Manuel Martínez Mediero
(Badajoz, 12/03/1937) ha sido economista de profesión y dramaturgo de vocación.
En Barcelona y Bilbao, donde finalizó su carrera, comenzó a escribir teatro
quizá movido por esa pasión por la libertad para sí y para los demás, en
palabras de Abdón Moreno, en el
reciente programa "52 minutos", de Canal Extremadura Televisión,
emitido el pasado 02/02/2017, con motivo de su 80 aniversario, titulado "Mediero, el hermano de Búfalo
Bill", en alusión al título de una de sus obras.
Confesaba la actriz Victoria
Vera en el citado programa que "Mediero
cambió el chip del Teatro Romano" y que solo por ello mereciere todos los
premios habidos y por haber. No abandonó, sin embargo, su tierra quien no
pudiere vivir sin ella. Regresó a Badajoz tras finalizar sus estudios para
desarrollar su profesión en la Delegación de Trabajo, sin olvidar la pasión por
el teatro. En el antiguo régimen estrena las principales obras de su producción
teatral, entre ellas "Las hermanas de Búfalo Bill" (1971), El
automóvil" (1973) o "El bebé furioso" (1974), muy vigilado por
la Junta de Censura de la época, que prohibió la representación de algunas de
sus obras, a pesar de lo cual sus estrenos se vieron enmarcados en grandes
escándalos de público y policía; sin embargo, su teatro ha sido considerado
como un revulsivo del tardofranquismo y la transición. Premio Nacional de
Teatro Universitario en 1965 por "La gaviota y el mar" y en 1970 con
"Espectáculo siglo XX"; premio a la mejor obra del Festival de Sitges
en 1969 por "El último gallinero"; premio "Ciudad de Alcoy"
1971 con "Las planchadoras"; Premio de la Crítica de 1975 por
"Las hermanas de Búfalo Bill", es reconocido por su amplia obra como
el autor extremeño más importante en la historia del teatro español
contemporáneo.
Al finalizar el
siglo XX, por Decreto 84/1999, de 29 de julio, se le concede la Medalla de
Extremadura "para un autor siempre con un multitudinario éxito de público,
que puede gráficamente ejemplificarse en los veinticinco mil espectadores de
las diez representaciones de su Lisístrata
en el Teatro Romano de Mérida", según se reflejaba en el Decreto.
En efecto, no puede decirse que Martínez Mediero no haya sido triunfador en su tierra. En 1980
estrena "Lisístrata", de Aristófanes,
en versión propia --la primera vez que la obra de un autor extremeño viere la luz
en las históricas piedras del Teatro Romano--, con Victoria Vera en el papel principal, y Manuel de Blas, Loreta Tovar
y Andrés Mejuto. Veintisiete años
después vuelve la obra al Teatro, con un cambio en el papel protagonista: Miriam Díaz-Aroca en lugar de Victoria Vera, ambas dirigidas por Antonio Corencia.
En julio de 1981, Mediero
lleva de nuevo al Teatro Romano su versión de "Fedra", de Séneca. Victoria Vera, Manuel de
Blas, Juan Carlos Naya y Manuel Caiceo formaron parte del elenco,
escrita, según el autor, "por amor a Fedra, a su génesis y a su calidad de
mujer" (véase elpais.com, de
17/07/1981).
En 1983, el autor extremeño sitúa en la escena del Teatro
Romano la obra "Tito Andrónico", de Shakespeare, dirigida por Antonio
Corencia, y encabezada en el reparto por Alberto San Juan, Javier
Gutiérrez, Nathalie Poza, Fernando Cayo, y Elisa Gelabert, entre otros.
En 2001, Mediero traslada
al Teatro Romano su versión de "César y Cleopatra", de Bernard Shaw, con dirección de Francisco Suárez e interpretación de José Luis López Vázquez, en el papel de
Julio César, y la actriz extremeña Maruchi León en el de Cleopatra.
Contaba el dramaturgo en el citado programa televisivo, que
su amigo, el actor Alberto Closas (Barcelona,
1921; Madrid, 1994), escribió a Margarita
Xirgú (Molins del Rey, Barcelona, 1888; Montevideo, 1969) --la primera actriz del Teatro Romano,
tras su reinauguración en época moderna, en 1933, con "Medea", de Séneca, traducida por Unamuno-- para que volviera a España e
interpretar juntos una obra de Mediero. Le
respondió la gran actriz española que había leído la obra con sumo agrado,
diciéndole que Mediero "es un
autor que dará mucho que hablar" y rogándole que le enviara otras obras
suyas. Esa carta fue de una gran satisfacción para Mediero, quien siempre la recordare en sus reuniones del Patronato
del Festival.
Hace diez años escribí, con motivo de su 70 aniversario y
de su jubilación como funcionario público, un artículo titulado "Memoria
recobrada de Manuel Martínez Mediero",
en el que, entre otras cosas, afirmaba: "Mediero, en fin, participa con Larra
en el espíritu crítico y la incomprensión, en su creencia en la libertad y
en el uso que hace de ella y, como Mesonero
Romanos, sigue siendo testigo y personaje dentro de la escena", la
escena de España y Extremadura, en el Teatro Romano de Mérida. (Véase mi libro
"Una mañana sin luz en Extremadura", Edit. Círculo Rojo, 2014, págs,
353-356, originalmente publicado en el
desaparecido diario digital "Extremaduraaldia").
Larga vida a un dios consagrado en el teatro y como
articulista de periódicos, al amigo fiel del que hubiere la dicha de un prólogo
suyo a mi obra "Punto final".
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