José María Bejarano
Martín no hubiera pasado a la posteridad de no haber sido por su epitafio. Un
pergamino abierto con su nombre, su alias
entre paréntesis para mayor identificación --Chema--; su estrella (16-6-1946) y su cruz (27-11-2013) y, tras su
epitafio, el D. E. P. (descanse en paz).
Chema, natural
de Benavente (Zamora), recibió sepultura el 28 de noviembre pasado en el pueblo
natal de su esposa, San Pedro de Latarce (Valladolid). Tuvo seis hijos y esta
otra gran pasión que marcare su vida: la música. Creó y dirigió una orquesta a
la que puso por nombre "Luz de Luna". Con ella, y ayudado por algunos
de sus hijos, amenizó durante años verbenas populares en las provincias de
Zamora y Valladolid.
José María --dicen las crónicas-- era simpatizante del
PP; le apasionó también la política, incluso pensó en montar un partido
político; pero un día, su hijo Eduardo observó cómo el desencanto hacía mella
en sus convicciones. Su partido le había roto el alma y el corazón con los
recortes y decisiones tan graves que pusieron en peligro la supervivencia de su
familia. Su nombre salió publicado como deudor en el Boletín Oficial de la
Provincia de Zamora: deudas por impago a la Seguridad Social o de la Diputación
por impago de multas o del impuesto de bienes inmuebles, que son tan listos
para cobrárselas el primer día a quienes lo hubieren domiciliado para hacer
caja. La rapidez que hubieren para la mayoría y la que olvidaren tener para
otra minoría corrupta y ladrona, que no paga, sino que roba dinero público y se
lo lleva a paraísos fiscales, y aquí no pasa nada. Chema perdió la fe en quienes un día confiare, con los corruptos
que hay y lo que roban y vienen a acordarse de mí, que me deslomo para dar de
comer a mis hijos..., se diría para sí.
La subida del IVA cultural hasta el 21 por ciento colmó
el vaso de su paciencia. Chema
promovía conciertos, representaba a grupos conocidos; inculcó la pasión por la
música a sus hijos; montó varios negocios; unos le fueron mejor que otros;
embarcó a su familia en sus aventuras empresariales..., formaba un grupo familiar;
pero el ámbito vital de su vida se diluyó como una estatua de sal por la
política de recortes y la subida de impuestos de los suyos. Ya enfermo, reunió
a su familia y le dio sus últimas encomiendas: "Ahora, que ya no debo
nada, puedo morir en paz; pero cuando me muera quiero que pongáis esto en mi
tumba", le dijo a su esposa e hijos en otoño pasado. "Sí, papá: así
lo haremos...", le dirían sus hijos. Y qué rezaría ese epitafio que les
dictare, oculto hasta hace unos días: un grito para no olvidar, un reto para
quien sacrificó su vida e ilusiones, una llamada de atención para una justicia
igual para todos, más justa, si preciso fuere, con los débiles que con los
poderosos: "Montoro, cabrón, ahora
ven y cobras"..., un último desahogo ante la injusticia de los suyos,
que se olvidan de los corruptos y evasores que no pagaren por ello, como él.
Había descansado en paz con Hacienda y ahora solo le quedaba este otro desahogo.
"Ahora ven y cobras", como para que no se olviden de nadie.
Chema nunca
pudo descansar más en paz. "El que paga, descansa; pero el que cobra, aún
más", dice el refranero. Cumplió con el recaudador, a quien recordará
siempre desde su tumba como autor de sus desgracias; pero advirtiéndole que
cobre a todos para que su conciencia, en vida, descanse tanto como tras su
muerte...; como la suya misma.
Igualito que Monago, mecenas de actores, productores y
empresarios aniquilados por su partido --que, como Loquillo-- se acercan a pedirle lo que su partido les quita; les da
trabajo y les paga por él, al contrario que Ibarra, que los trajo a todos
gratis para que actuaran en la plaza de toros a beneficio de los damnificados
por la riada de Badajoz, entre ellos Loquillo;
pero entonces, en 1997, Monago era sólo bombero y concejal en el ayuntamiento de
su ciudad, al que nadie conociere; como a los muertos en la tragedia; como a
los tres tenores de izquierda que le dieron el poder, mientras los necesitados
y dependientes todavía continúan a la espera..., su esperanza toda puesta en la
próxima primavera, y no en un bautismo hipócrita con aguas del Jordán por otras
buenas causas para salir en los titulares... "Ahora ven y cobras"...,
si te parece, y vendes mis cenizas para hacerle a tu esposa un diamante...
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