El presidente de
la Junta de Extremadura, Guillermo
Fernández Vara, ha presumido en recientes declaraciones de haber logrado un
"nivel
de paridad absoluto" en los nombramientos de altos
cargos del organigrama de la Junta: 30 hombres, 30 mujeres; en el Consejo de
Gobierno, 3 mujeres, 3 hombres. (Véase noticias.la
información.com, de 31/07/2015).
La RAE define la paridad
como "la igualdad de las cosas entre sí", mientras que la igualdad ante la ley la concebimos como
"el principio que reconoce a todos los ciudadanos capacidad para los
mismos derechos", o el trato idéntico entre todas las personas, al margen
de razas, sexo, clase social y otras circunstancias diferenciadoras". Se
habla hoy de "listas cremallera",
sin que muchos hombres y mujeres sepan a qué atenerse en su significado, como
si fuere otra cosa distinta, no de género, sino referida al "nivel de paridad absoluto" al
que alude el Presidente Vara.
Él mismo
ampliaba el concepto de igualdad en su discurso
de investidura del pasado 30 de junio, al afirmar: "La
lucha contra la desigualdad fue un proyecto que, desde el inicio de la
autonomía, unió a miles de ciudadanos que, al mismo tiempo, recuperaban con
ello el orgullo de ser extremeños... Hoy esa lucha por la dignidad de la gente
y contra la desigualdad está más viva y vigente que nunca, porque la crisis ha
golpeado con fuerza a los más débiles, cercenando los cimientos de la
incipiente sociedad del bienestar y ha abierto brechas enormes en el cuerpo
social..." Por ello, proponía un pacto por la igualdad de género dentro
del diálogo social y político... para que la perspectiva de género esté
presente en todas las decisiones... y, para lograrlo, "hay que empezar a
andar ese camino para la igualdad de género..., para lograr que la vida de la
gente, la salud de la familia y la educación de sus hijos, no dependa solamente
de la cuna y de la cuenta corriente". (Véase www.psoecaceres.com, de 01/07/2015).
Por algo hay que empezar, efectivamente. Ya dijo
Montesquieu: "El nivel de democracia de un pueblo se mide por el grado de
libertad de sus mujeres."
Una "ley cremallera" es una electoral en la que
hombres y mujeres ocupan puestos alternos (los hombres, los impares; las
mujeres, los pares), o viceversa. De esta forma, se asegura que hombres y
mujeres de la lista tengan una representación del 50 por ciento, o en caso de que el
número de candidatos elegidos sea impar, lo más cercana posible al 50 por
ciento. Las leyes de paridad electoral --también denominadas cuotas de género o
cuotas de equidad-- son una discriminación positiva, que consiste en establecer
para un cargo, a un porcentaje mínimo de personas de un colectivo,
históricamente discriminado, como las mujeres.
El PSOE propuso en 2013 una nueva
ley electoral con "listas cremallera"
obligatorias, en las que hombres y mujeres se repartirían las candidaturas al 50
por ciento. La paridad era obligatoria en las listas electorales españolas
desde 2007, cuando la Ley de Igualdad del Ejecutivo de Zapatero la instauró, recurrida por el PP y avalada por el Tribunal
Constitucional. Esa ley, empero, no obliga a que hombres y mujeres se alternen
en las listas, sino que establece que en cada tramo de cinco puestos haya un
reparto del 60-40 por ciento. (Véase politica.el pais.com, de 04/06/2013).
La igualdad por bandera no se logra tan solo con las
"listas cremallera" ni con la discriminación positiva, de la que
reniegan muchas mujeres, porque parece que se las valorara no por sus méritos,
sino por su condición de género; sí con la igualdad efectiva. Zapatero ya se equivocó con su primer
gobierno paritario. ¿Dónde están sus mujeres, como la vicepresidenta primera,
ministra de la Presidencia y portavoz, María
Teresa Fernández de la Vega (2004-2010); la ministra de Igualdad, Bibiana Aído (2008-2010); o la ministra
de Sanidad, Política Social e Igualdad (2010-2011), secretaria de Estado de Cooperación
(2004-2008), secretaria de Organización federal (2008-2010), diputada al
Congreso (2000-2004) y senadora (2009-2011), Leire Pajín? Ni se sabe.
El Presidente Vara,
con toda su buena voluntad --pero más a ciegas, con presiones de grupos de
poder dentro de su partido, y con prisas
más que con acierto-- se jacta de haber cumplido el "nivel de paridad
absoluto" con los nombramientos de sus altos cargos. No, señor presidente:
no se puede nombrar por necesidad -y menos por presiones del lobby de Castuera-- al director general
de Patrimonio, Bibliotecas y Museos, Francisco Pérez Urban, que ya fuere
director general de Patrimonio Cultural, en Cultura (2004-2007), secretario
general de Desarrollo Rural y Administración Local (2007-2011) y ahora, este
tercer nombramiento, aunque esté en paro, como lo están miles de extremeños,
sin una oportunidad sobre su tierra... Tampoco se debe, aunque se pueda, darle
un tercer alto cargo a Juan José
Maldonado Briegas, que ya fuere director general de Juventud (2003-2007),
secretario general de la Consejería de los Jóvenes y del Deporte (2007-2011) y
ahora, director general de Formación Profesional y Universidad. Hombres repetidores en las "listas
cremallera"... No se debe, aunque se pueda, nombrar directora general de
Trabajo a María Sandra Pacheco Maya
que, por defender a su partido, ha ido judicialmente en contra de la Seguridad
Social por tener que abonarle con sanción la misma a un trabajador despedido
improcedentemente de su propio partido... y ha perdido, claro, con pago de
costas. ¡Qué poca memoria democrática!, aunque cumpla con su deber, a demanda. ¿Acaso
no tenía a alguien más para la Consejería de Economía e Infraestructuras que
hasta su primer consejero de Industria y Medio Ambiente, José Luis Navarro, repite en el actual Consejo..., como consejero
de Economía e Infraestructuras? Mal vamos, señor presidente, si todo lo dejamos
al albur de las "listas cremallera", ni en mujeres ni en hombres. No
es eso, no es eso... Menos mal que veo en Administración Local a una mujer --Nieves Esteban Paz-- como no oyere a
otra igual hablar en un mitin del "ser socialista", de su
significación y alcance, un día no lejano de mayo de 2011, cuando ganó las
elecciones en Jaraíz de la Vera, y, a la vez, las perdieron... en la Comunidad
Autónoma...
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