Antes de la aparición del
periodismo moderno y la sistematización de la crónica como género periodístico,
se consideraba cronista al escritor de un lugar (pueblo o ciudad) que narraba
los hechos que consideraba dignos de recuerdo, de pasar a la historia, registrados
en el tiempo. El cronista oficial es historiador, cronista del pasado; el
cronista local, el periodista, es el historiador del presente. Los cronistas
municipales dan a conocer hechos y difunden fechas, personajes, tradiciones y
costumbres que dieron fisonomía al municipio a lo largo de la historia. Para
algunos, la figura del cronista oficial carece de valor en la actualidad. Otros,
en cambio, apuestan por mantener su figura.
Entendemos
por crónica un género literario incluido en la historiografía que consiste en
la recopilación de hechos históricos narrados en orden cronológico. La palabra
viene del latín cronica, que a su vez
procede del griego cronos; es decir,
tiempo. Hacia 1870, año en que el autor inicia la Crónica de la ciudad de Trujillo [1],
aparece el periodismo informativo como un fenómeno definido, que coexiste
durante cierto tiempo con el periodismo de corte ideológico. En este contexto,
el profesor Martínez Albertos define
la crónica como una narración directa e inmediata de una noticia con ciertos
elementos valorativos, que siempre deben ser secundarios respecto a la
narración del hecho en sí, y que intenta reflejar lo acontecido entre dos
fechas. [2]
Pues
bien, el cronista oficial de Trujillo (Cáceres) y asesor histórico-artístico
del Ayuntamiento de la citada ciudad,
José Antonio Ramos Rubio, ha realizado un largo excurso sobre la historia
de la ciudad, pasando de ser cronista del pasado a cronista del presente, como
un historiador y periodista que, aunque no haya vivido todos los hechos que
recoge en su crónica, los conoce y los revive en las crónicas de los periódicos
de la época que recopila en su Crónica de
la Ciudad de Trujillo. Así, refleja en esta obra la vida en la ciudad de Trujillo
teniendo como referente las miles de páginas de la revista “Comarca de
Trujillo”, “Mi Larguero y Yo” (1886), “El Mercantil” (1892-1893), “La Defensa”
(1893), “La Razón” (1893), “La Región” (1896-1900), el primer periódico que
recogía noticias de la comarca; “El Cornetín” (1897-1898), “El Binomio”
(1899-1900), “El Eco Extremeño” (1899), “La Voz de Trujillo” (1901-1902), “El
Eco de Trujillo” (1902), “La Unión Republicana” (1903-1905), “El Campeón”
(1905-1907), “El Obrero” (1905), “La Opinión” (1908-1974), “El Adelanto”
(1915), “Voz Regional” (1919), “Ensayos (1922), revista quincenal ilustrada de
arte y literatura; “La Muralla” (1932-1936), “Campo” (1933), hoja informativa
del Instituto Laboral de Trujillo; “Semilla” (1953), boletín informativo del Instituto
Laboral; “Adelante” (1955) y “Trigo” (1977).
Según
el autor, “el historiador se encuentra impotente para recorrer la diversidad
fenomenológica de los acontecimientos… Tenemos la mala costumbre de ser
historiadores de tiempos lejanos y estamos sitiados por el período que no
estudiamos: el nuestro. Ante esta obra, reconoce, me he enfrentado a una
dificultad: relatar una historia que he vivido, convirtiéndome en historiador
de mis propios testimonios”.
Trujillo
es, en efecto, como señala el autor, “una crónica histórica de memorias”. La
ciudad del monumento a Pizarro, el hijo más ilustre de la
ciudad, fue inaugurado el 2 de junio de 1929, gracias a los buenos oficios del
duque de Alba, con asistencia del rey Alfonso XII, el general Primo de Rivera y
la viuda del escultor, Mary Harrimann, quien descubrió la escultura. Trujillo
es la ciudad de la feria agroganadera,
que se celebra desde 1979 en el Mercado Regional de Ganados que, además del
ganado ovino y bovino, acoge también a caballos de pura raza española. La
ciudad donde fallece un héroe del 2 de mayo de 1808, el teniente Ruiz de Mendoza, que murió en la ciudad el 14 de mayo de
1809 por herida de bala y cuyos restos fueron trasladados a Madrid al monumento
erigido en la Plaza del Rey en su honor, tras su exhumación en la iglesia de
San Martín.
Trujillo
no se entiende sin su patrona, la Santísima
Virgen de la Victoria, su fiesta festiva por excelencia, coronada en 1954
por el nuncio en España, monseñor Cicognani. En 1961, por iniciativa don Ramón
Núñez, se bajó la Virgen desde el castillo y con toda la ciudad en la plaza, se
le cantó por primera vez la Salve. En 2003 se celebraron durante todo el año actos
con motivo del cincuenta aniversario de la coronación canónica.
