Ingresó en el Seminario de San Atón de Badajoz el
10/09/1945, tras haber cursado los estudios primarios en su pueblo natal y el
examen de ingreso y el primer curso de Bachillerato en el Instituto San Isidoro
de Sevilla. En San Atón se incorporó al segundo curso de los estudios
eclesiásticos, realizando cuatro años de Latinidad, tres de Filosofía y cuatro
de Teología, concluyendo su preparación en el curso 1956-1957. Fue ordenado
sacerdote el 29/06/1957 por el obispo de Badajoz, José María Alcaraz y Alenda.
Su primer destino
como sacerdote sería Santa María de Navas, pedanía de Montemolín, de 300
habitantes, muy cercana a Monesterio, su pueblo natal, del que afirmó guardar
un gratísimo recuerdo tras su primera experiencia sacerdotal de siete años.
“Aprendí mucho de aquella buena gente, sencilla y encantadora”, confesaba en
marzo de aquel año. [1]
Tras un mes como
párroco provisional de Usagre, es destinado a la parroquia de Santa Marta de
los Barros, en la que permaneció un año (septiembre de 1964 a agosto de 1965),
en que se traslada a Mérida para hacerse cargo de la recién creada parroquia de
Cristo Rey en calidad de párroco, pero cuya inauguración no se llevó a cabo
hasta el 6 de octubre de 1965. Mientras tanto, celebró los cultos en la iglesia
del Carmen, cedida por la Diputación Provincial al Obispado.
Una de las primeras actividades que realizó fue hacer
personalmente un Padrón parroquial (conservado en el archivo de la parroquia),
que tardó seis meses en llevarlo a cabo y que le permitió conocer a todos sus
feligreses. Asimismo, por su afición al fútbol fue nombrado capellán del Mérida
Industrial C. F. el 1 de julio de 1967.
El
obispo le encomendó la construcción de una nueva iglesia en el lugar conocido
por El Calvario, que proporcionaría servicios a unos 4.000 feligreses.
Iniciadas las obras, en los cimientos de la ermita se descubrió el Castellum aquae, depósito de aguas del
acueducto romano de Los Milagros, del que se abastecía la ciudad en época
imperial. Las obras fueron suspendidas y el solar sometido a un expediente de
expropiación que duró tres años, hasta conseguir la venta y la indemnización de
los terrenos para la iglesia y las dependencias parroquiales para los servicios
pastorales y las viviendas para el párroco y el coadjutor. Las obras concluyeron en 1978, gracias a los
donativos de los emeritenses, inaugurándose la nueva iglesia el 2 de abril de
1978, con una misa de acción de gracias celebrada por el obispo Doroteo Fernández.
En
los años 60 conoció al promotor y director nacional de las Escuelas Familiares
Agrarias, el ingeniero Joaquín Herreros,
a quien implicó para crear una de ellas en Mérida. La Escuela Familiar Agraria
“Guadaljucén”, situada en la estación de Aljucén, fue realidad en 1969 y por
ella han pasado decenas de promociones de jóvenes que han recibido esa
formación. En 1972, tras la construcción del nuevo Hospital Psiquiátrico, logró
que la iglesia del Carmen pasara a su original propietario: el Obispado, tras
un uso compartido con la Diputación Provincial de Badajoz.
Una actividad de la parroquia con la que consiguió un
gran éxito fue el Magno Belén del Calvario, once años de exposición de este belén
que recibió la visita de muchos miles de personas, tanto de Mérida como de la
comarca.
De 1987 a 1996 ocupó el cargo de arcipreste de Mérida,
cargo que considera “el de más responsabilidad que se me ha encomendado en mi
ministerio sacerdotal”. Desde octubre de 1996 es canónigo de la concatedral de
Santa María, instituido por el arzobispo Antonio Montero para el servicio del
culto del templo. En 1998 hizo posible el Centro de Transeúntes P. Cristóbal de
Santa Catalina, gracias a la mediación del entonces presidente del Senado, el
emeritense Juan Ignacio Barrero, de
Renfe y de Caja Badajoz, que habilitó el edificio, inaugurado el 18 de mayo de
1998, que llevan las Hermanas del P. Cristóbal, junto a un encomiable grupo de
voluntarios y con el eficaz apoyo de la Campaña del Mochuelo.
Desde 1982 estuvo implicado en esta popular campaña del
Mochuelo, con independencia de su condición de párroco de Cristo Rey. Varias
circunstancias influyeron para engancharse con esta solidaria campaña. “A
principios de los ochenta, recuerda, era presidente de Cáritas Interparroquial
y tuve ocasión de comprobar los apuros económicos por los que pasaban algunas
asociaciones, en las que había tantas personas voluntariosas implicadas, que
estaban dando lo que más nos cuesta dar: nuestro tiempo, y además tenían que
preocuparse de buscar los medios materiales para realizar su labor benéfica.
Esta inquietud coincidió con que llegó a mi conocimiento esta idea radiofónica
Campaña del Mochuelo, que ya había tenido una corta experiencia en los años sesenta
y que, desde el primer momento, intuí como un excelente medio para generar
fondos para estos fines sociales.”
Hay que subrayar también la publicación mensual del
Boletín Parroquial, que distribuye gratuitamente en todas las casas de la
feligresía, durante cuarenta años, en la que dejó plasmada la historia de la
parroquia y que, con motivo de sus bodas de plata, reunió en un libro relatando
lo que habían sido estos 25 años.
[1] Vid.: Delgado
Rodríguez, Fernando, cronista oficial de Mérida: Semblanza de Guillermo Soto Burgos, que figura en el expediente
instruido por el Ayuntamiento de Mérida para su declaración como Hijo Adoptivo.
Véase también “Mérida promueve el
nombramiento de Guillermo Soto como hijo adoptivo”, en Monesterio información, de marzo de 2007, pág. 6.
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