"Las
costumbres, tradiciones y bellísimas obras de arte de nuestros antepasados, que
siempre ha sido y será el tema más sugestivo de cuantos sentimos predilección
por la palabra escrita" es el objetivo de este libro [1]
que, "con buen fin y noble afán", los autores han querido recuperar,
afirma en el prólogo la alcaldesa de Garciaz, Concepción García Ávila. Los autores abordan en la obra el medio
natural, la historia, las obras artísticas, el patrimonio etnográfico y las
tradiciones populares.
Garciaz es un municipio de la provincia de Cáceres
adscrito a la comarca funcional de Trujillo. La extensión de su término es de 150,28 kms² y el casco urbano está
situado a 670 m de altitud en un paisaje de transición entre la penillanura
trujillano-cacereña y la configuración serrana característica de la Sierra de
Guadalupe. Situado en la divisoria de aguas Tajo-Guadiana en la Sierra de
Guadalupe, su término está bañado por dos ríos principales que llevan sus aguas
hasta el río Tajo, Garciaz y el Hornillo. Es un término que destaca por su
belleza paisajística y una naturaleza exuberante en especies vegetales
diferentes, presentando un terreno en el que se cultivan cereales, legumbres y
frutas, Amplias zonas de su término están integradas en diferentes espacios de
la Red Natura 2000, que certifican su
alto valor ecológico a nivel europeo. A nivel regional se cuenta también con un
Espacio Natural Protegido, la Sierra de Cabezas del Águila, de inmenso valor
florístico y faunístico. Un espacio propicio para el pastoreo, en el que
convive la encina con el roble y el matorral. Un valor añadido es la dehesa de
robles, algunos de ellos centenarios, catalogada
como la más extensa de Extremadura, motivo por el cual aparece en las actas
municipales, desde 1909, la celebración de la Fiesta del Árbol. Los vecinos se
dedican a la cría de ganado lanar y de cerda. El extenso término municipal
cuenta con dehesas y abundantes encinas que alimentan a rebaños merinos y
piaras de cerdos y una extensa y buena dehesa boyal, propiedad del municipio,
donde pastan vacas y ovejas de los vecinos.
El término municipal de Garciaz presenta una enorme
riqueza patrimonial arqueológica de la que se tiene constancia a través de los
numerosos hallazgos que se han ido produciendo a lo largo del tiempo. Los
restos más importantes hallados en Garciaz corresponden al Calcolítico, Edad
del Bronce y a la Edad del Hierro en Valdeagudo, Castillejos, Hoyas y
Castrejón. Son varios los castros serranos, fortalezas defensivas y de
protección, que evidencian que en el territorio cercano a Garciaz habitaron
pueblos celtas, concretamente los vettones. Los primeros asentamientos
localizados en el territorio corresponden a la Edad del Cobre, localizándose
restos al oeste y norte en las cumbres de Pedro Gómez y la Serrezuela de los
Lagares. El territorio vettón en el que se enclava Garciaz, estaría sometido a
diferentes grados de romanización entre los siglos I a. C. y IV d. C. En Fuente
Fría se halló un tesorillo de monedas, "el tesorillo de Garciaz",
compuesto por 1.634 monedas de bronce fechables entre los años 378-408, de
época bajoimperial. Los testimonios arqueológicos localizados en el término
municipal de la época romana son abundantes, así como la presencia visigoda en
la zona queda patente por las tumbas antropomorfas excavadas en la roca. Entre
finales del siglo XV y el siglo XVI, los europeos realizaron una gran labor de
descubrimiento, conquista y colonización del Nuevo Mundo, siendo Extremadura la
que envió un ingente número de conquistadores, colonizadores y evangelizadores.
