Un pueblo es un
compendio de su historia, del arte de sus monumentos, reflejos de su historia;
su paisaje y tradiciones populares. Agavillar todo esto en una obra, es
adentrarse no solo en la historia que le dio luz, sino en la intrahistoria que
sostiene su propia entidad de población.
El historiador José
Antonio Ramos Rubio, en unión del profesor de Historia Antigua, Julio Esteban Ortega, y del fotógrafo
artístico Óscar de San Macario Sánchez,
acaban de dar a luz un nuevo libro que analiza el arte y la historia de
Saucedilla, un pueblo cacereño, aledaño a la Central Nuclear de Almaraz, que ha
visto crecer su censo de habitantes en un 61 por ciento entre los años 1980 y
2014, según afirma su alcalde, Urbano
García Díaz, en el prólogo de la obra, un hecho excepcional en el mundo
rural extremeño, que hacen del libro "una buena obra sobre la andadura
histórica de Saucedilla", según reconoce el propio alcalde.
Ramos Rubio
continúa con esta obra una línea de investigación que no solo trata de poner en
valor, sino de descubrir el arte y la historia, siempre tan unidos, como
desconocidos, de los pueblos de la provincia cacereña. El cronista oficial de
Trujillo, doctor en Historia del Arte, y académico correspondiente de las
Reales de la Historia y de Extremadura de las Artes y las Letras, articulista y
colaborador de DEX, cierra el año con dos libros que sumar a los anteriores que
vieren la luz en julio y agosto pasados: "Deleitosa, arte e historia" y "Santiago del Campo, una villa en la penillanura cacereña", que
eleva a más de setenta el censo de sus obras publicadas. El último del año, "Trujillo
y los pueblos de su tierra: estudio de los púlpitos como elemento litúrgico y
artístico", con prólogo del profesor Julio Esteban Ortega y la colaboración fotográfica de Óscar de San Macario, es el primer
tratado sobre este tema que sale a la luz en España, según recuerda el prologuista,
profesor de la Universidad de Extremadura.
La recopilación
de la historia y el arte de nuestros pueblos no está nunca de más ni es baladí,
como creen los menos. Tal tesis nos llevaría a considerar los archivos
--civiles y eclesiásticos-- y las bibliotecas, que reúnen la historia y el arte
de nuestros pueblos, como algo en desuso, que nadie ve; pero en los que algunos
historiadores y estudiosos dedican horas de estudio, para que esa historia y
ese arte, testimonios del pasado, sean conocidos por todos y el libro sea
instrumento de concisión para el conocimiento de la rica heredad que atesoran
nuestros pueblos, que no puede perderse.
Todos tenemos nuestra pequeña historia. De cuando en
cuando, hemos de acudir a los archivos a solicitar una partida que certifique
la verdad de algún acontecimiento de nuestra vida. Ni siquiera guardamos en
casa una copia de esa mínima parte de nuestra historia, como un carné que
certifica nuestra existencia, u otro que validare nuestra pertenencia a algún
club o asociación, o nos permitiere conducir un vehículo. No podemos perderlos y
cada cierto tiempo tendremos que renovar su existencia. Son parte de nuestra
historia, esa historia, como el arte de nuestros pueblos, que José Antonio Ramos y Óscar de San Macario están descubriendo
para sus vecinos y para todos; para la historia y el arte mismos de nuestros
pueblos que la hicieron.
Por lo demás, José
Antonio Ramos, con su extensa producción científica, se está haciendo ya un
lugar para ser académico de número de la Real de Bellas Artes de San Fernando y
la de Extremadura, que otros, con menos méritos, ya ocuparen.
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