Trujillo
fue menos ciudad de lo que pudo ser si se hubiera llevado a cabo el proyectado ferrocarril Cáceres-Trujillo-Logrosán,
cuya línea quedó inconclusa una vez iniciadas las obras, tras colocarse la
primera piedra el 28 de enero de 1912. Don
Juan Tena es otro nombre de la historia de la ciudad: fundador de la
Congregación Hijas de la Virgen de los Dolores, escritor, académico,
correspondiente de la Real de la Historia y archivero de Trujillo. El Palacio
de Lorenzana acoge la sede de la Real
Academia de Extremadura de las Letras y las Artes, cuyas obras de
restauración se iniciaron en 1983, inaugurada por Su Majestad la Reina doña
Sofía el 9 de octubre de 2000. El mismo día, Su Majestad el Rey don Juan Carlos
inauguraba la factoría Navidul, dedicada
a la fabricación de productos del cerdo ibérico.
La
crónica de Trujillo no se entiende sin los Coloquios
Históricos de Extremadura que, organizados por el CIT en 1971, vienen
celebrándose desde entonces; ni los tres Días
de Extremadura celebrados en la Plaza Mayor en 1983,1984 y 1985. Tampoco
sin la Feria Nacional del Queso,
inaugurada en 1986 en la plaza, que ha potenciado el sector quesero, impulsado
el turismo y la instalación de empresas del sector, sin olvidar tampoco su
tradicional Chíviri, Fiesta de
Interés Turístico, que arranca de tiempos decimonónicos, y la Semana Santa Trujillana, ambas fiestas
de Interés Turístico Regional. [3]
En
1987 se inauguraban las primeras salas de la Fundación Xavier de Salas, que ha acercado al público la riqueza
histórica de España e Iberoamérica. La Obra
Pía de los Pizarro, que tiene su sede en el palacio de los
Barrantes-Cervantes, que don Hernando Orellana-Pizarro, titular del Patronazgo,
ha puesto en marcha tal y como estipularon sus antepasados los Pizarro
conquistadores, realiza una gran labor en beneficio de la cultura y del
patrimonio histórico-artístico de la ciudad.
Trujillo
es, en fin, la ciudad donde tuvo lugar la firma del protocolo de fusión de Caja
Plasencia y Caja Cáceres, en enero de 1989, dando lugar a Caja Extremadura; la sede del Museo
del Traje de Enrique Elías, gracias a la iniciativa del prestigioso modista
trujillano de su nombre. Trujillo recibe el título de Excelencia en 1892 por la
reina María Cristina [4] y de Insigne y Muy Heroica en 1997 por la Junta de Extremadura. [5] Y Trujillo es, en fin,
sede un Centro de Alta Resolución,
que cuenta con Cirugía Ambulatoria, policlínica y consulta de especialidades,
medios diagnósticos y servicios de urgencia, inaugurado en mayo de 2009, en la
que el propio cronista y sus padres forman parte de esa crónica viva. (Prólogo al libro Crónica de la ciudad de Trujillo (comprendida entre los años 1870-2020,
de José Antonio Rubio Ramos).
[1] Vid.: Ramos
Rubio, José Antonio: Crónica de la
ciudad de Trujillo (comprendida entre los años 1870-2020), Tau Editores,
Cáceres, 2020, 228 págs.
[2] Vid.: Martínez Albertos, José Luis: Redacción periodística (Los estilos y los géneros en la prensa escrita), A.T.E, Barcelona, 1974, págs. 71 y 77.
[3] Vid.: Orden de 1 de octubre de 2012 por la que se declara Fiesta de Interés Turístico de Extremadura la fiesta “Semana Santa Trujillana” en la ciudad de Trujillo, en DOE núm. 200, de 16 de octubre de 2012.
[4] Vid.: Real Decreto de la Reina Regente María Cristina, “en nombre de mi Augusto Hijo el Rey D. Alfonso XIII, queriendo honrar la memoria de D. Francisco Pizarro, natural de Trujillo, conquistador del Perú, con motivo del cuarto Centenario del descubrimiento de América, vengo en conceder al Ayuntamiento de Trujillo el tratamiento de Excelencia”, en la Gaceta de Madrid, núm. 290, de 16 de octubre de 1882.
[5] Vid.: Orden de 6 de febrero de 1997, por la que se aprueba el título honorífico para la ciudad de Trujillo, en DOE núm. 31, de 13 de marzo de 1991.
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