"El lenguaje de los ojos en
el arte" [1],
última obra del académico correspondiente de la Historia y doctor en Historia
del Arte, José Antonio Ramos Rubio, es
"un homenaje a la memoria de todos aquellos hombres que, a pesar de ser
invidentes, han conseguido calar en la sensibilidad de su generación y de las
siguientes, gracias a su merecido quehacer artístico, ya sea en el campo de la
pintura, escultura o la música", según afirma el autor en la Introducción
a la obra, que se la dedica a su padre, Antonio
Ramos Ciudad, fundador de la ONCE en Extremadura en 1940, "y a todos
los invidentes que con su esfuerzo diario han llevado la alegría a nuestros
hogares".
Para Ramos Rubio, la patología oftálmica está presente en el arte
egipcio, en el románico, en el renacentista, en el romanticismo, en la novela,
el teatro y la poesía. A pesar de haber sido invidentes, muchos artistas han
logrado creaciones pictóricas o musicales magistrales, dignas de admiración;
han conseguido desentrañar la vida sin luz en los ojos y, a pesar de todo,
`ver´ las cosas que les rodeaban. Es el caso de los artistas invidentes cuyos
apagados ojos han visto, porque han ido más lejos de la simple realidad, y nos
han transmitido lo más importante que poseemos las personas: los sentimientos,
muy difíciles de plasmar si uno no es un verdadero artista. Todos los tiempos
han conocido invidentes destacados por sus cualidades, desde Antonio Cabezón, el maestro Rodrigo, Johann
Sebastian Bach, el ciego de Daroca,
Miguel Fuenllana, Rafael Hernando y Palomar, Francesco Landino
y Francisco Salinas, hasta los más
recientes, como Montoliú o José Feliciano. También los pintores y
escultores tienen su puesto en la historia, desde Manuel Antonio Conshillo hasta José
María Acuña, pasando por el posible astigmatismo de El Greco, hasta pintores
tan conocidos como José Villegas y Antonio María Esquivel.
El autor aborda en su obra las
enfermedades ópticas fáciles de diagnosticar, apreciadas en los ojos de los
personajes reproducidos por el artista, y realiza un recorrido por la Historia
del Arte desde las primeras manifestaciones artísticas en las que aparecen
invidentes hasta las más recientes del siglo actual. Así, señala que, entre las primeras
manifestaciones de la Historia en las que se representan invidentes, destaca
"El ciego tocando el arpa", de la tumba del escribano egipcio Nakht (Tebas, 1400 a. C). o el de la
tumba de Patenemhab (Saqqara,
1500-1300 a. C.). En Grecia, la ceguera se considera una fuente de dicha, al
considerar que los dioses concedían a los ciegos la doble mirada, la capacidad
de adivinar para compensar la vista que habían perdido. El tema de la ceguera
en el arte griego está presente en las manifestaciones artísticas
representativas de Homero, el poeta
griego del siglo VIII a. C., el más admirado de la antigüedad, que consagra la
iconografía romana en el noble rostro barbado de un anciano ciego como él, que
sirve de referencia cultural y religiosa para generaciones posteriores, como
"La ceguera de Tharyris"
(cerámica ática del 430 a. C.), o "Un ciego tocando la pandereta",
del Museo Leyden (Holanda), que cantare Neruda:
"Ciego, será ayer tu mañana/¿Siempre será tu pandereta pobre/estremeciendo
tus manos crispadas?/ La mano que recibe,/ los ojos que no ven,/ la cara parda
lastimosa y triste/ golpeando en cada
salto de pared."
Los pintores han encontrado una gran
fuente de riqueza en los milagros de Cristo. Toda la vida de Jesús y sus
milagros han sido proyectadas por los pinceles de artistas como Nicolás Florentino en el retablo mayor
de la catedral vieja de Salamanca. En la Edad Media, las fuentes artísticas más
importantes son los manuscritos médicos medievales, cuya colección más rica
está en la Biblioteca Nacional de París, muy interesantes para poder estudiar
los avances científicos en la medicina, que alcanza un gran desarrollo en el
Renacimiento. En algunos grabados del siglo XVI se representan intervenciones
quirúrgicas por cataratas, tal es el caso de "Intervención de ojos",
de Heister, o el "Grabado de la
cirugía de cataratas", de Robert
James. En el Renacimiento se suceden intentos de educar a las personas
privadas de visión, como Girolando
Cardano, que usó letras de alfabeto en madera para que los ciegos
aprendieran a leer y escribir. Luis
Vives propuso la necesidad de integrar profesionalmente a las personas
ciegas. Durante la Edad Moderna no se impartía enseñanza a los ciegos; tan solo
se les asistía en asilos mantenidos por la mendicidad o con donativos.
Hay artistas que buscan para sus
obras temas moralizantes, que se inclinan hacia los emblemas, y otros que se
mantienen en el tema religioso, utilizando los Evangelios. El tema de la
curación del ciego de Jericó está representado por Duccio di Buoninsegna en la National Gallery de Londres, o la del
Museo del Ermitage, de Lucas van Leyden,
en 1531, así como El Greco, que la
plasma en dos ocasiones: la curación del ciego en la Galería Nacional de Parma
y en la Galería Dresde. Una de las obras pictóricas que trata el tema
ofltalmológico es "La parábola de los ciegos", de Brueghel, que se conserva en las
Galerías Nacionales de Campodimonte, en Nápoles, tema sobre el que vuelve Tintoretto, y las ilustraciones
bíblicas de Tissot. Otro de los
artistas que abordó la ceguera es Rembrandt
en la "La curación de Tobías". Velázquez
deja algunos testimonios de esta patología en los retratos de sus bufones, como
en el caso de Juan Calabazas, el Bobo de Coria, que se nos presenta
con los ojos desplazados hacia el fondo orbitario y con un tremendo estrabismo,
y del que existen dos retratos: el de la colección Cook (Estados Unidos) y el
del Museo del Prado. En el Siglo de Oro, Velázquez,
Francisco Ribalta, José Ribera, Zurbarán y Murillo
destacan en la centuria, en su mayoría con temas religiosos, debido a que sus
clientes eran de comunidades eclesiásticas. Zuloaga, que siguió a Velázquez,
pintó enanos, entre ellos "Gregorio el Botero", enano y bizco. Una de
las obras maestras de Goya es
"El ciego de la guitarra" (1778). En el siglo XVIII, el Neoclasicismo,
copia los antiguos modelos grecorromanos, en obras como "Edipo y
Antígona", de Brodowski.
