Estamos confinados por decreto; pero hubiere otros muchos españoles en época reciente confinados sin necesidad de decreto alguno. Fueren secuestrados para extorsionar al Estado, a sus familias, y para hacer caja, bajo amenaza de muerte, a sus rehenes. Fueron los grandes confinados, ya casi olvidados, excepto para su familia, y algunos más. Nadie quiere hablar de ello, pero muchos todavía les recuerdan porque viven para contarlo. No esperaban el levantamiento de un estado de alarma que les devolviera la libertad. Soñaban con los suyos, con la libertad arrebatada.. Y en medio de sus sueños, hacían ejercicio físico en su espacio mínimo para que la sangre fluyera libremente, a la espera de ver algún día el sol y el aire perdidos. Se mantenían con lo que les daban ... y pararon el virus ellos solos, con una ayuda exterior que nunca les olvidó: la Guardia Civil de ayer, de hoy y de siempre, que se mantenía en alerta sin que nadie la hubiere declarado.
Perdida su libertad, inhumaron en el zulo todos sus
derechos. Hoy, muchos mayores pierden la vida sin que nadie pueda impedirlo ni
despedirlos. Los niños, enclaustrados en sus casas, se enrabietan por su
libertad perdida. Sociólogos, psicólogos y pedagogos claman contra los
políticos: "No saben lo que es ser niños y estar encerrados..." A las
mascotas se les permite el paseo, pero no a los niños, que también necesitan
moverse, correr y jugar..., como en Francia y Bélgica.[1]
Son muchos los que llevan el confinamiento sin más
sufrimiento añadido de que acabe cuanto antes; otros que se valen de mil y una
argucias para intentar saltarse a la torera unas normas para todos y por el
bien de todos. Para los grandes confinados sin decreto no hubo piedad alguna:
sus raptores tan solo perseguían sus viles objetivos de chantajear al Estado, a
la familia y a la sociedad entera.
José Antonio
Ortega Lara (Montuenga, pedanía de Madrigalejo del Monte, Burgos, 1958),
funcionario de prisiones en el Centro Penitenciario de Logroño, hoy retirado,
permaneció secuestrado por la organización terrorista ETA durante 532 días, el
secuestro más largo. El objetivo de los
secuestradores era pedir el traslado de los presos de la organización
terrorista a cárceles vascas. Secuestrado el 19 de enero de 1996, la Guardia
Civil le localizó en un zulo de Mondragón el 1 de julio de 1997, operación en
la que fueron detenidos sus cuatro secuestradores. Durante su secuestro perdió
veintitrés kilos, masa muscular y densidad ósea; sufría estrés postraumático,
ansiedad y depresión. A la luz del sol, en la plaza de Burgos, sus ojos no se
hacían a ella y permanecían perdidos ante la luz... Una semana después, la
banda terrorista respondía el 10 de julio con el secuestro y posterior
asesinato (en cuarenta y ocho horas) del concejal popular de Ermua (Vizcaya) Miguel Ángel Blanco (Ermua, 1968;
Lasarte-Oria,13/07/1997). Toda España se
movilizó por su vida: hubo grandes manifestaciones, cinco minutos de silencio
ante los ayuntamientos la misma mañana de su fallecimiento. De nada sirvieron
para los asesinos, que persistían en el acercamiento de los presos, petición
desoída por el Gobierno. Tras su muerte se acuñó el término espíritu de Ermua y se creó una
Fundación con su nombre, que su hermana, Marimar
Blanco, mantiene viva. El pasado 12 de marzo volvió a ser noticia por el
fallecimiento en Vitoria de su padre, Miguel
Blanco, a quien le dieron la noticia del secuestro de su hijo cuando
regresaba a casa de su trabajo.[2]
María Ángels Feliú
Basols (Olot, Gerona, 1958), más conocida como la farmacéutica de Olot, sufrió 492 días de secuestro, que resistió entre
el 20 de noviembre de 1992 y el 27 de marzo de 1994, el más largo confinamiento
sufrido en España por una persona sin móvil terrorista, con un fin
exclusivamente económico. Permaneció encerrada en un agujero, sin luz, con
ratas y bichos, donde no podía estirar las piernas, acostarse o ponerse en pie.
