jueves, 7 de julio de 2016

LA "BELLA PLASENCIA" EN LOS OJOS DE RICHARD ROBERTS

 
           El 1 de noviembre de 1859, el escritor y viajero inglés por España, reverendo Richard Roberts[1], visita Plasencia, procedente del Valle del Jerte, "población --señala-- de seis mil habitantes y una exquisita posición en el abarrotado Valle". A la capital del Jerte le dedica el capítulo XXIII de su obra An autumn tour in Spain in the year 1859 (Una gira de otoño en España en el año 1859)[2],  que Jesús A. Martín Calvarro recoge en su libro sobre los viajeros ingleses por Extremadura[3].
            Roberts comienza lamentándose de que, "en una ciudad tan importante, el centro de una región muy extensa", no haya tiendas de alimentos que puedan saciar su hambre, "como si el color (abundante en tiendas, de mantas y pañuelos) pudiese alimentar el voraz apetito que habíamos adquirido en los yermos extremeños". Recuerda que, según la tradición, una vez al año, "en junio, en la festividad de san Juan Bautista, se mata un buey..., pero faltaban casi ocho meses antes de que la próxima víctima pudiese estar disponible". No obstante, él y su séquito habían encontrado una posada por debajo de la catedral "donde podríamos descansar tanto como pudiésemos durante un par de noches". Salió de compras con su acompañante Purkis con escaso éxito, deambulando como "pordioseros de casa en casa", hasta que fueron informados que el vecino Rodríguez había matado "un hermoso cerdo". Bajaron a la bodega en compañía de su robusta esposa y "compramos una buena cantidad de costilla y volvimos en triunfo a la posada, habiendo adquirido previamente varias botellas de manzanilla que el señor Sykes y yo consideramos como una bendición, aunque lord Portalington juró que aquello no era mejor que cualquier potingue".
            En contraste con la desventajas alimenticias que halla en Plasencia, subraya Roberts que "pocas ciudades pueden vanagloriarse de una situación de tan excepcional belleza que satisfaga más que de sobra las expectativas provocadas por la pretendida derivación de su nombre". Recuerda a Ford (Londres, 1796-1858), viajero e hispanista inglés, quien subrayaba que "Plasencia, vista desde el exterior, es en verdad de lo más placentero; aquí el río, la roca y la montaña --la ciudad, el castillo y el acueducto--, bajo un cielo del más puro ultramarino, se combinan para encantar al artista". "La más majestuosa de las ciudades debería en verdad estar orgullosa de tal lugar", añade el reverendo.
            No olvida el viajero referirse al río Jerte, "claro como el cristal", que "fluye alrededor de tres lados, reflejando en su ancho pecho la parte oeste de la pintoresca y vieja muralla romana, con sus sólidas torres semicirculares y luego, a través de un rugoso cinturón de rocas que recuerda algunos exquisitos paisajes de ríos en el norte de Gales, continúa hacia adelante por campos lozanos y pastos frescos. Valle arriba se levanta una cadena de montañas con los picos nevados, mientras que las colinas del sudeste están cubiertas con olivares, viñedos y huertos en un contraste agradable con las rocas grises y el suelo desnudo que limita el panorama al oeste". El día "era precioso". El viajero y sus acompañantes dan un paseo por el puente de Trujillo. "Nos sentamos en una orilla con olor a tomillo, justo por encima del río, mientras sus aguas, cayendo por encima de una sucesión de pesqueras, llenaba el oído con un sonido sedante, soñoliento, absolutamente delicioso para unos viajeros como nosotros felices con un día de descanso. Algunos han comparado Plasencia con Toledo, ambas ciudades situadas en una plataforma rocosa y envueltas por tres lados por el río. Pero aquí cesa toda comparación. El Tajo en Toledo fluye en una corriente turbia, roja como el polvo del ladrillo..., mientras que el Jerte es pureza en sí mismo, a medida que se desliza entre los sonrientes prados de Plasencia".
            No le pasa inadvertida al reverendo Roberts que era la festividad de Todos los Santos. Se celebraba una gran función en la catedral, iniciada con una larga procesión encabezada por el obispo con un largo séquito de eclesiásticos y estudiantes de colegios cercanos, llevando cruces, cirios y estandartes. "Pasan solemnemente a través del pasillo y el claustro cantando algunos de los cantos gregorianos más dulces que jamás he oído". Después, durante el día, visitan la catedral más cuidadosamente. "Su solidez y el granito -apunta el viajero-- con el que está construida le transmiten una solemne majestuosidad que resulta muy impresionante".
            Los viajeros ingleses, presididos por Roberts, visitan los restos romanos de la ciudad y cerca del acueducto, de cincuenta y cuatro arcos, se encuentran con un grupo de pastores comiendo su almuerzo. Continuamente nos encontramos con grupos similares en su camino desde las montañas del norte, donde pasan el verano, hasta los pastos de invierno de Extremadura... Era una sorprendente estampa de vida pastoril ver a las pobres ovejas cansadas por el camino y a las descaradas cabras, con los enormes perros guardianes y los toscos pastores vestidos con pieles de ovejas, todos juntos al cálido sol bajo los arcos del viejo acueducto castigados por los elementos."
            El 2 de noviembre, antes de las diez de la mañana, cruzaban los ingleses el puente de Trujillo  "diciendo adiós a la hermosa Plasencia y a su delicioso río que parecía más atractivo que nunca brillando al sol de la mañana..." (Vid. cap. XXIV).
-----------------------------------------------------------------------------------

Notas:

[1] Richard Roberts (1814-1885), vicario de Milton Abas (Dorset, Inglaterra), recorre España de norte a sur desde octubre a diciembre de 1859 para dar a la imprenta su libro Au automne tour in Spain the year 1859 (1860), según anota José Ruiz Mas en su libro Guardias civiles, bandoleros, gitanos, guerrilleros, contrabandistas, carabineros y turistas en la literatura inglesa (1844-1994), pág. 62, obra en la que alaba a Narváez como creador del Cuerpo, al afirmar que "mayor beneficio no podría habérsele concedido a España durante el presente siglo".
 


[2] Vid.: Roberts, Richard: Au automne tour in Spain  the year 1859 (Una gira de otoño en España en el año 1859), Sanders, Otley and Co.,  Londres, 1860.

 


[3] Vid.: Viajeros ingleses por Extremadura (1760-1910), vol. II, Diputación de Badajoz, Badajoz, 2004, edición de Jesús A. Martín Calvarro, págs.  109 y ss.

 
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.