Primero fue el pueblo; después, la ciudad. Extremadura es más pueblo que ciudad, aunque la mayoría de su población se concentre en ciudades. Extremadura es más rural que urbanita. Los pueblos han hecho las ciudades. Los campos se despueblan y su moradores se refugian en la ciudad. Pueblos menguantes, ciudades crecientes... Cómo desatender y olvidar a la población que vertebra la región. La ciudad no vive sin los pueblos; los pueblos no pueden vivir sin los servicios que no hubieren si no fuere por la ciudad.
Castilla, una región poblada de castillos, patria del
castellano, ve cómo desaparecen sus pueblos, aunque no sus fortalezas o las
ruinas de aquellas... Faustino Calderón
firma un blog titulado "Los pueblos deshabitados" (http://lospueblosdeshabitados.blogspot.com.es/) y hace esta sutil distinción: "Todos los
pueblos abandonados están deshabitados, pero no todos los pueblos deshabitados
están abandonados." Censa y estudia 143 de los casi 3.000 pueblos y aldeas
deshabitados de España, para que la memoria no caiga en el olvido. En
Extremadura solo desparecieron dos pueblos durante el desarrollismo:
Granadilla, abandonado, no deshabitado, expropiado por el pantano de Gabriel y
Galán, desparecido como municipio en 1965, el más visitado del blog; y Talavera
la Vieja, Talaverilla, bajo las aguas del pantano de Valdecañas desde 1963. No
estamos aún a la altura de Castilla o Aragón ni Galicia, donde se venden
aldeas y pueblos abandonados desde 60.000 euros.
Pujan por ellos ingleses, franceses, alemanes, chinos, rusos, árabes, norteamericanos
y canadienses... Jóvenes parejas españolas en paro y sin renta básica por
montera, se interesan por esos pueblos y esas tierras donde poder subsistir...
Hemos perdido la conciencia rural que en otro tiempo hubiéremos. El pueblo ha
quedado para las vacaciones... y para morir.
La Política Agraria Común (PAC) ha salvado el campo que nos
diere de comer; la despensa de España a la que se le dieren "arribas" en
el franquismo porque se reconociere su importancia. El desarrollo rural, los
problemas y carencias de nuestros pueblos, han quedado aparcados por otros más
sobresalientes en la ciudad que, si menguantes en los núcleos urbanos, más lo
fueren en el rural.
El Presidente Ibarra
creó una Consejería de Desarrollo Rural para insuflar más políticas que fijaren
la población en los pueblos; para darles la dignidad debida y los servicios a
los que hubieren derecho. Apenas durare su última legislatura, absorbida por
Agricultura, que se comiere a la otra. como si aquella no naciere ni tuviere su
fuente manantía en el mundo rural. Inseparables ambas, no existiría la segunda
--ahora principal y casi única-- si no existiere la primera, la población que
no desea abandonar su pueblo, el mundo rural, que no solo puede vivir ya del
campo si no diversifica su economía en otros caladeros de subsistencia.
Cuando la marca "pueblo" resulta cada día más
atractiva por sus productos naturales, turísticos, medioambientales, por los
deportes al aire libre, por el descanso y relax que no nos ofreciere la
ciudad...; cuando miramos a ellos como lugar de reposo y retiro, no parece que
la política, y no sus hombres y mujeres, lo releguen al trastero del olvido. No
sin razón, por ser alcalde de pueblo, el presidente de la Diputación de
Badajoz, Valentín Cortés, apostaba ayer
por una "discriminación
positiva" hacia el mundo rural, y por nuevas
fórmulas, adaptadas a las necesidades reales, para su propia sostenibilidad. No
hay como ser alcalde de pueblo para comprender mejor sus necesidades y
objetivos de futuro. Algo que deberían tener en cuenta quienes hoy y mañana
debaten en la Asamblea sobre su estado y futuro. Extremadura, toda pueblo: 368 municipios en
41.633 kilómetros cuadrados, las dos mayores provincias de España, quinta
comunidad por superficie de la nación... ¿Hubieren sus moradores derecho al
olvido o derechos inalienables, y no solo a la esperanza...?
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