En la trágica noche futbolística
blanca del martes 10 de marzo, en que el Real Madrid fuere humillado por el
equipo alemán del Schalcke 04 en el partido de vuelta de los octavos de final
de la Champions, a pesar del 0-2 del partido de ida (3-4 en la vuelta, en su
propio estadio, 5-4 en la eliminatoria global, que le permite pasar a cuartos
de final), no pasó inadvertido, entre gritos y pañoladas (manifestaciones y
pronunciamientos) de la grada contra el mal juego de su equipo, el grito con
que la zona del feudo blanco ocupada por los fans RMCF, alzó su voz para dejar
clara su opinión de que el Bernabéu no sea la sede de la final de la Copa del
Rey el próximo 30 de mayo: "¡La
final de la Copa no se juega aquí!", proclamaban los corifeos
merengues en contra de la posibilidad de que "leones" y azulgranas
disputen sobre su césped la final de la Copa del Rey y cualquiera de los dos la
pudiere levantar en su palco de honor.
Se repite la historia, al igual que sucedió hace tres años
con los mismos protagonistas. Barcelona, con 26 títulos en 37 finales, y
Athletic Club, con 23 en otras tantas, --los dos primeros en la tabla de campeones
del preciado título- disputarán la final el 30 de mayo, pero aún se desconoce
dónde. La final de la temporada 2011-2012 se disputó en el "Vicente
Calderón" de Madrid y la ganó el Barça por 3-0. El Madrid arguyó entonces
trabajos de mantenimiento en su estadio para no albergarla. No son estos,
empero, los argumentos que subyacen tras una decisión que las dos aficiones
rivales critican por inapropiada. Culés y "leones" se han mostrado
partidarios del Bernabéu, no por ser la capital de España, sino por su cualidad
de campo neutral y equidistante de ambas poblaciones y, sobre todo, por su
capacidad, que permitiría acoger a un mayor número de aficionados de ambos
equipos.
La sede de la final se decidirá en una reunión que tendrá
lugar el próximo día 25. Mestalla, La Cartuja, el Vicente Calderón y el Benito Villamarín,
se han ofrecido para acoger la final. El presidente del Barça, Josep María Bartomeu,
aseguraba que "me gustaría un campo lo más grande posible para que tengan
cabida todos los socios que quieran viajar". El coordinador de partidos de
la Federación Española, Miguel
Ángel López, afirmaba "entender al Madrid: si
no quiere que se juegue la final en el Bernabéu, pues no se podrá jugar
allí". El club de Concha Espina ha puesto como excusa para este año un
posible partido de la fase de ascenso de su filial, el Castilla, todavía en el
aire, pero que sucedió en 2005 y 2011.
Las razones son otras, sentimentales y políticas. La
afición blanca no tolera que en la fiesta de la Copa de España, de S. M el Rey,
dos símbolos nacionales, como el Himno o el propio Jefe del Estado, sean
pitados por dos aficiones que tratan de hacer política por encima de la fiesta
del fútbol. El presidente de la Liga de Fútbol Profesional (LFP), Javier
Tebas, lo dejaba muy claro el pasado jueves 12:
"Suspendería la final si se pita el himno.". La presidenta del PP de
Madrid y candidata a la alcaldía de la capital del Reino, Esperanza
Aguirre, vino a echar más leña al fuego sobre la sede de la
final en el Bernabéu, al pedir al Barça y Athletic que no jueguen la Copa del
Rey para "dar una exhibición de odio al resto de los españoles", en
referencia a los silbidos al Himno Nacional y los abucheos a S. M. el Rey,
añadiendo que el "que desprecia al conjunto de los ciudadanos que formamos
la Nación española, tiene poco sentido que se presenten a una competición cuyo
premio es, precisamente, el reconocimiento que le queremos tributar los ciudadanos".
Bartomeu
le replica y le pide que "respete al club con más Copas del Rey en su
palmarés". El presidente del PNV, Andoni
Ortuzar, responde despechado que "donde no nos quieren,
no vamos", y añade que Florentino
Pérez "no quiere ver ni ikurriñas ni senyeras en su campo",
mientras el presidente de ERC, Oriol
Junqueras, se inclina "porque no se pitara ningún
himno" El Barça ganó la final de la temporada 1996-1997 en el Bernabéu
ante el Betis. La imagen que quedó de aquel brillante triunfo, gracias a Figo, no fue la celebración de la
afición azulgrana en las gradas, sino la de su presidente, Joan
Gaspart, festejándolo en el césped del estadio blandiendo
una bufanda de su equipo.
Desde 1903 hasta 1931, la Copa de Su Majestad el Rey no
había visto "espectáculo"
similar; ni siquiera entre 1932 y 1936 en la Copa de S. E. el Presidente de la
República; menos aún entre 1939 y 1975 en la Copa de S. E. el Generalísimo. Con
Franco no pasaba eso... En 1976-1977 volvió a disputarse la Copa del Rey, hasta
hoy. El Bernabéu ha sido escenario de la
final en treinta y cinco ocasiones, seguido del Vicente Calderón en doce.
Es lo que tiene la democracia, sin un Monago con "collons", caudillo de Extremadura por la
gracia de IU, que se autoproclama a sí mismo candidato y vencedor de las
elecciones antes de tiempo --en una región sin un equipo ni en Primera ni en
Segunda División--, y la libertad de expresión: que a veces se rebasan sus
límites y se ofenden símbolos nacionales de todos los españoles. Aquí no
tenemos a un Sarkozy
que imponga orden y haga saber que, si abuchea a la Marsellesa, se anulará el
partido y se suspenderán los encuentros con la selección implicada en el
incidente, como ocurrió en el partido amistoso disputado contra Túnez en
octubre de 2008, en el que decenas de jóvenes magrebíes abuchearon el himno
patrio. ¡Hasta ahí podríamos llegar...! Los españoles, por no tener, no tenemos
ni letra del Himno, aunque Aznar lo
pretendiera. ¡Qué tropa, joder, qué tropa!,
que diría el conde de Romanones...
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