El lugar en el que permaneció era la pequeña localidad barcelonesa de San
Vicente de Torelló, desde el que solamente podía oír a los niños durante el
recreo y las campanadas del reloj de la iglesia, datos que sirvieron a la
Guardia Civil para la localización del zulo, una vez puesta en libertad. Uno de
los secuestradores era el jefe de la policía local de su pueblo. Fue liberada
por la persona encargada de su custodia en las proximidades de una gasolinera
cerca de la localidad de Parets del Vallès. Los secuestradores fueron
condenados a penas de entre 5 y 17 años de prisión.[3]
Emiliano Revilla Sanz (Ólvega, Segovia, 1928), empresario, fue secuestrado en Madrid el 24/02/1988 por la organización terrorista ETA. Su secuestro duró 249 días y fue liberado por sus captores en las proximidades de su casa madrileña el 30 de octubre del mismo año. [4] La familia, según se publicó entonces, pagó 1.000 millones de pesetas por su liberación. [5] Hoy, el señor Revilla es teniente de alcalde de su pueblo natal. Ha impulsado obras como los centros de Salud y Social, la variante o el asentamiento de empresas en la localidad mediante la creación de una gran polígono industrial que lleva su nombre. [6]
Además de estos tres grandes confinados, no podemos
olvidar a otros secuestrados que pasaron a la historia, además de por su vida
política, empresarial o social: Javier Rupérez (Madrid, 1941), político
y diplomático español, miembro del PP desde 1989, fue secuestrado por ETA
político-militar el 11/11/1979, quien lo mantuvo cautivo durante 31 días. Fue
liberado junto a una gasolinera cercana a Burgos.[7] José María Ryan (Bilbao, 1943;
Zarátamo, Vizcaya, 1981) fue un ingeniero industrial español asesinado por la
organización terrorista ETA militar cuando trabajaba para la empresa Iberduero
como ingeniero-jefe en la construcción de la central nuclear de Lemóniz
(Vizcaya). Fue secuestrado el 29/01/1981 cuando salía de la central y
trasladado a una lonja de Basauri, donde le retuvieron en un zulo. Los
secuestradores le pidieron al Gobierno que la central fuese demolida en una
semana, exigencia que no fue cumplida. Su cadáver apareció el 6 de febrero en
un camino forestal entre Zarátamo y Arcocha con un disparo en la cabeza. Las
obras de la central nuclear fueron paralizadas definitivamente en 1988. Julio Iglesias Puga (Orense, 1915;
Madrid, 2005), ginecólogo, padre del cantante Julio Iglesias, conocido como Papuchi, fue secuestrado por ETA el
30/12/1981, que le mantuvo retenido en Trasmoz (Zaragoza), por motivos económicos
durante 19 días. Fue liberado el 19 de enero de 1982 por un grupo formado por
la Policía y la Guardia Civil.[8]
Roberto Lertxundi (Bilbao, 1948),
médico ginecólogo y político, quien en un momento de espiral terrorista de ETA,
mostró su condena a la organización, lo que provocó su secuestro durante unas
horas en abril de 1981.[9] Luis Suñer Sanchís (Alcira, Valencia, 1910-1990),
industrial. Secuestrado por ETA el 13 de enero de 1981 tras hacerse pública una
lista de Hacienda de contribuyentes al fisco, en la que destacaba, y puesto en
libertad el 13 de abril, noventa días después. [10] Diego Prado y Colón de Carvajal (Quito,
Ecuador, 1930; Madrid, 1995), empresario español, descendiente directo de
Cristóbal Colón. El 25/03/1983 fue secuestrado por la banda terrorista ETA,
cautiverio en el que permaneció 73 días, hasta el 6 de junio. El secuestro fue
motivado por ser una persona integrada en la oligarquía española y por sus
relaciones con la Casa Real. [11] Publio Cordón (Villar de Maya, Soria,
1935; asesinado a mediados de julio de 1995). Capturado el 27/06/1995, tras
pagar en París el rescate de 400 millones de pesetas solicitado, el GRAPO
informó a la familia que sería liberado ese día, pero no sucedió. Tras diversos
anuncios y contactos fracasados, en 2000 fue detenido Francisco Silva, que
declaró que Cordón fue asesinado antes del
pago del rescate al intentar fugarse. Entre 2008 y 2009, la Guardia
Civil buscó el cadáver sin resultados. En enero de 2005, el Tribunal Supremo
concedió la pensión de viudedad a la mujer de Cordón. En 2012, el Juzgado de
Primera Instancia número 12 de Zaragoza emitió una orden por la que se le
declaraba oficialmente fallecido. Su cadáver no ha sido todavía hallado.[12]
Los grandes confinados vivieron para contarlo; otros
perecieron durante el secuestro. No hubo para ellos decreto de confinamiento.
Su libertad y los derechos humanos les
fueron arrebatados. Y nosotros nos quejamos ahora de hallarnos en estado de
alarma por un virus mortal. Empezamos a valorar la vida, que no hay más que
una, y la perdemos en el camino.
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[1] Vid.: Lucas, Beatriz: Los políticos están locos, no saben lo que
es ser niño y estar encerrado, en El
País, de 24/03/2020.
[2] Vid.: L. Caro, Laura: Fallece en Vitoria el padre de Miguel Ángel Blanco,
símbolo de la lucha contra ETA, en ABC
de 14/03/2020.
[3] Vid.:. C. M. y P. M.: Secuestro de la farmacéutica de Olot:
Sabemos que estás implicado, en ABC
de 25/11/2022.
[4] Vid.: García, Javier y Ruiz de Azua,
Victorino: ETA MiIitar secuestró a Emiliano Revilla para
presionar al Gobierno ante la falta de acuerdo, en El País, de 27/02/1998.
[5] Vid.: El secuestro de Revilla, la baza de
ETA para mostrar que su lucha era
permanente, en Efe, de
23/02/2018.
[6] Vid.: Ayuntamiento de
Ólvega.es/pleno-ayuntamiento.
[7]
Vid.: Pérez Barredo, Rodrigo: ETA
libera en Burgos a Javier Rupérez, en diariodeburgos.es,
de 08/12/2008.
[8] Vid.: López-Varela, Ana: El dramático secuestro que mantuvo en vilo a
Julio Iglesias (y a toda España), en revistavanityfair.es/celebrities/articulos/secuestro-doctor-iglesias-puga-julio-iglesias-eta,
de 29/12/2019.
[9] Vid.: Unzueta, Patxo: Roberto Lertxundi, secuestrado durante dos
horas por luchar contra ETA, en El País, de 04/04/1981.
[10]: Vid.: Alós Alzira, Carlos Treinta años del secuestro de Luis Suñer,
en Levante, de 30/01/2011.
[12] Vid.: Cordón Munilla, Publio, en Gran Enciclopedia Aragonesa (GEA), de
27/06/2011.
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