERES


           No es que fueres el último, Juan; pero sí el último a la antigua usanza: siempre con la cámara al hombro, retratando Cáceres, día a día, personaje a personaje --casi 50.000 fotografías de personajes cacereños, actos, visitantes, inmuebles idos, pero perennes todos en tu cámara--, menos tú, hasta el año pasado, en que tus compañeros se unieron en el Palacio de la Isla para fotografiarte ellos a ti, tú con ellos, en la simbiosis perfecta que os une quienes fotografiáis la instantaneidad de los momentos pasados, menos los vuestros, como si todos los demás fueran personajes menos vosotros, inadvertidos detrás del objetivo. Ya no fuiste desde entonces "uno de los ignorados de esta ciudad", porque todos reconocieron tu labor.
              Historia viva de Cáceres tras tu "Nikon" siempre al hombro, desde que el colega José María Parra, otro enamorado de la fotografía, te enseñara sus misterios en 1958. Lo proclamabas en tu twitter, como homenaje al compañero que te enseñó un oficio que, en ti, fue vocación y pasión.
              Tu legado, Juan, trasciende tu muerte, no solo porque tú lo creaste, sino por la estela que has dejado. Si Juan Ramón Marchena dejó la historia por él recopilada, tú nos dejas la imagen viva de una ciudad cambiante, con sus personajes y sus visitantes, ya no vivos en la memoria, sino en vivísima colección que extrapola el devenir del tiempo convirtiéndolo en instantaneidad de presente jamás ida.
              Te has ido, Juan Guerrero, dejando colgada tu cámara para siempre; pero tu obra permanece entre nosotros. Te conocí en la misa de San Juan del P. Cotallo --los domingos, a las 11.00, en San Juan, en los años 60-- donde tú y yo principiamos a ser monaguillos del orador sagrado que encendía las almas. Conviví con tu hermano Francisco, el capitán de tropa de Cruz Roja, que nos enseñó a admirar la luz del fotógrafo Caldera ("El pintor Juan Caldera", Institución Cultural El Brocense y Caja de Ahorros de Cáceres, 1980).  ¿A quién no conocías de mi familia? ¿Cuándo me retrataste a mí? Hace unos años descubriste a una tía mía mi presencia en una foto, en muestra de la Sagrada Cena. No me reconocía. Me llamó. Fui presto a comprarla, porque no la tenía: era del 21 de julio del 71, la despedida de Dionisio Acedo, la toma de posesión de Germán Sellers, en el viejo caserón de la Generala, compañeros de Parrita, tu maestro; compañeros también míos.. ¿A quién o quiénes no has retratado tú en este Cáceres de tu alma, Juan? Tú nos uniste a todos y has unido a toda una ciudad bajo tu cámara. Un colega de cámara nos decía, alguna vez, estar aburrido de hacerle fotos a un alcalde de la ciudad: las tenía desde todos los ángulos, perspectivas y miradas..., ¡tantos años de alcalde que ya no sabía qué fotos hacer con él!; pero no se cansó tu cámara que, quizás ahora, en su descanso, haya disparado sobre tu faz por última vez: para aprehender tu limpia mirada para siempre.
              Que no se pierda tu legado; que no se lleven tu cámara y sus objetivos, cincuenta años de historia viva de Cáceres, alma latente de una ciudad despierta hoy en el sueño eterno que te cobija, Juan; cristalino de Cáceres que aprehendiste para siempre en la memoria no escrita por nadie; viva y vivida por tu cámara, acunada hoy en el sueño pasajero que sobrevive a tu muerte: la vida de Cáceres de medio siglo, pasión de tu vida, eterno clic de tu alma...

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