San
Renato (el que vuelve a nacer) o Renovato (aquel que ha sido restaurado, según la etimología latina)
fue obispo de Mérida desde el 616 hasta antes del 632. Enrique Flórez estima que estuvo como obispo dieciséis años. [1] En
el episcopologio emeritense aparece como el obispo decimotercero, tras Inocencio (605-616), seguido de Esteban I (632-637), mientras que en el
blog "La verdadera libertad" se afirma que es el decimocuarto prelado
emeritense. [2]
Lo poco que se conoce de él se debe al diácono Paulo quien, según Flórez [3],
"le conocía muy de cerca, pues refiere con tanta individualidad sus
cualidades que parece quiso dexarnos dos retratos, uno de su cuerpo y otro del
espíritu". Señala el diácono que "era godo, de familia noble en
linaje y muy ilustre en la sangre". Físicamente lo describe como
"robusto de estatura y de agradable rostro". Entre sus cualidades
subraya que era "de ingenio vivo y
perspicaz"; era "cultivado en artes y florecía en las ciencias
eclesiásticas y en las Sagradas Escrituras". Su espíritu era "manso,
sufrido, misericordioso, prudente, justo" y edificante en sus acciones.
Por ello, el autor de "España sagrada" señala que "fue hallado
digno de ser electo abad del monasterio Caulianense, situado junto al río
Guadiana", a unas dos leguas de Mérida [4].
Cuenta el diácono Paulo que el
obispo Renato tenía gran celo por el
bien de sus monjes, a quienes dirigía por la senda de la perfección "con
doctrina y el vivo exemplo"; pero sufrió mucho con el descarrío de uno de
ellos y, a pesar de las amables reprensiones
que le hacía, seguía cada día peor hasta que un día, por obra de un milagro, el
monje se arrepintió y estuvo sin sentido durante varios días. Renovato le ungió con el óleo de la
extremaunción y murió tres días después. "Enterrado en el modo
acostumbrado, después de quince años o más, el río Guadiana arruinó, con una de
sus avenidas, muchas fábricas vecinas, entre ellas el monasterio Caulianense."
Al restaurarlo los monjes, y al abrir la sepultura del citado, "salió un
olor maravilloso y encontraron su cuerpo tan incorrupto como si en la misma
hora hubiera sido enterrado, de suerte que ni el hábito ni los cabellos tenían
la más mínima lesión..."
El diácono Paulo
no da muchos detalles de Renovato
como pastor de la Iglesia emeritense, si bien deja patente "el zelo con
que miraría por el bien universal de las ovejas" y añade que "con su
doctrina, con su predicación y con su exemplo crió otros tales como era en sí
mismo, que todavía brillaba la Iglesia con su doctrina como la Luna por el Sol
que la gobernó por muchos años". Su cuerpo fue enterrado en una capilla
junto al altar de la Mártir Santa
Eulalia, junto a los de sus predecesores, Masona e Inocente.[5]
Allí permaneció durante el tiempo que reinaron los godos, hasta la llegada de
los sarracenos, en que Mérida padeció bastantes infortunios y, como estos no
respetaban a los santos que hubiere enterrados junto a la Mártir, los cristianos resguardaron las reliquias. En tiempo de los
Reyes Católicos, al hacer obras en
la basílica de Santa Eulalia,
"se descubrió en una concavidad de la pared, cerca del altar mayor, una
caja donde había cabezas y huesos de hasta doce o catorce santos. Y quiso
nuestro Señor manifestar cómo eran reliquias de sus santos porque demás de
sentirse un olor suavísimo en toda la iglesia, con que todos los presentes se
alegraban y bendecían al Señor..."
Su festividad se celebra el 31 de marzo. [6]
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[1]
Vid.: Flórez, Enrique: España
sagrada, Vol. XIII, Trat. 41, cap. 8, págs. 208-213.
[3] Ob. cit.
[4] Vid.: Wikipedia.
[5] Vid. : Blog
Cofrades, publicado por Javier
Campos (http://cofrades.sevilla.abc.es/profiles/blogs/san-renato-de-m-rida)
[6] Vid.: Deguate.com, publicado por Elsa Robles. (http://www.deguate.com/artman/publish/santo-de-hoy/san-renato-de-merida.shtml).
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