En 1985 aparece el sistema Braille --al que será traducida esta
obra--, un código de lectura, cuyos antecedentes están en los métodos de Haüy (que fijó el abecedario) y Barbier (quien confiere el punto
prevalecer sobre el trazo continuo). En España, en 1842 se funda el Colegio de
sordomudos-ciegos y en 1847 se crea la primera escuela normal en el mismo. En
1849 aparece la Ley de Beneficencia, que señala que las personas ciegas y deficientes
visuales tenían derecho a ser educados en establecimientos adecuados, En 1852,
la Ley Moyano prescribe que tiene que
haber una escritura para sordos, mudos y ciegos en cada distrito universitario.
El 13 de diciembre de 1938 se crea la ONCE y, para su financiación, el Estado
le otorga la explotación del cupón pro ciegos.
Los artistas contemporáneos, como Picasso, Vázquez Díaz o Acuña, han
demostrado tener una profunda sensibilidad hacia el infortunio de los seres
humanos. Otros artistas se quedaron ciegos por diversas circunstancias: Juan Conchillos (Valencia,1641), Antonio María Esquivel y Suárez de Urbina (Sevilla, 1806). Degas sufrió una enfermedad que comenzó
a manifestarse cuando tenía 36 años. En el siglo XX, una serie de artistas
hacen de la ceguera el tema central de sus creaciones; Karl Hofer, Henry Lindegaard,
Alejo Lopomo, Adolph Gottlieb, Zak-Smith,
Robert Henriy, Alvar Cawen, Sue Coe, Jacob Kramen, o Colin Seft. Otros pintores ciegos contemporáneos son: Rosa Garriga, Rafael Arias y José María
Rodrigo Paredes.
Los
músicos invidentes.-La música es el arte que más difusión tiene hoy día, la
más valorada por todas las culturas; la que aviva el entendimiento y conmueve
el corazón. El arte musical es tan antiguo como el hombre. Ya se conocía en
Egipto. Los griegos conocían la melodía, que utilizaban para acompañar la
poesía, pero no conocían la armonía. El ciego Demódoco es un personaje de la Odisea, que canta en un banquete
episodios de la Guerra de Troya. Durante la Edad Media nos encontramos con
bardos, trovadores y maestros cantores, como Francesco Landino. Durante el Renacimiento. la música, tanto
cortesana como religiosa, alcanza cimas insospechadas. La música instrumental
renacentista española constituye una de las glorias de este momento histórico,
en el que hay que distinguir la música para órgano y para vihuela. El organista
de Felipe II, Antonio de Cabezón, compone una abundante obra para este instrumento.
Otro de sus coetáneos es Francisco de
Salinas, catedrático de música de Salamanca, y Miguel
Fuenllana, "un gran tañedor de vihuela". Otro de los artistas que
cierra la época del Renacimiento es Juan
Blas de Castro, autor del Cancionero
de Sablomara. En los Países Bajos
destaca Jacob van Eyck, ciego de
nacimiento. En 1611 nació en Daroca otro de los grandes maestros españoles, Pablo Bruna, conocido como El ciego de Daroca, organista de su
colegiata. Pocos músicos disponen de una
tradición musical como Johann Sebastian
Bach, que tuvo 53 antepasados músicos, y en el que cristalizan todos los
conocimientos musicales de sus antepasados. Hasta finales del XVII le suceden Pergolesi (1710), Gluck (1714), Haydn (1732),
Mozart (1756) y Beethoven (1770). En el siglo XIX destaca la figura de Hernando y Palomar (1822) y el
compositor alemán Giovanni Simone Maryr
(1763-1845). Un artista precursor de Andrés Segovia fue Antonio Jiménez Manjón (1866). Georges
Shearing, nacido ciego, comenzó a tocar el piano a los tres años. Nuestro compositor contemporáneo Joaquín Rodrigo, ciego desde los tres
años, estrenó en 1940 su pieza
musical de más éxito, "El
concierto de Aranjuez". En
nuestros días ha habido grandes músicos invidentes: Ray Charles, cantante, clarinetista y pianista; Gilbert Montagné (París,1951); el
cubano José Tejedor... Un caso
excepcional fue el músico Leslie Lembe
(1952); el tenor, escritor y productor musical Andrea Bocelli (La Toscana, 1952), autor de varias óperas; Clarence Carter quien, a sus 77 años,
aún ofrece conciertos. El músico indígena australiano Geoffrey Gurrumul Yunupingu (1970), que canta en la lengua yolngu. Art Tatum, conocido pianista
estadounidense de jazz. José Feliciano,
destacado cantante de boleros y baladas portorriqueñas. Stevie Wonder, cantante, compositor y productor discográfico, quien
recibió docenas de premios Grammy....
[1] Ramos
Rubio, José Antonio: El lenguaje de
los ojos en el arte, TAU Editores, Cáceres, 2018, 112 págs.