Garciaz, que a finales del siglo XVI, contaba con 2.700 habitantes, envió a
numerosos de sus hijos, entre ellos a Hernán
Sol, compañero de Pizarro en la
conquista del Perú... En 1587, Garciaz llegó al techo en el crecimiento
demográfico, con 3.000 habitantes. A principios del XVII, la Guerra de Sucesión
asoló el territorio extremeño, lo que provocó una elevada mortalidad, que la
dejó en 200 habitantes en 1717. Durante la Guerra de la Independencia sufrió
los desmanes que destruyó muchos de los bienes muebles que se conservaban en el
templo parroquial. La población de Garciaz quedó más diezmada de lo que estaba
por la gripe del año 1898. En la primera mitad del XX residió durante un tiempo
en la villa el pintor extremeño Antonio
Solís Ávila, natural de Madroñera (1894), al que ambos municipios dedicaron
una calle. La escuela pública se creó en 1934. Garciaz cuenta con el título de
"Muy Ilustre Villa" y en 1906 recibe el escudo de armas. El escudo
municipal es del 2 de mayo de 1969.
Entre las obras artísticas más sobresalientes del
municipio destacan la iglesia parroquial de Santiago Apóstol, construida sobre un promontorio rocoso a 470 metros
de altitud, en varias épocas, del siglo
XV, cuyas cubiertas originales fueron sustituidas en el XVII. Fue declarado
monumento histórico-artístico de interés provincial el 1 de julio de 1977.
Entre las ermitas hay que destacar la ermita
de la Caridad, cuyos orígenes se remontan a la Cofradía de la Caridad, en
el año 1574; la ermita de Nuestra Señora
de la Concepción, en las afueras del municipio, de 1635. Y la ermita
de la Portera, agregada a la parroquia de Herguijuela, pero situada en el
término municipal de Garciaz.
En la obra se estudian, además, la historia de los
cruceros y cruces de término, entre las que se destaca la Cruz del Guijo, así
denominada porque está fabricada con guijarros sobre una base triangular,
dedicada a los vecinos que perdieron sus vidas por efectos adversos de la
naturaleza. El rollo jurisdiccional levantado en el centro de la Plaza Mayor,
que antes estuvo en el Cerro de la Horca, a las afueras del municipio. Y los
puentes, entre los que se cita el Puente de la Villa u Hoya de Albarrán; el
puente a Hoya de Tejares, en el camino viejo de Conquista desde Garciaz; el
puente Butrera; el puente de San Miguel; el puente de la ermita de Nuestra
Señora de la Concepción, y el puente de Santa Ana.
Otro capítulo del libro está dedicado al patrimonio
etnográfico, entre el que destaca el pósito, vigente hasta hace algunos años;
la arquitectura popular y sus casonas de un sabor rural entrañable; los pozos
de nieve, de cuya existencia se tienen noticias desde el siglo XVI, y en los
que se guardaba la nieve y el hielo y que se vendía por toda la comarca para la
conservación de alimentos, y de los que se documentan hasta cuatro; las fuentes
y pozos, como el Pozo de la Retuerta, La Fontailla, el Pozo Cerrao o el Pozo
Nuevo; la antigua fábrica de harinas, del primer tercio del siglo XX; la
antigua almazara, en funcionamiento durante la segunda mitad del siglo XX,
dedicada principalmente al aceite de oliva; el molino hidráulico; las bodegas,
destinadas a la transformación de la uva en vino; las cochineras, para la cría
del cerdo; el horno de los Majalillo, un horno tejar ahora arruinado y
abandonado; el lavadero municipal de ropa, y el puente de las tres lanchas,
obra singular de la arquitectura popular.
Finalmente, se abordan las tradiciones populares, entre las que sobresalen la Cruz de Mayo y la del Rosario, las más antiguas; y la de Nuestra Señora de la Caridad, el 1 de enero; las Candelas, en febrero; el tallaje de los quintos; la matanza; las fiestas de Semana Santa; el Jueves del Corpus; la Feria de Ganado de San Juan, y las fiestas del Rosario, el primer domingo de octubre.
---------------------------------------------------------------
[1] Ramos Rubio, José Antonio y De San Macario Sánchez, Óscar: La Historia y el arte de la muy ilustre
villa de Garciaz". Edit.: Diputación Provincial de Cáceres, Cáceres,
agosto, 2018, 279 págs.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.