El Congreso de los
Diputados aprobó días pasados la prohibición de amputar la cola a los perros
por motivos estéticos y ratificaba, de esta forma, el Convenio Europeo de
Animales de Compañía, aprobado en 1987, pero no aplicado en España hasta la
fecha, aunque sí prohibido por siete comunidades autónomas, entre las que no se
encontraba Extremadura. El artículo 10 del citado Convenio prohíbe las
operaciones quirúrgicas a mascotas cuyo objeto sea modificar la apariencia de
un animal (estéticas) y, en particular, el corte de cola, orejas, sección de
cuerdas vocales y extirpación de uñas y dientes.
El mismo día, sin embargo, que Equo cantaba como victoria
esta ratificación de un Convenio Europeo, el Congreso derogaba el decreto ley
de reforma del sector de la estiba, que había levantado en armas a los más de
6.000 empleados del sector que, según Bruselas, trabajan en condiciones
privilegiadas, inaceptables en la UE. Los sindicatos rechazan la reforma y
amenazan con paralizar la actividad portuaria.
La estiba es la operación de manipulación de mercancía en
los puertos, que incluye las operaciones relacionadas con la carga, estiba,
desestiba, descarga y transbordo de mercancías. El valor de las mercancías que
mueven los puertos españoles alcanza los 200.000 millones de euros
anuales, el 20 por ciento del PIB. El
servicio de estiba se organiza a través de las Sociedades Anónimas de Gestión
de Estibadores Portuarios (Sagep), que tienen por misión la de seleccionar,
formar y gestionar a los trabajadores portuarios que prestan el servicio,
excluidas las mujeres que están llamando a la puerta... Las condiciones de
contratación se fijan en convenios pactados con el sindicato mayoritario, que
fijan turnos de trabajo de seis horas. Los trabajadores se agrupan en un
registro de estibadores, en una colegiación que la UE considera ilegal. El
salario de un estibador es de unos 68.000 euros de media anual (véase expansion.com, de 13/02/2017).
El origen del conflicto deviene de la sentencia de 11 de
diciembre de 2014, del Tribunal de Justicia de la UE, según la cual España
vulneraba el artículo 49 del Tratado, al obligar con carácter general a las
empresas estibadoras a inscribirse en una Sagep y al no permitirles recurrir al
mercado para contratar su propio personal. El Decreto Ley del Gobierno proponía
liquidar las sociedades de estiba y del registro de los estibadores, que
permitiría crear empresas de servicios de estiba, y establecía un periodo transitorio de obligación de
mantenimiento de la actual plantilla (el 75 por ciento el primer año, el 50 el
segundo y el 25 el tercero). El incumplimiento de la resolución de la justicia
europea ha acumulado una multa a España de 27.500 euros diarios (23 millones
hasta la fecha) y pasará a ser de 134.000 euros diarios de seguir así las cosas,
a partir del día 24 próximo... Ciudadanos había anunciado que votaría a favor,
pero rectificó antes de la votación. El ministro culpó al PSOE del
mantenimiento del conflicto al no apoyar el Decreto. El diputado
socialista por Cáceres, César Ramos, exigió en la tribuna, en
nombre de su partido, un pacto previo con los trabajadores para buscar un
acuerdo (véase elpais.com, de
16/03/2017). Hasta ahí llegamos. Se podría haber ahorrado su intervención que
nada añadió al debate, porque los trabajadores han rechazado hasta el momento
todas las ofertas de la patronal y del Gobierno, al no desear perder sus
privilegios. Como dijere el diputado del PP, Miguel Barrachina, "han dado un sopapo al Gobierno en el
rostro de los españoles", quien lamentó, además, "la falta de altura
del Parlamento..., porque el Decreto solo cumple la condena de Europa y es de
obligado cumplimiento". (Ibíd.). Y, además, la multa la pagaremos los
españoles, no ellos con sus salarios. Y, así, les da lo mismo: un año sin
trabajo, cobrando, y ahora para esto...
Cumplimos un convenio de la UE y rechazamos una
resolución de su Tribunal de Justicia. ¡Qué bonito! Para esto tenemos un
Congreso, como "el perro del hortelano, que ni come ni deja comer",
según la comedia de Lope. Eso sí,
los perros tendrán rabito y los extranjeros podrán seguir aprendiendo el fonema
vibrante múltiple "rr" con el conocido trabalenguas "El perro de
san Roque no tiene rabo/ porque Ramón Ramírez se lo ha cortado". O aquel
otro que decía: "Por la calle Carretas pasaba un perrito; pasó una
carreta, le pilló el rabito. Pobre perrito, cómo lloraba por su rabito..."
Con el rechazo del Decreto, el Congreso que nos representa nos ha cortado a los
españoles un trozo de nuestro rabito, a salvo el de los perros. A negociar,
señor Ramos. Ustedes están ahí para
algo más que para apretar el botón del "no es no". ¡Que no llegue Pedro Sánchez y les corte el rabo a ustedes...! por decir ahora
"no" y antes "sí".