¿De quién es la culpa
del fracaso de la primera investidura fallida de un candidato a presidente del
Gobierno de España? De todos los partidos representados en el Congreso, nunca
de los electores, que encriptaron su derecho a un cambio con cuatro llaves
maestras: el pacto, el diálogo, la renuncia, la humildad; nunca más la mayoría
absoluta, el gobierno a dedo, la imposición, la arrogancia... Es el caso que
todos se han inculpado --nadie autoinculpado-- de unas culpas que tan solo
recaen sobre sí mismos. Tú tienes la
culpa de lo sucedido... han parecido decirse todos a una, imputándose unos
a otros una determinada acción como la consecuencia de su conducta. Las
cosechas de varias estaciones se arruinarán por su causa. La culpa es también,
según la RAE, la omisión de la diligencia exigible a alguien, que aquí no implica
que el hecho injusto o dañoso resultante motive una responsabilidad civil o
penal. Esa culpa de todos los políticos la pagarán quienes no la hubieren: los
diligentes electores en votar el 20-D; pero no sus indolentes partidos por no
pactar, dialogar, consensuar...
Ya en la primera votación de investidura del día 2, el
líder del PP, Mariano Rajoy, señaló
al candidato Pedro Sánchez (PSOE) de
ser el culpable del bloqueo institucional "y no yo, por decirle al Rey que
no tenía los apoyos... Este es el gran fraude de esta investidura: engaño,
fraude y fracaso." (Véase okdiario.com,
de 02/03/2016). El candidato le recordó al presidente en funciones su anuncio
de que solo daría un paso al frente "en caso de que usted fracasara. La
sorpresa fue que usted no fracasó; usted renunció. Dijo no al Rey y bloqueó la
democracia. Si hubiera tenido valentía y coraje, debería haber estado aquí
hablando y no sentado en su escaño." (Íbid.). Pablo Iglesias (Podemos) descalificó a Sánchez por su pacto con Ciudadanos; disipó la posibilidad de un
acuerdo que supusiera al menos el desbloqueo de la situación y le emplazó a
sentarse a negociar un pacto de izquierdas la próxima semana, sin Ciudadanos.
(Véase politica.elpais.com, de
04/03/2016). Albert Rivera
(Ciudadanos) calificó a Rajoy de
"perezoso; parece que le da pereza la investidura", lo que es igual a
inmovilismo; y situó al PP y a Podemos como los culpables de la
"pinza" que impide que España tenga Gobierno. (Véase elmundo.com, de 03/03/2016).
En la segunda sesión de investidura fallida de Pedro Sánchez, celebrada ayer, día 4,
el reparto de culpas estuvo igualmente presente. El candidato criticó a Rajoy por haber declinado el
ofrecimiento del Rey por huir de su responsabilidad, "llevando a un
periodo de incertidumbre y bloqueo". El presidente del PP y del Gobierno
en funciones contestó a Sánchez con
dureza, con expresiones de "fraude, engaño y farsa"; le acusó de
haber utilizado las instituciones a su favor, que calificó también de
"corrupción", advirtiéndole que "lo más nuevo no es
necesariamente lo mejor"; le acusó de "sectarismo" y le solicitó
que no bloqueara más la situación y que "deje gobernar a quienes los
españoles han dado mucha más confianza que a usted: 1,7 millones de votos más;
y trató, en fin, en descargar en él toda la responsabilidad ante una posible
convocatoria de elecciones... Pablo
Iglesias (Podemos) rechazó el acuerdo suscrito entre PSOE y Ciudadanos y
solicitó un gobierno "a la valenciana". "No ha habido ningún
tipo de margen para el acuerdo. al menos en este primer tiempo", tras
romper su equipo negociador la mesa a cuatro (con IU y Compromís), junto a los
suyos... Albert Rivera, en fin,
recordó a Rajoy que él no aceptó el
encargo del Rey, poniendo en jaque su papel constitucional, y que votara lo
mismo que Podemos y los independentistas. (Véase politica.elpais.com, de 04/03/2016).
Sea como fuere, según una encuesta de Metrocospia publicada hoy mismo por el citado diario, Rivera fue el ganador del debate, que
concita, además, la aprobación de los simpatizantes de casi todos los partidos,
menos los de Podemos.
Todos se han culpado; nadie se ha autoinculpado; han
llegado, incluso, más allá: inculpar al Rey, que se ha limitado a cumplir con
su papel constitucional, y le han devuelto a él la pelota, que está en su
tejado; pero ahora, lo más probable es que no convoque nueva ronda de consultas
hasta que el presidente del Congreso, --que refrenda sus actos en este ínterin-- no le informe de que alguno de
los partidos con más posibilidades tuviere garantías de formar Gobierno antes
del 2 de mayo, fecha de la convocatoria electoral.
Nadie le podrá volver a decir: "no tengo
apoyos", o los otros reprocharle a Rajoy
que bloqueó la democracia al no aceptar su encargo. Nadie, nadie, podrá volver
a decir los versos de la canción de Albert
Hammond, "Échame a mí la culpa" (1976): "Sabes mejor que
nadie/ Que me fallaste./ Que lo que prometiste se te olvidó..." O aquella
otra de Gabinete Caligari, "La
culpa fue del Cha-cha-chá" (1989): "Y yo bolinga, bolinga, bolinga/
Haciendo frente a la situación/ Con torería y valor." Al menos, dos lo
intentaron; pero sus votos fueron insuficientes; pero hay otras Españas todavía
esperando y expectantes.
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